"Sólo en el 2007 se estimaba que el Ejército había perdido por bajas a setenta oficiales -la mitad de una promoción-, en su mayoría tenientes y capitanes. En la Armada, el éxodo de oficiales creció un 500% desde principios de la década, de alrededor de quince en el 2003 a más de setenta en el 2008. Como en el Ejército, el mayor número se dio en jerarquías intermedias, oficiales de alrededor de 35 años, una edad bisagra para buscar la inserción en la actividad privada. En esos nueve años dejó la Armada un promedio de ochenta y cinco tenientes de fragata y otros tantos tenientes de navío, de los cuales entre el 25 y el 30% se fueron en el 2008.
"El éxodo se había profundizado en forma creciente sobre todo a partir del 2005 por los bajos salarios y la pérdida de interés profesional, entre otros motivos. La curva ascendente puso en alerta a Defensa. En marzo del 2008 se inició un exhaustivo relevamiento, encargado a un equipo de investigadores de la Universidad Nacional de Quilmes, coordinado por la doctora Sabina Frederic. El estudio señaló que los pedidos de baja, por su intensidad y concentración, ocurrían por tercera vez en veinticinco años: la primera fue en el etapa inmediatamente posterior a la guerra de Malvinas y la segunda, luego de los alzamientos carapintadas. Las encuestas a cuatrocientos veinticinco miembros del Ejército y la Armada, realizadas en cinco unidades, concluyeron que casi la mitad de los miembros del Ejército encuestados, el 47,8%, tuvo ganas o pensó, en los dos últimos años, en abandonar la carrera militar. La situación mejoraba en el caso de los oficiales -37,9%-, pero era ´en extremo preocupante´. En cuanto a la Armada, había pensado en renunciar el 43,1%; a la inversa que en el Ejército, en la Marina se expresó en ese sentido el 55,6% de los oficiales. De las entrevistas y conversaciones informales el estudio reflexionaba: ´Ronda la visión de los oficiales de casi toda la jerarquía la convicción de que el Estado, los sucesivos gobiernos y el actual le han cargado la mochila del pasado, de la actuación de la institución durante el terrorismo de Estado. Por esta razón sus salarios son bajos, están atravesados por grandes distorsiones que resultan en injusticias, los medios son escasos y el reconocimiento es negativo...´. Al analizar las bajas destacaba: ´Entre quienes permanecen en las Fuerzas Armadas, el cuestionamiento es a la política gubernamental hacia el sector. Recurrentemente, oficiales y suboficiales de distinta jerarquía insisten en la falta de señales claras sobre el lugar, función y destino de las Fuerzas Armadas en la Argentina. Insisten en reclamar un lugar que han perdido de manera real y simbólica en la historia del país´".
(S. Frederic, G. Soprano; R. Di Tomaso y L. Masson en "Situación socioprofesional de los militares en la Argentina actual". Universidad N. de Quilmes y Ministerio de Defensa de la Nación, 2008, págs. 5, 27 y 95. Citado por Braslavsky en "Enemigos íntimos. Los militares y Kirchner": Edt. Sudamericana, Buenos Aires, 2009, págs. 333 y 334)