Un improbable equipo de polo con elefantes se preparó como pudo esta semana en Nueva York, por cierto sin paquidermos, antes de viajar a Nepal para disputar el peculiar deporte.
El equipo New York Blue tuvo una dificultad mayor: en esta ciudad no hay ese tipo de animales. Sólo vehículos motorizados tamaño elefante, eso sí. Antes de viajar esta semana para participar en el Torneo mundial de polo con elefantes, los siete aventureros del New York Blue practicaron pegándole con los tacos a la bola blanca trepados arriba de camionetas suburbanas en el estacionamiento desierto de una playa neoyorquina.
Además de que no había elefantes y que hacía un frío más bien de pingüinos, se trataba de simular al máximo las condiciones de las canchas nepalesas, donde del 30 de noviembre al 6 de diciembre se disputará el torneo.
"¡Maravilloso!", alienta la única mujer del equipo, Melanie Brandman, mientras su compañero Bryan Abras le pega a la pelota trepado a una Mercury blanca. Brandman le sujeta las piernas desde la ventana, para evitar que se caiga.
Pero ésa no es la única dificultad. "Uupss", grita el capitán del equipo Bill Kleith. "Creo que acabo de pisar la pelota con la rueda".
Sólo para excéntricos
El polo con elefantes, practicado en Nepal, Sri Lanka y Tailandia por millonarios excéntricos en base de reglas del polo clásico disputado con caballos en canchas más chicas, plantea sin duda muchos desafíos.
También treparse al techo de una camioneta. Pero estos treintañeros de Manhattan, periodistas, financistas o que trabajan en relaciones públicas, no parecen temerle a nada.
Desafiando el clima helado, practican con su ligero uniforme de Levis blancos, camisetas de polo caseras y gorras de beisbol rojas.
Unas zapatillas Converse sustituyen a las más tradicionalmente coloniales botas de cuero que calzan los verdaderos jugadores de polo.
Primero viajarán a Katmandú, luego al sur de Nepal, al parque nacional Chitwan, donde está la cancha rodeada de tigres que rugen en la jungla. El New York Blue podrá entonces montar verdaderos elefantes -cuatro por equipo-, los más pequeños reservados al ataque y las bestias más grandes para la defensa. Será difícil comunicarse, ya que los ayudantes que dirigen los elefantes sólo hablan nepalés. Pero con todo, hay ventajas que una camioneta no puede compensar.
"Los elefantes son increíbles", dice Keith, de 32 años. "Si uno pierde el taco, se lo van a levantar usando la trompa".
El torneo, creado hace 27 años por dos británicos, atrae a una variada colección de playboys, aristócratas y conocedores de elefantes. Los equipos provienen de lugares tan distantes como Escocia, Hong Kong o Tailandia.