Si fuera un paisaje inigualable o una catarata única bien podrían declararla patrimonio de la humanidad. Pero no es un paisaje: es nada más ni nada menos que una voz, no sólo una voz que canta sino una voz que expresa pensamientos, y eso para estos tiempos es un lujo.
Mercedes Sosa es este patrimonio de Latinoamérica que nadie se atreve a negar, una figura viviente que va mucho más allá del canto; es sinónimo de valentía, es pensamiento convertido en música. Es la "Negra" de todos, porque aquellos a los que les gusta lo que hace y aquellos a los que no se suman para aplaudirla, para elogiarla. Las diferencias ante tamaña figura terminan siendo insignificantes.
Esta semana recibió un premio más que en realidad no es un premio más. Esta vez en Brasil, donde le dieron el máximo reconocimiento que otorga ese país: la Gran Cruz de la Orden del Mérito Cultural. El propio Lula da Silva le entregó el galardón.
Esta distinción fue creada en 1995 por el Ministerio de Cultura para destacar la labor de distintas personalidades ligadas a la música, la literatura, el cine y el deporte de ese país por los aportes que realizó cada uno en su ámbito.
Mercedes Sosa tiene que ver con Brasil, con su cultura, con su música. Compartió escenario con grandes como Milton Nascimento y Caetano Veloso y popularizó canciones brasileñas en todo el mundo como "María, María", "Sina" y "Encuentros y despedidas".
Los mismos brasileños dicen que cuando Mercedes los visita en realidad es una vuelta a casa, la casa grande, Latinoamérica.
La cantante tucumana es una figura por sí sola, una figura desgastada por el paso del tiempo pero intacta por dentro, intacta en su estilo de vida, en sus pensamientos, en sus reflexiones. En definitiva, Mercedes Sosa resume en sí misma no sólo la mujer que canta sino la que defiende sus derechos, la que lucha, la que, por ejemplo en "La masa", muestra la fuerza que a lo largo de los años le permitió ser lo que es, trascender fronteras, ser palpable siempre y no una moda.
Mercedes Sosa no pasa de moda: está instalada en Latinoamérica como uno de sus mayores exponentes. Para ella llegó el tiempo de cosecha.
A esta altura la folclorista, un sinónimo de valentía y de pensamiento convertido en música, es patrimonio del continente.
JORGE VERGARA
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