MONTEVIDEO.- Uruguay pasó la semana pasada a estar en los primeros lugares del mundo en medicina nuclear al entrar en funcionamiento el primer Centro de Imagenología Molecular, que será dirigido por un científico que antes fue cantor y guerrillero.
Henry Engler Golovchenko nació en el departamento de Paysandú, a trescientos ochenta kilómetros de Montevideo, el 11 de noviembre de 1946 y en la década de 1960 se integró al Movimiento de Liberación Nacional Tupamaros (MLN-T), que iniciaba la guerrilla urbana en el país.
Pero pocos saben que Engler también fue cantor e integró, en esos años de guerrillero, un grupo folclórico llamado Los Cimarrones, que llegó a compartir escenarios con artistas de la talla de Daniel Viglietti, una de las figuras emblemáticas de la cultura uruguaya.
En la estructura del MLN alcanzó los máximos niveles de la dirigencia y por eso estuvo preso trece años en condición de rehén de la dictadura que gobernó Uruguay, con mano dura, entre 1973 y 1985.
Durante esos años de confinamiento Engler perdió la razón y se aferró a la religión primero y luego a su fuerza de voluntad, de manera que solo empezó a recuperar el equilibrio mental, experiencia que lo marcó definitivamente.
La película "El círculo", que se estrenó el año pasado en Uruguay, narra esa peripecia y el título alude a uno de los recursos utilizados por Engler en la prisión para mantener la lucidez: dibujó un círculo en la pared y allí "depositaba" todos los malos pensamientos, según confesó.
De esa forma superó los umbrales de la locura y a la salida de la cárcel decidió explorar los misterios del cerebro humano. Se radicó en Suecia y se dedicó a la medicina hasta convertirse en un prestigioso científico que fue candidato al premio Nobel en el 2002 por sus investigaciones sobre el mal de Alzheimer.
Integración científica
Con la colaboración de la Universidad sueca de Upsala, donde desarrolló sus estudios, Engler inauguró hace pocos días el Centro Uruguayo de Imagenología Molecular, acompañado por el ahora presidente del país José Mujica, viejo compañero de la guerrilla.
En un clima de emociones compartidas Engler expresó su confianza en que el centro funcione como catalizador de investigaciones dentro de los más variados campos científicos y anticipó su deseo de crear una comunidad científica latinoamericana.
"De nosotros dependerá usar de la mejor manera posible las formidables herramientas con que nuestro país cuenta hoy. Que esta apertura sea el primer paso para la creación de una red nacional multidisciplinaria que nos permita acceder a niveles científicos antes no imaginados", dijo.
La colaboración de investigadores y centros de salud de todo el país será el primer paso, que llevará a la colaboración con "los hermanos de la técnica en Brasil, Argentina y Chile, guiados por emulación", agregó Engler.
Recalcó que el objetivo es "comenzar a formar una familia latinoamericana, también con los hermanos mexicanos, que se han puesto a la punta de la técnica en América Central y en estos días llegarán a Uruguay a exponer sus avances".
Asimismo, Engler llamó a contribuir activamente para que los países latinoamericanos tengan acceso a esta técnica y haya un impulso notorio a la neurociencia y particularmente la imagenología, conocida técnicamente como PET (tomografía por emisión de positrones).
Engler no abandonará sus obligaciones en Suecia, donde sigue funcionando su equipo de trabajo integrado por investigadores como Bengt Langstrom, también de reconocimiento internacional.
El Centro Uruguayo de Imagenología Molecular "simboliza la confianza del país y la unidad incluso antes de esta hora, a través de quienes contribuyeron a crearlo", dijo en el mismo acto el rector de la universidad, Rodrigo Arocena.
"Es el fruto de la unión nacional, de la confianza en el futuro. En Uruguay vivimos décadas sin confianza en el futuro. Ése es el gran cambio", resumió Arocena.
CARLOS CASTILLOS
(DPA)