¿Debo llevármelo o no? Los dueños de un iPad de Apple se preguntan por estos días si vale la pena cargar con su nuevo ´gadget´ durante las vacaciones. El iPad puede ser un buen compañero de viaje, pero limitado si el usuario es un trotamundos.
Quienes hayan podido hacerse con uno (Apple sigue con listas de espera) serán objeto de envidiosas miradas cuando lo saquen de la funda en un aeropuerto para ver una película o leer un periódico on-line. El vecino de al lado también puede hacerlo en su smartphone, pero no tan cómodamente como en un iPad.
"Lo mejor del iPad es su gran pantalla", afirma Michael Jarugski de Giata, una empresa de contenidos para la industria turística. La pantalla tiene una resolución de 1.024 x 768 píxeles, lo que implica una gran calidad a la hora de mostrar la información en vez de los más pequeños smartphones. "Mirar la pantalla es casi como leer un libro".
Algunos medios ofrecen una versión de sus publicaciones especial para iPad. Project Gutenberg tiene miles de libros que no pagan copyright para bajárselos gratis y la tienda de libros de Apple, iBook, cuenta con las últimas novedades. Según el portavoz de la empresa Georg Albrecht, actualmente tiene ya 15.000 obras.
Jörg Wirtgen, periodista de la revista de computación alemana "c´t", aprecia la compañía del iPad en los viajes, por su escaso peso, su tamaño compacto y su bajo nivel de ruido. Tampoco se calienta como una laptop y la batería alcanza para cubrir un viaje intercontinental. Entra perfecto, además, en el bolsillo de los asientos de los aviones.
"Es un buen dispositivo para pasar las 10 horas de viaje a Estados Unidos", afirma Heike Scholz. "También para mantener tranquilos a los chicos en los asientos de atrás de un coche".
Scholz publica un blog sobre celulares y ve el iPad como un aparato que aprovechar y disfrutar. Pero no siempre cree que tenga sentido llevarlo consigo. "Los viajeros no quieren llevar mucho equipaje cuando salen a recorrer sus destinos", señala. La mayoría se lleva encima un celular, una cámara y una videocámara cuando se van a ver los monumentos, pero el iPad no puede sustituir a esos tres aparatos porque no toma fotos ni videos ni es un teléfono.
Tampoco funciona como una buena guía turística. "No me imagino a nadie poniendo el iPad delante de la catedral gótica de Colonia, por ejemplo, para leer sobre el edificio". Y nadie se llevará un aparato semejante a la playa, donde puede arruinarse con la arena.
Wirtgen cree sin embargo que es menos delicado que una portátil o una netbook, porque no tiene un disco duro que se pueda perder con toda la información dentro sino que ésta está almacenada en un chip de memoria flash.
Pese a ello, el iPad tiene algunas desventajas importantes con respecto a las computadoras portátiles normales. No puede mostrar programas que usen Flash, lo que lo hace incompatible con muchas webs de internet y aplicaciones y no tiene un puerto USB, por lo que si la memoria se llena cuando uno está fuera de casa, no se puede usar un pendrive para liberar espacio.
Aquellos a quienes les gusta ver por las tardes las fotos tomadas durante el día tendrán que comprar un adaptador extra, además del coste del iPad, que les permita transferir las imágenes y videos al iPad. Otra fuente potencial de gastos para los veraneantes es navegar por internet con la tarjeta UMTS del iPad, en vista de que los costes de roaming (llamadas en itinerancia) pueden ser muy elevados fuera de casa.
FLORIAN SANKTJOHANSER
DPA