"Durante la Guerra Fría, la izquierda estadounidense condenó a la CIA por lo que hizo. En la guerra contra el terror, la CIA fue atacada por la derecha estadounidense por lo que no pudo hacer. La acusación fue de incompetencia, y la formularon hombres como Dick Cheney (vice de George Bush) y Don Rumsfeld (secretario de Defensa durante largo tiempo en la misma administración). Independientemente de lo que uno pueda decir acerca de su liderazgo, ambos sabían, por su larga experiencia, lo que hoy también sabe el lector: que la CIA era incapaz de realizar adecuadamente su papel de servicio de inteligencia estadounidense.
"La CIA de ficción, esa que se ve en las novelas y en las películas, es omnipotente. El mito de su "edad de oro" fue una invención de la propia CIA, un producto de la publicidad y de la propaganda política que fabricó Allen Dulles (uno de sus primeros directores) en la década del ´50. Sostenía ese mito que la agencia podía cambiar al mundo, lo cual explica por qué la CIA es tan impermeable al cambio. La leyenda se perpetuó en la década del ´80 de la mano de Bill Casey, que trató de revivir el espíritu despreocupado de Dulles y de ´Wild´ Bill Donovan (primer director). Ahora la agencia ha revivido la fábula de que representa la mejor defensa para Estados Unidos. Con órdenes de entrenar y conservar a miles de nuevos agentes, tiene que proyectar una imagen de éxito para sobrevivir".
"Legado de cenizas", Tim Weiner, Editorial Debate, 720 páginas.