Por PETER JAMES SPIELMANN
Las guerras son un infierno, siempre se ha dicho. Pero qué tan infernales llegan a ser es un tema que no tiene una respuesta clara, a juzgar por las diferencias registradas entre los investigadores de respetadas instituciones internacionales.
Esos especialistas no se ponen de acuerdo en torno de si las guerras de la actualidad producen más muertos que las del pasado o no. Ni sobre cómo contar los muertos.
Los autores de un informe del International Peace Research Institute de Oslo (PRIO) en colaboración con la Universidad Uppsala de Suecia dicen que desde el derrumbe de la Unión Soviética y el fin de la rivalidad entre el Este y el Oeste en 1989, las guerras civiles "a menudo son inextricables y devastadoras, (pero) han producido menos muertos en combate que las previas a la Guerra Fría´´.
Se basaron en estimados de demógrafos, historiadores y epidemiólogos, así como en informes de la prensa y de organizaciones gubernamentales y no gubernamentales. Dejando de lado "incrementos en la violencia de un solo bando", como el genocidio de Ruanda y las muertes por enfermedades, hambre y la "violencia delictiva desorganizada", el PRIO llegó a la conclusión de que entre 1946 y el 2002 hubo unos 10 millones de muertos en combates en los que al menos una de las partes era un gobierno.
Esa cifra es extremadamente baja, según un equipo de la Facultad de Medicina de Harvard encabezado por Ziad Obermeyer que trabajó con expertos de la Universidad de Washington y del Institute for Health Metrics and Evaluation de la Fundación Gates.
Este equipo evaluó las cifras de PRIO junto con un trabajo del World Health Survey en 13 países en conflicto, donde las Naciones Unidas preguntó a la gente cuántos familiares había perdido entre 1955 y el 2002. Determinó que la cantidad de muertos en medio siglo era tres veces la calculada por el PRIO y llegó a la conclusión de que "no hay nada que indique que ha habido una merma en la cantidad de muertos en combate".
El método empleado por la gente de Harvard, que usa los relatos de familiares, permite hacer un estudio retrospectivo en países donde la guerra impidió hacer censos y llevar cuentas confiables de los muertos y donde los investigadores no pueden viajar al interior por razones de seguridad, indicó Obermeyer a la AP.
"En lugar de acumular información que viene del terreno, usamos muestras al azar para determinar cuántos familiares de los consultados fallecieron y luego usamos métodos estadísticos normales para extrapolar esa información y obtener cifras para toda la población", dijo Obermeyer.
Pero hay otras formas de calcular las muertes que producen cifras mucho más altas.
Si uno va más allá de las muertes en combate directo y suma las víctimas de genocidios, hambrunas intencionales, campos de concentración y otras acciones de la guerra, la cuenta llega a 41 millones de personas desde la Segunda Guerra Mundial, de acuerdo con Milton Leitenberg, investigador de la School for International and Security Studies de la Universidad de Maryland.
Leitenberg cuenta todos los muertos desde los albores del siglo XX y llega a la cifra astronómica de 231 millones de personas.
Afirma que su cuenta es la más aceptada y se basa en estadís-ticas de organismos de las Naciones Unidas y de agrupaciones de derechos humanos. Admite, no obstante, que esas cifras pueden ser alteradas por consideraciones políticas y que la cifra real puede ser un 20% más alta o más baja.
Leitenberg se niega a usar únicamente informes gubernamentales o datos de un solo bando, que omitirían, por ejemplo, los 70 millones de muertos en ejecuciones, represión y hambrunas durante el reino de terror de Stalin en la Unión Soviética, la hambruna intencional de Ucrania, el genocidio nazi de los judíos o el Gran Salto de Mao Tse-tung entre 1959 y 1961 en China.
"Es básicamente una premisa falsa, que le da a uno el 10% del total real -declaró Leitenberg a la AP-. Los científicos sociales tienen la mala costumbre de fijar criterios arbitrarios´´.
Obermeyer opinó además que la metodología empleada por el PRIO ofrece un panorama parcial, pues excluye "las muertes en las que los dos bandos no tienen armas, cuando sólo uno las tiene".
Andrew Mack, un ex funcionario de las Naciones Unidas que dirige el Human Security Report Project de la universidad canadiense Simon Fraser, cree que tanto las muertes en combate como las muertes de civiles en sitios en conflicto están descendiendo, como dice PRIO. Su proyecto calcula que el total de muertes en combate entre 1946 y el 2007 fue de 10.095.152. El estudio combina los datos de PRIO con un informe encargado por la universidad Uppsala para el período 2002-2007.
Mack declaró a la AP que apoya la idea de Leitenberg de contar todos los muertos, pero señaló que "la información de los censos a menudo no es confiable y está desactualizada en los países pobres".
"En cuando a los estudios de mortalidad, hay muy pocos y Milton (Leitenberg) no los menciona. De modo que sus totales a veces incluyen únicamente muertos en combate y a veces muertos en combate más suposiciones en cuanto a muertes ´indirectas´", agregó.
El método empleado para calcular las muertes produce resultados muy distintos, como reflejan las cifras del conflicto entre Bangladesh y Pakistán Oriental de 1971. PRIO/Uppsala estimaron que murieron 58.000 personas, mientras que Harvard/WHO hablan de 269.000, Cornell de 1,5 millones y el Human Security Report, de 53.500.