MOGADISCIO.- Los insurgentes somalíes shebab, que reivindicaron el doble atentado de Kampala, adquirieron importancia en los últimos años hasta convertirse en los representantes de Al Qaeda en África Oriental.
El movimiento islamista radical, que encabeza una insurrección contra el frágil gobierno de transición somalí, reivindicó la responsabilidad de estos ataques que dejaron al menos 74 muertos.
Algunos sitios de internet próximos al movimiento se habían alegrado por estos atentados, perpetrados en un país proveedor de la mitad de las tropas de la fuerza de la Unión Africana en Somalia (Amisom), cuando además dirigentes shebab habían amenazado a principios de mes con llevar a cabo este tipo de ataques.
Los shebab, cuya creación se remonta al parecer al 2006, eran en un principio el movimiento de la juventud de los Tribunales Islámicos, que controlaron durante un corto tiempo Somalia en el segundo semestre del 2006, antes de ser derrotados por el ejército etíope.
La mayoría de los dirigentes de los Tribunales se exilió y los combatientes que quedaron en Somalia para luchar contra las tropas etíopes se unieron bajo la bandera shebab, que se convirtió de hecho en el brazo armado del movimiento islamista somalí.
Los shebab quieren una aplicación muy estricta de la sharia (ley islámica) e instaron a todas las tropas extranjeras, entre ellas las burundesas y las ugandesas, que componen la Amisom, a abandonar el país.
Hasta hace poco los objetivos del grupo eran internos a Somalia y las agencias humanitarias podían repartir ayuda gracias a los contactos que mantenían con los dirigentes del movimiento.
Estos atentados marcan entonces su primera acción importante fuera de Somalia, última etapa de un proceso cuya meta es, al parecer, adquirir la representatividad de Al Qaeda para África Oriental.
Las explosiones de Kampala son las más cruentas en la subregión desde los atentados de agosto de 1998 contra las embajadas estadounidenses de Nairobi y Dar es Salaam, que habían dejado más de 200 muertos y habían sido reivindicadas por Al Qaeda.
Pero el movimiento no es homogéneo: un ataque suicida durante una ceremonia de entrega de diplomas en Mogadiscio a finales del 2009 provocó un debate interno entre los dirigentes de la organización.
Sin embargo, la línea dura del movimiento parece haber tomado el control y reivindica su proximidad a la ideología de la Yihad mundial preconizada por Al Qaeda.
El movimiento incluye una rama armada, Jeish al-Usrah ("El ejército del sufrimiento") y una policía religiosa, principal órgano de propaganda, llamado Jeish al-Hisbah ("El ejército de la moralidad").
El asunto ha preocupado a Estados Unidos. Expertos del Buró Federal de Investigaciones (FBI) de ese país llegaron esta semana a Kampala para colaborar en el esclarecimiento de los atentados, según informó el diario ugandés "Daily Monitor".
El rotativo, citando a una portavoz de la embajada estadounidense en Kampala, agregó que ya arribó un equipo de tres personas y otro equipo en Estados Unidos está a la espera de que se requiera su intervención. También Kenia envió expertos antiterroristas para colaborar en las investigaciones.
El portavoz del gobierno ugandés Fred Opolot informó que las pistas de las últimas investigaciones llevan a Kenia.
La semana pasada la policía keniata había detenido a un ugandés que pertenecería a la milicia radical islámica Al-Shabaab de Somalia, sospechoso de haber participado en los atentados. El hombre, procedente de la región del oeste ugandés, habitada sobre todo por musulmanes, ya fue extraditado a Uganda.
AFP