"En los Estados Unidos son muy respetuosos de la privacidad. A veces, exageradamente. Son un pueblo muy solidario en el terreno práctico. Por ejemplo, si a uno se le rompe una manguera, allá habrá tres vecinos tratando de ayudarlo a arreglarla. Pero si uno está reprimido, no hay quien le dé una mano. Ésa es la diferencia central. Estoy metido todo el tiempo en problemas de mi país, en efecto, porque escribo sobre mi país o sobre sus dramas. En mi trabajo hablo de eso muchísimas veces. Pero estar inmerso es distinto de cuando la cosa se torna meramente práctica, una cuestión meramente laboral. Cuando hay una cuestión afectiva hay un compromiso grueso del ser, en la cual uno está obligado a cuestionarse infinitamente. Y yo prefiero cuestionarme a solas que cuestionarme en grupos".