Carlos "Chacho" Álvarez suele rescatar una reflexión que hace décadas volcó en "Unidos": "La política no tolera mucho tiempo la perplejidad".
-Ergo: la sorpresa que puede dar lugar a la perplejidad, en política suele ser crudo realismo -comentó en una oportunidad "Chacho" a este diario en Villa La Angostura.
Pivoteando en ese convencimiento, a mediados de abril de este año "Chacho" conversó con Néstor Kirchner.
Por esos días, el conflicto con el campo variaba de temperatura: de caliente a hirviendo. Después de ese encuentro, en la intimidad Álvarez deslizó con estudiado desgano dos advertencias entregadas a Kirchner:
" "Muchos de los términos con que se está defendiendo el gobierno son estériles. Así, podemos terminar entregando la clase media. No nos quedemos perplejos si eso sucede. En política de la perplejidad a la pérdida de iniciativa no media nada".
" "No recurramos a la liturgia peronista para fijar posturas. Eso nos aleja de muchos. No andemos desempolvando a Jauretche ni a Evita para fijar posiciones. ¡No jodamos!".
"La clase media. Seducida y abandonada" es el título de un libro que, publicado a la luz de la crisis del 2000/2001, se funda en mucho en una conclusión: este inmenso plano de la vida argentina es un sector marcado por la vulnerabilidad de la propia naturaleza y los imaginarios que sustenta.
-Es en sí misma, una sociedad en riesgo -sostiene el matemático Alberto Minujín, uno de los autores del trabajo, que tuvo como socio en esa tarea a Eduardo Anguita.
Y la reflexión recuerda a una sentencia de Helio Jaguaribe: "La historia de la clase media argentina es la historia de millones de vidas que conocen la gloria y su reverso, la tragedia... aunque, claro está, tratándose de Argentina siempre es complejo definir
dónde comienza y dónde termina esta clase media".
Recientemente fallecido, Nicolás Casullo estudió durante más de 40 años a la clase media. Y, entre todas las páginas que le dedicó, señaló que este sector suele ser víctima y gestor de sus propios infortunios.
-Es víctima -dijo- porque es ciega, porque es una clase que no tuvo nunca un objetivo propio. Es ciega porque se creyó lo del espejismo menemista (Casullo ponía este ejemplo). El uno a uno la transformaba en reina de la creación. Pero eso también es justo, porque en una época donde de lo que se trata es nada más que del capitalismo, tiene razón de pedir un capitalismo como el de los demás países. Tiene razón en plantearse cómo puede un banco robar a la gente. En ese sentido es víctima y gestora de movimientos ciegos".
Pero, más allá de cómo esté integrado el arco que la compone y cuál sea su peregrinación por la vida del país, la clase media argentina es una noción y una realidad. Para el sociólogo Alejandro Hener, en una investigación ligada al instituto Gino Germani, "el término 'clase media' funda su legitimidad en la polisemia que ha adquirido (y sigue adquiriendo) en el uso científico y del sentido común. Su poder explicativo no residirá pues en criterios de verificabilidad de corte positivista sino en ese correlato empírico -aunque no estrictamente "observacional"- constituido por su propio uso".
Bueno, pero de cara a las elecciones parlamentarias del 2009, ¿por dónde irá el voto de la clase media argentina?
Ninguno de los llamados analistas de la realidad nacional lo puede asegurar más allá de los deseos que le marcan sus propios intereses, incluso ideológicos.
-Existe un convencimiento que comparto: desde su heterogeneidad y fragmentación, lo que identificamos en un todo que no es, la clase media le restará respaldo al kirchnerismo aunque no sepa, al menos hoy, hacia dónde canalizar su voto dado que la dispersión presente de la oposición nada le ofrece -sostiene el sociólogo Juan José Sebreli.
Desde su perspectiva, hay que pasar el rastrillo sobre todo lo que se dice en relación con la clase media en tiempos de dificultades económicas. "Desde que tengo uso de razón escucho hablar de la desaparición de la clase media, pero lo cierto es que siempre está", sostiene y machaca desde tiempos que ya son bíblicos el autor de "Los deseos imaginarios del peronismo". Y declara: "Esa desaparición es un asunto de moda, casi de subgénero literario o sociológico que se podría llamar 'el género de los fines': el fin de la historia, de la sociología, de las ideologías, el fin del socialismo, del capitalismo y, entre otros fines, no podía faltar el fin de la clase media".
¿Pero existen ofertas electo
rales para que la clase media eventualmente pueda en el 2009 iniciar su tránsito hacia otros lares luego de pernoctar durante seis años en los brazos del kirchnerismo?
-Sí existen -sostiene Eduardo Fidanza, uno de los directores de Poliarquía, la más rigurosa de las consultoras que tiene el país sobre temas nacionales. Pero aclara:
-Puede distribuir su voto en distintas fuerzas, lo cual no quiere decir que deteriore profundamente al kirchnerismo. Porque lo que verdaderamente está en juego es si la oposición puede armar una convergencia que seduzca a la clase media en esa dirección y que esa convergencia se le convierta al kirchnerismo en un problema.
Pero ¿por qué abandonar el kirchnerismo que durante seis año lideró un proyecto de crecimiento económico que tuvo a la clase media como una beneficiaria de primer rango?
El sociólogo Julio Godio, director del Instituto del Trabajo y veterano en materia de historia del movimiento obrero, habla de "ciertos cansancios y miedos".
-Se despegan, quienes realmente se despegan, por dos razones:
" Una: la clase media argentina es, en su propia heterogeneidad, una representación cultural, un posicionamiento de cara a percepciones de estilos y formas de sentirse ante el poder. Ella puede ser ridícula en muchos de sus comportamientos, pero observa el poder desde una posición exigente. No le gusta que sobreactúe, que la manden. Y mucho de todo esto forma parte del kirchnerismo.
" Dos: la inflación y la restricción al consumo que conlleva la recesión que está en marcha a escala planetaria y por lo tanto nos integra (ver nota en esta página). Nada hay más temeroso en el espacio social que da forma a nuestra historia que la amenaza, imaginaria o real, que la pérdida de posiciones. Cuando se compran espejitos de colores se quiere seguir comprando espejitos de colores... y cuando no se pueden comprar, se pierde la confianza en el aliado que, para el caso de la clase media, vino a ser el kircherismo.
En todo caso, y como sentencia el psiquiatra José Eduardo Abadi: "De cara a un proceso electoral, la clase media argentina siempre remite a la fantasía omnipotente infantil que se aparta de la realidad para depositarse en el mundo de los sueños".
Ésa es la historia en ida y vuelta de nuestra clase media.
Claro, ahora el sueño tiene rostro fiero.
CARLOS TORRENGO
carlostorrengo@hotmail.com