Por HUGO E. GRIMALDI
"Vivir en la pobreza es la única alternativa para 13 millones de argentinos" es la primera frase de un doloroso documental de la Televisión Española que circula por internet y que golpea el alma porque, además, recuerda que eso ocurre en uno de los países "potencialmente más ricos de Latinoamérica".
Como un latigazo, inmediatamente después el relator les señala a los millones de televidentes que miran absortos ese material que "esos titulares dejan en segundo plano la otra cuestión que ocupa portadas de prensa en la Argentina, el patrimonio de los Kirchner, que en los últimos seis años ha aumentado más del 500%".
El video circuló justo el día en que nuevamente el cardenal Jorge Bergoglio hizo una apelación a toda la clase dirigente para que respondiera "con verdad" al desafío de erradicar la exclusión y la pobreza. Para el prelado, nada será posible si los pobres "siguen siendo objetos destinatarios de la acción del Estado y de otras organizaciones en un sentido paternalista y asistencialista" y no sujetos en un ámbito "donde el Estado y la sociedad generen las condiciones que promuevan y tutelen sus derechos y les permitan ser constructores de su propio destino".
Y esta distinción tan precisa entre "objetos" y "sujetos" que hizo el prelado es justo la diferencia visible que existe al separar a los individuos de las personas o a los habitantes de los ciudadanos y el crecimiento vergonzoso de esta situación les cabe por igual a toda la clase dirigente, al Estado y a los empresarios.
Cuando Bergoglio se refiere al daño que les hace a los países la fuga de los capitales vernáculos y a lo inmoral que resulta esa traslación "por puro provecho personal" está poniendo ese proceso que vive hoy la Argentina como una importante causa de la pobreza y de la inequidad social.
Pero cuando aclara que la decisión de invertir de los hombres de empresa para "ofrecer a un pueblo la ocasión de dar valor al propio trabajo" está regida por "ciertas condiciones económicas y de estabilidad política absolutamente imprescindibles" alude a la fuga ya no como una causa sino como un efecto inevitable de políticas que llevan al drenaje permanente de divisas, proceso que ya lleva más de dos años en la Argentina.
La crítica es dura para el gobierno pero también para los empresarios, quienes apenas se preguntan desde la conveniencia de sus negocios si un país con el mercado interno cada vez más chico y con proyección de menores consumos hacia el futuro resultaría interesante el día en que variaran las condiciones políticas, más allá de su preocupación del momento por las secuelas de inseguridad que genera la desesperación de la pobreza.
En tanto, la tevé española pegó fuerte donde más les duele a los Kirchner -aún más que cuando se refiere a cuestiones patrimoniales- para describir la ineficiente gestión social de un gobierno que se cataloga como progresista: "Los gobernantes dedican más palabras que recursos a la profunda crisis estructural que está depauperando a un país potencialmente rico", señala el documental.
En el mismo sentido, Bergoglio les recordó a los gobernantes que los derechos humanos se "violan no sólo por el terrorismo (sic), la represión y los asesinatos" sino también por la "extrema pobreza".
La gran pregunta a responder por estas horas es si verdaderamente los dirigentes de toda laya quieren sumar de corazón a toda esta masa de iletrados y hambrientos al batallón de los incluidos haciendo un plan simultáneo de atención social e inclusión o si están dispuestos a mantener este asqueante sistema de movilidad descendente y de degradación de las personas, ya que de esta manera los pobres les resultan apetecible carne de cañón clientelar para que se postren por un plato de comida o por un puesto de trabajo barato e informal a cambio de sumisión y de votos a discreción.
(DyN)