A lo largo de la carretera que recorre las colinas próximas a Caracas abundan las casuchas destartaladas con pisos de tierra. Estaban cuando Hugo Chávez llegó al poder hace una década y siguen allí hoy. Un cartel pintado a mano indica el sitio donde Mateo Canache vende aceite para motores, bananas y pollos vivos. Canache dice que las reformas socialistas del gobierno de Chávez no le han dado nada a él: ni préstamos para cultivar, ni atención médica gratis ni alimentos a precios subsidiados. "Aquí la revolución no funciona´´, expresó.
Pero Canache apoyará a Chávez en el referéndum del 15 de este mes en el que la ciudadanía decidirá si el mandatario puede ser reelegido cuando concluya su mandato en el 2012 y más allá también. Dice que otros han sido beneficiados por el gobierno y que la televisión informa que Chávez está ayudando a los campesinos y prometiendo cosas buenas para el futuro. Afirma que Chávez es el primer presidente en quien creyó, el primero que trata realmente de hacer algo por la gente como él. "La única opción es seguir con Chávez, porque es la esperanza y es el futuro", manifestó.
Después de una década en el poder -el lunes se cumplió el 10º aniversario- Chávez ha polarizado a la sociedad venezolana y las encuestas indican que la votación será reñida.
Los simpatizantes de Chávez dicen que necesita más tiempo para completar su revolución socialista. Sus detractores afirman que el referendo es un nuevo atentado de Chávez contra la democracia y que su objetivo es llegar a ser presidente de por vida. El presidente ya hizo un intento fallido de eliminar los obstáculos a la reelección en el 2007, cuando su proyecto fue rechazado. Ahora se perfila levemente mejor en las encuestas.
El mandatario venezolano ya no se puede presentar como el único que puede salvar a la región de la interferencia estadounidense. La llegada de Barack Obama a la presidencia de Estados Unidos ha cambiado las cosas y le costará más tildar de enemigo a alguien que ha dicho estar dispuesto a sentarse a la mesa con él. Tanto el gobierno como la oposición dicen que en este referéndum se decidirá el futuro de la nación, y el de Chávez.
Chávez arrancó su gestión con grandes planes. Al asumir el 2 de febrero de 1999 prometió una revolución pacífica que transformaría Venezuela. Se comprometió a eliminar la corrupción, acabar con los partidos políticos tradicionales, poner fin a la dependencia de Venezuela del petróleo y rehacer el país siguiendo los ideales del héroe de la independencia Simón Bolívar.
Este ex comandante de paracaidistas aprovechó los enormes ingresos petrolíferos para nacionalizar compañías y lanzar programas sociales que aumentaron su popularidad. Fijó beneficios para las madres solteras y creó programas de alfabetización y clínicas de salud gratis con personal cubano. También construyó un sistema de "metrocables" para facilitar las comunicaciones con los barrios pobres de las laderas. Sus detractores dicen que se trata de simples medidas populistas, pero el proyecto fue un gran éxito. Canache está convencido de que Chávez tiene las mejores intenciones.
Algunos familiares recibieron viviendas públicas y la universidad es de libre acceso, por lo que espera que algún día su hija de cinco años pueda cursar estudios superiores. "Ojalá que esté Chávez allí todavía en el gobierno. Yo creo que sí", indicó.
El factor Obama
Chávez ha solidificado constantemente su base de poder en el país y es uno de los líderes del creciente movimiento izquierdista latinoamericano y de su lucha contra la influencia estadounidense.
Sus relaciones con Washington se han tornado cada día más ásperas desde un fallido golpe de Estado en el 2002, durante el cual el embajador de Estados Unidos fue uno de apenas dos embajadores que se reunieron con el presidente provisional antes de que Chávez retomase el control. Estados Unidos sigue siendo el principal cliente del petróleo venezolano, pero Chávez ha expulsado al embajador estadounidense y describe a su país como "el imperio".
Chávez ha usado astutamente sus peleas con Estados Unidos para recabar apoyo antes de las elecciones en el pasado, diciendo al electorado que tiene que optar entre sus políticas independientes y nacionalistas y el servilismo hacia Washington.
Algunos proyectos de Chávez parecen improvisados, mal dirigidos y por momentos plagados de corrupción. Canache dice que una cooperativa agrícola de su zona recibió préstamos del gobierno pero nunca plantó nada. Es una de varias cooperativas que no han despegado. "Son dineros perdidos", aseguró Canache.
El alza en los precios del petróleo de los últimos años estimuló el gasto público y también el consumismo. La gente comía más carne, bebía más whisky, frecuentaba los centros comerciales y las calles estaban llenas de autos nuevos.
Las estadísticas del gobierno revelan una mejoría en la calidad de vida: el desempleo descendió, subió la tasa de niños que van a la escuela y los índices de pobreza bajaron del 44% de 1998 al 30% de la actualidad.
Pero ¿qué tanto se han beneficiado los pobres? Su situación se mantiene precaria a la luz de una inflación que supera el 30% y que se lleva todo lo que ganan.
La oposición sostiene que la mitad de la población es pobre y que muchos de los trabajadores cobran en negro, como las mucamas y los vendedores callejeros. Abundan los indicios de que el gobierno está fallando en numerosas áreas: hay muchos delitos violentos y la burocracia gubernamental sigue siendo tan corrupta e inepta como antes.
Jenny Ramírez experimentó esa inoperancia personalmente. Vive enfrentándola, haciendo colas para conseguir documentos para comerciantes. "Esto es mi vida cotidiana. Son colas y colas y colas. La administración pública está cada día peor", declaró Ramírez, de 31 años, tras esperar toda la mañana en un registro de negocios.
Dijo que ahora toma varios días conseguir documentos que antes se conseguían en horas. Y mientras el gobierno invierte en nuevas clínicas para la salud, los sueldos de los empleados de la mayoría de los hospitales públicos son tan bajos que la gente abandona esos puestos. Gerónimo Blanco, sindicalista del Hospital General de Guatire, expresó que "muchos médicos renunciaron" y que se hacen cada vez menos operaciones. "Renuncian el cargo porque es muy poco el sueldo. En estos momentos hay una crisis", manifestó.
Las encuestas indican que los delitos violentos constituyen la principal preocupación de los venezolanos. Si bien el gobierno no da las cifras de asesinatos, el Ministerio de Justicia dijo que en setiembre pasado hubo un promedio de 152 asesinatos por semana.
La economía se está debilitando luego de cinco años de gran crecimiento y se esperan tiempos duros a raíz de la caída de los precios del petróleo. "No hay empleo. Todo está caro", dijo Nelson Figueredo, un hombre de 54 años que vende toallas en la calle. Acotó que Chávez no funcionó y que "hace falta una cara nueva".
La polarización de la sociedad es evidente y las divisiones se dan a veces dentro de una misma familia en la que algunos miembros son chavistas y otros, antichavistas. Chavistas con indumentarias rojas a menudo se concentran en la Plaza Bolívar de Caracas, junto a una estatua del fundador de la ciudad, y en esas ocasiones no hay espacio para la disensión.
Cuando alguien que pasaba por el lugar dijo que votaría por el "no" en el referéndum, la gente comenzó a gritar: "¡Que se vaya!". "Era una provocación", dijo María Montezuma, una chavista de 50 años. "No vamos a permitir que vengan para acá por sabotear".
Chávez ordenó usar granadas de gas lacrimógeno para dispersar las manifestaciones estudiantiles, que colaboraron en el revés sufrido por el gobierno en el referéndum del 2007. Los estudiantes siguen siendo un componente clave de la oposición a Chávez. Y esta vez se apoderaron de uno de los principales símbolos del chavismo: Bolívar. Han estado distribuyendo panfletos con palabras que pronunció el libertador en 1819: "Nada es tan peligroso como dejar permanecer largo tiempo en un mismo ciudadano el poder. El pueblo se acostumbra a obedecerle y él se acostumbra a mandarlo, de donde se originan la usurpación y la tiranía".
Chávez dice que necesita más tiempo para completar su proyecto. "Me quedan cuatro años de gobierno. No creo que sea conveniente cambiar de capitán a la mitad del mar. Por lo menos creo que yo debo seguir al frente del timón 10 años más... el pueblo decidirá", expresó el presidente.
IAN JAMES GUATIRE
AP