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  Viernes 12 de Febrero de 2010  
 
 
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  "No soy racista, pero..."
Cuba se vanagloria de sus avances hacia la igualdad social, pero en la vida cotidiana y en el poder persiste el prejuicio hacia los negros.
 
 
 
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LA HABANA.- Medio siglo después de que la revolución de Fidel Castro diera el racismo por superado, los cubanos comenzaron a debatir en público la discriminación que solapadamente persiste contra los negros, sobre quienes pesan prejuicios que los vinculan con bronca, vagancia, delito, sexo y ron.

"No soy racista, pero no quiero que mi hija tenga un novio negro. ¡Qué va! Cuando llegó a señorita, le dije: ´Yo me casé con tu papá para adelantar, no para atrasar´", expresó Celia, una ex docente mulata de 52 años.

Un "racismo de peros" prevalece en la Cuba mestiza, antigua colonia española y destino de cientos de miles de esclavos africanos, según los expertos que abordaron recientemente el problema por primera vez en la televisión local.

"Si pasan 20 negros, la policía les pide el carné de identidad a 18. Si pasan 20 blancos, se lo piden a dos", dice Yeimí Mora, ama de casa de 35 años, al ilustrar la situación cuando caminaba por una céntrica calle con un amigo de contrastante blancura.

Daniel Casanova, un mulato delgado de 29 años que trabaja en una cafetería, y Carmen León, una rubia española de 41 con quien paseaba de la mano por La Habana, se quejan de que la policía los pare en la calle "por ser pareja blanca-negro".

"Le piden a él los documentos y nos preguntan cuántos años llevamos de conocernos o si estamos casados. Además en una esquina y a la siguiente, y así cinco veces. Pero en mi país sería peor", dice Carmen, que trabaja en España en un laboratorio y está de novia a la distancia desde hace un año.

Daniel asiente y agrega: "Por el problema económico aquí todo el mundo roba, pero les echan la culpa a los negros. Tengo amistades bastante racistas que me dicen: a ti porque te conozco, pero si no...".

En el argot cubano, de quien tiene una relación amorosa con un negro se dice que tiene "una mancha en el expediente" o "quema petróleo". A Olga, lingüista de 50 años, ni siquiera le pasa por la mente. "A los negros no los veo como sexo opuesto", afirma a la AFP.

"Es un racismo de baja intensidad, más diferencialista que excluyente, difuso", explicó Pablo Rodríguez, del Instituto de Antropología de Cuba; mientras el etnólogo Miguel Barnet, presidente de la Unión de Escritores y Artistas, anotó que son prejuicios que están "en el subconsciente y para eliminarlos hay que educar".

Hace unas semanas un documento firmado por personalidades de Estados Unidos acusó al gobierno de Raúl Castro de acosar a los negros, lo cual Cuba rechazó.

Según académicos cubanos, al triunfar la revolución de 1959 eliminó el racismo institucional con leyes y políticas de igualdad -como educación-.

El problema se dio por resuelto e inició un largo silencio sobre el tema para evitar la división nacional frente al conflicto político con Estados Unidos.

Pero en la crisis en que cayó Cuba en los 90 al desaparecer el bloque soviético quedó en evidencia la marginación de la población negra, golpeada con mayor rigor.

Bienvenido Contreras, cochero desde hace 10 años, lo sufrió: "Por ser negro no califiqué para trabajar en un hotel de Varadero", principal polo turístico de la isla.

"Tenemos que agarrar el toro por los cuernos y debatir el tema. Sería tonto imaginar que a pesar de los cincuenta años de revolución no existen estereotipos raciales, discriminación o racismo", opinó Esteban Morales, politólogo de la Universidad de La Habana y tenaz defensor de los derechos de su sangre africana.

Con una canasta de flores artificiales, batón azul, aretes grandes y moño amarillo, Anita Montero, una negra pizpireta de 37 años que distrae a los turistas en La Habana Vieja, lamenta que "apenas" comienza a verse "un poquito más a los negros en ciertos trabajos importantes y en la dirección política".

Según Morales, más del 60% de los 11,2 millones de cubanos son negros y mulatos, pero en el censo el 65% se declara blanco.

Los expertos destacan que el peso de la raíz africana es innegable en la Cuba pluricultural, muchas de cuyas glorias del deporte y la música son negras.

ISABEL SÁNCHEZ

   
   
 
 
 
 
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