CIUDAD JUÁREZ, México.- La frecuencia de comunicación de la Policía Municipal de Ciudad Juárez de pronto se interrumpe. Por unos segundos. Ahora lo que se escucha en el escáner, en una mañana con seis asesinatos, es un narcocorrido: "El Señor de los Cielos".
El acordeón comienza a anunciar la muerte y un hombre invade la sintonía con dos palabras: "¡¡La Línea!!". Es el anuncio de una masacre por el brazo armado del Cártel de Juárez, La Línea.
La disputa entre los dos cárteles de la droga que operan en Ciudad Juárez, el local y el de Sinaloa, del capo Joaquín "El Chapo" Guzmán, se realiza en todos los frentes en esta codiciada plaza fronteriza del paso de las drogas desde Colombia hasta los consumidores en Estados Unidos.
También en los radios de comunicación de la policía, que están intervenidos por los narcotraficantes, por periodistas y por cualquier radioaficionado.
"Los narcocorridos en la frecuencia policiaca envían el mensaje de sigo vivo, sigo vigente" por parte de los cárteles, afirma el criminólogo y profesor de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez Oscar Máynez.
Esta práctica es nueva y surgió durante la "guerra" emprendida contra el narcotráfico por el presidente Felipe Calderón, durante la cual en poco más de dos años han sido asesinadas más de 5.500 personas en Ciudad Juárez, de oficialmente 1,3 millones de habitantes.
Música y operativos
No todos los crímenes que se cometen en Ciudad Juárez son anunciados con narcocorridos, canciones que relatan como aventuras las historias de los protagonistas del negocio de las drogas. Sin embargo, cuando la música empieza a sonar en la frecuencia, la Policía sabe qué puede esperar.
El Cártel de Juárez anuncia sus muertes principalmente con "El Señor de los Cielos" y "El Águila Blanca".
El Cártel de Sinaloa tiene también sus canciones preferidas, como "La Fuga del Chapo", que relata cómo su líder se escapó en un carrito de la lavandería de una cárcel de máxima seguridad en el 2001. Ellos se identifican en las ondas policiales como "gente nueva" o "quita puercos".
A los pocos minutos del anuncio musical, hay un nuevo asesinato en una de las calles de Ciudad Juárez, que está convertida en un paisaje de negocios incendiados y abandonados por no pagar la cuota de extorsión. La invasión de la frecuencia radial de la Policía Municipal por los narcotraficantes ocurre por los escasos recursos de esta entidad policíaca, según fuentes oficiales.
"Lo que sucede es que la frecuencia policíaca cuenta con un sistema de radiofrecuencia de onda corta", explica Jacinto Segura Garnika, portavoz de la Policía Municipal de Ciudad Juárez.
Cuando un narcocorrido anuncia la muerte, sólo se elabora un reporte policial. "No somos la autoridad federal investigadora ni el Ejército mexicano (para poder investigar esta práctica)", dice Segura Garnika.
En las unidades de la Policía Municipal, con la música comienza el temor de saber a quién le tocará.
"Es una señal de alerta de una masacre o de un policía muerto", explica la agente municipal Adela Fierro, de 34 años, madre soltera de tres hijos.
"No sabemos qué esperar, nunca pienso que es para mí, pero el puro uniforme nos pone en ese peligro", señala la agente, que hace año y medio se incorporó a las fuerzas policíacas.
Su compañera Ada Agustina Nevárez Soto, de 22 años, escuchó los narcocorridos en la frecuencia. Eran de La Línea. A los pocos minutos, murió junto con seis policías federales en la unidad que ella conducía. Fue el pasado viernes 23 de abril, tras ocho meses en su trabajo.
Este año han sido asesinados ocho agentes municipales, 39 en total en los últimos dos años, según fuentes oficiales.
Y aunque a la agente Adela Fierro siempre le gustaron los narcocorridos, ahora prefiere olvidarlos. En su escáner sabe que es la señal de la muerte.
"Mis hijos dicen que renuncie, pero no voy a renunciar", afirma la agente, que también estudia Relaciones Internacionales. "Es mi trabajo, mi ciudad y si me toca moriré".
JUDITH TORREA
DPA