Familiares de inmigrantes que envían remesas a Bolivia, funcionarios públicos que cobraron jubilaciones en Perú, campesinos y gente de clase media en Colombia son el blanco preferido de las estafas piramidales, un delito inventado hace más de un siglo, que sigue cobrando víctimas, sobre todo entre los más pobres.
En Ecuador también fueron estafados jueces, políticos, jefes policiales y militares en un sonado caso descubierto en el 2005, cuando el presunto embaucador apareció muerto, según expertos que participaron en un seminario internacional sobre estafas en pirámide realizado en La Paz la semana pasada.
Miles de millones de dólares son captados por delincuentes que ni siquiera manejan un software sofisticado. "Un disco duro con la lista de los clientes es suficiente´´, dijo Camilo Valdivieso, asesor de la Superintendencia de Ecuador. El dinero fluye tan rápido y en tal cantidad que en Perú las autoridades hallaron "habitaciones abarrotadas de billetes´´ enmohecidos en 1993 en una empresa intervenida, reveló Eduard Ascensio Domínguez, de la Superintendencia de Banca y Seguros de ese país.
Con frecuencia cuando sale a luz pública el fraude provoca crisis sociales debido a que las víctimas, que se cuentan por miles, se movilizan, irónicamente en defensa del estafador, con la ilusión de recuperar sus ahorros.
"Esos desórdenes públicos impiden a veces que las autoridades actúen mejor´´, dijo Valdivieso. "Son masas activas que muchas veces son financiadas por los mismos estafadores´´, acotó Ascensio Domínguez.
El caso más reciente ocurrió en Colombia, donde el gobierno acaba de intervenir varias de estas firmas ante la sospecha de que lavaban dinero del narcotráfico. La más grande DMG, manejada por un ex panadero de 28 años estafó, según autoridades, a 200.000 familias y captó ahorros de la gente por 435 millones de dólares.
El caso tuvo repercusiones inmediatas en Ecuador, donde la policía allanó locales de captación ilícita de dinero en Quito, Guayaquil, Cuenca y Lago Agrio.
Al principio estas operaciones son legales, operan silenciosamente, inventan empresas de fachada y hasta colocan anuncios en la televisión, lo que hace difícil detectarlas. Se ubican en barrios estratégicos donde fluye el comercio informal y captan ahorros con la promesa de jugosos intereses.
En Bolivia, una de ellas llegó a financiar un equipo profesional de fútbol entre 1992 y 1993.
Otra en Perú pagaba jugosas comisiones a clientes que convencían a otros de entregar sus ahorros. En Colombia ofrecían entre 70 y 150% de intereses mensuales.
Las estafas piramidales son organizadas alrededor de "negocios imposibles de realizar´´. "Funcionan mientras siguen ingresando fondos y llega un momento en que los depósitos de la base ya no cubren los intereses de los depósitos anteriores. En ese momento la pirámide colapsa y el estafador desaparece", explicó el investigador boliviano Oscar Pamo.
No fue el caso de Colombia, donde DMG diseñó un sofisticado sistema de captación de recursos a través de la entrega de bienes, servicios y dinero en efectivo a cambio de ahorros. La empresa no había entrado en cesación de pagos, pero las autoridades la intervinieron ante la sospecha de que se alimentaba con recursos ilícitos.
El primer caso documentado de esta forma de estafa ocurrió en Boston, Estados Unidos, con el italiano Charles Ponzi, quien amasó una fortuna después de la Primera Guerra Mundial con sellos postales.
Quizá la más grande sea la desbaratada en España en el 2006. Unos 400.000 españoles perdieron hasta 5.100 millones de euros en un fraude piramidal basado en sellos postales que operó durante 25 años con la promesa de atractivos intereses, según se expuso en el seminario.
Esta forma de embaucar florece en medio de las crisis o en tiempos de abundante liquidez financiera por el auge de las exportaciones. "En los ´80 fueron timados en Bolivia miles de mineros que habían cobrado sus indemnizaciones. Cincuenta millones de dólares de unos 20.000 ahorristas se esfumaron", señaló Sabalaga.
Los estafadores dicen a sus clientes que sus inversiones están "afuera del país" en empresas que "operan en la bolsas" pero que nadie conoce.
Los mecanismos de control no siempre son eficientes y oportunos, reconocieron los expertos y por ello recomendaron a los países a esforzarse para reforzar sus legislaciones frente a hábiles estafadores que ingenian nuevos métodos para engañar a la ley. Una es incrementar las campañas de información y prevención para evitar que más incautos caigan en la trampa. Sabalaga señaló que "la norma debiera ser más severa porque desde el inicio el estafador tiene la intención de delinquir´´, lo que no está legislado.