HAMBURGO.- Organizar encuentros sociales se ha vuelto algo muy variable en la era de los teléfonos móviles, el e-mail y las redes sociales. La gente evita hacer planes fijos cuando sabe que puede pensarlo un poco mejor antes de la próxima llamada, actualización o "tweet" (mensaje en la red social Twitter). Pero ¿se trata de un triunfo de la independencia o de una nueva forma de excesiva honestidad social?
El tema es objeto de debate actualmente. Las nuevas tecnologías, como los smartphones y Facebook, parecen haber convertido los planes en algo del pasado y las costumbres están cambiando para adaptarse a la nueva realidad.
Las generaciones mayores no están cómodas con esta nueva forma de relacionarse. La escritora Meike Winnemuth, de 49 años, se quejaba hace poco en el periódico "Suddeutsche Zeitung": "Es mejor hablar con vaguedad cuando se acepta una invitación, organizar las cosas muchas veces, cancelar a último minuto. ´Estamos en contacto´. ´Nos hablamos´". Parece como si nadie dijera realmente "no". El verdadero tabú social es no estar en contacto o no estar conectado cuando alguien quiere cancelar.
La psicóloga Gabrielle Rütschi escribió al respecto en el 2008, en su libro "Quizás: amarras que no atan". En el libro argumentaba que el e-mail y los SMS hacían más fácil que todo el mundo mantuviera sus agendas abiertas, lo que implicaba que nadie tuviera que preocuparse por ofender a otro con cambios de planes.
Ello debilita la costumbre de no cancelar a último momento y de cumplir las promesas. Rütschi recomienda hacer una distinción entre los verdaderos amigos y los conocidos: es importante ser confiable para los primeros.
También Winnemuth señala que las personas están decidiendo constantemente qué amigos tienen prioridad sobre otros. "¿Quién es una prioridad? Aquellos de los que queremos algo -un trabajo, un consejo o sólo amor- tienen prioridad". El resto se enfrenta a frases como: "No te he visto en mucho tiempo/Pasaba por aquí.../Hemos dejado pasar demasiado tiempo/¡Qué sorpresa!".El psicólogo e investigador Tilman Eckloff cree que existe esta tendencia, pero que no es el fin de las relaciones humanas como eran entendidas hasta ahora. "Quedar con alguien hoy en día implica muchas opciones paralelas que tienen que ser organizadas para que encajen".
En el pasado, por lo general se asumía que los otros cumplirían con las citas y serían puntuales. No acudir a un encuentro era considerado una forma de hacer perder valioso tiempo a amigos o familiares.
Pero la técnica ha impuesto nuevas costumbres. Al fin y al cabo antes de los celulares y los smartphones no se podía llamar por teléfono o mandar un mensaje de texto.
"Hoy es distinto -dice Eckloff-. Si alguien asume que otra persona es flexible con su agenda, entonces mandar un mensaje de texto que diga ´Perdón, llego media hora tarde´ no es gran cosa. Se puede ir rápido a comprar algo o lavar la ropa sin empezar a preocuparse por el tiempo perdido".
En vista de ello, cambiar de planes no tiene por qué ser una molestia sino que se vuelve una forma inesperada de ganar tiempo. "Es más fácil integrar acciones en el esquema diario. Es más fácil adaptar el estado de ánimo a hechos inesperados", comenta Eckloff.
La "Generación Móvil" tiende a ser más honesta -añade- consigo misma y con los demás.
"Antes la vida era estática, con todo previsto. Hoy es todo mucho más flexible".
Para el psicólogo, la naturaleza de las relaciones cambia en cada momento histórico y tiene que acomodarse a la tecnología actual. Ya no es necesario cumplir con todo compromiso, porque la gente tiene los medios para ser más flexible.
Pero la sociedad se encuentra en un momento de transición en el que no todos están de acuerdo con el camino a seguir, lo que hace más importante el respeto en las relaciones e implica que hay que ser claros unos con otros acerca de cuán en firme son los planes.
GREGOR THOLL
DPA