Cincuenta años después de su creación durante la Guerra Fría para enfrentar a la Unión Soviética y afirmar la preeminencia de Estados Unidos con la conquista de la Luna, la NASA quiere preservar su lugar en el espacio frente a las ambiciones de potencias emergentes como China.
El nacimiento de la agencia espacial, el 1 de octubre de 1958, está directamente vinculado con el lanzamiento del Sputnik 1 por parte de los soviéticos el 4 de octubre de 1957. Ese acontecimiento desató una encarnizada competencia entre las dos superpotencias para demostrar su superioridad tecnológica y, más allá: la de su sistema político. "La carrera hacia la Luna era más que exploración espacial o un acto de orgullo nacional; era vista como una verdadera prueba sobre la validez de nuestra democracia y del concepto mismo de libertad", contó Michael Griffin, director de la NASA. Además, "la URSS había mostrado que los éxitos espaciales podían dar poder e influencia en el mundo", añadió. Tras el desafío logrado en julio de 1969 de llevar un hombre a la Luna en menos de 10 años, lanzado por el presidente John Kennedy, la NASA se impuso luego en la exploración espacial. Y eso, pese a varios reveses y la pérdida de dos transbordadores espaciales.
La NASA es todavía el líder en el espacio y quiere seguir siéndolo con el proyecto Constelación, presentado en el 2004 por el presidente George W. Bush, que prevé el regreso de los estadounidenses a la Luna para el 2020, seguido por misiones habitadas hacia Marte y más allá. Pero la agencia muestra señales de ahogo en un momento en el que su presupuesto ya no parece estar a la medida de sus ambiciones, lamentan responsables del organismo que pidieron mantener el anonimato. Por falta de recursos, los vuelos de los tres transbordadores serán suspendidos en el 2010, una vez que se termine la Estación Espacial Internacional (ISS), lo que permitiría financiar a su sucesor, la nave Orion, en el marco del programa Constelación. Pero Orion no volaría antes del 2015.
Durante estos cinco años Estados Unidos dependerá de las Soyuz rusas para transportar a sus astronautas hacia la ISS, una inversión de 100.000 millones de dólares que financiaron en gran parte. Esta situación es aún más precaria si se tiene en cuenta la atmósfera de Guerra Fría creada por la crisis en Georgia. "Creo que es peligroso encontrarse en esta situación -dijo recientemente Griffin-. Si algo les pasa a las Soyuz no tendremos ningún acceso a la ISS", lamentó.
En un correo electrónico interno recientemente divulgado por la prensa estadounidense, Griffin expresa su amargura por las reducciones presupuestarias y la actitud de la Oficina de Presupuesto de la Casa Blanca (OMB) en torno del tema del acceso estadounidense a la ISS después del 2010. Lamenta también que la OMB haya eliminado de su proyecto para presentar al Congreso pasajes que advertían sobre los riesgos de pérdida de la preeminencia estadounidense en el espacio y el rápido surgimiento de China como rival.
"Un aterrizaje de los chinos en la Luna antes de que nosotros regresemos sería percibido como un retroceso de Estados Unidos, no sólo detrás de Rusia sino también de China", indicaba. Griffin explicó en un comunicado que sus correos electrónicos habían sido sacados de contexto y reafirmó que apoya suspender los vuelos de transbordadores en el 2010. Fuentes cercanas a la NASA indicaron que está convencido de que China puede llevar sus hombres a la Luna hacia el 2017, antes del regreso previsto de los estadounidenses.
" Un gigante. La agencia aeronáutica y espacial estadounidense dispone del mayor presupuesto mundial para la exploración espacial, con unos 17.000 millones de dólares por año destinados a los vuelos habitados y a las misiones de investigación robotizadas. Hoy casi 19.000 funcionarios trabajan en la sede de la NASA en Washington y en sus diez centros repartidos a través de Estados Unidos, a los cuales se suman unas 40.000 personas con contratos con la agencia espacial.
Nuevo horizonte de vuelos tripulados
A sus 50 años, la NASA amplía su horizonte de vuelos tripulados con el programa Constelación, que prevé regresar a la Luna y viajar desde allí a Marte tras mantener durante 25 años el transbordador en órbita baja y gracias a la construcción de la Estación Espacial Internacional (ISS).
Esta nueva dirección en la política de exploración espacial resultó de la catástrofe del transbordador Columbia el 1 de febrero de 2003, que costó la vida de siete astronautas. Las conclusiones del informe de la comisión de investigación del accidente, divulgadas en agosto del 2003, estimaron que "los responsables nacionales fallaron en sus responsabilidades al no haber reemplazado el programa de transbordadores viejos". El documento concluyó además que la Casa Blanca no ofrecía una "visión estratégica" que guiara las actividades espaciales civiles estadounidenses.
Columbia fue la segunda tragedia del programa espacial estadounidense tras la pérdida del Challenger en 1986 y la muerte de sus siete tripulantes. Menos de seis meses después del informe del Columbia, el 14 de enero de 2004, el presidente estadounidense George W. Bush anunció su "Visión de exploración espacial", consistente en un retorno de los estadounidenses a la Luna para el 2020, con el establecimiento de pequeñas colonias lunares y la posterior preparación de misiones tripuladas a Marte y también más allá en el Sistema Solar.
Este proyecto fue bien acogido por la comunidad espacial y por el Congreso, que votó un aumento del presupuesto de la NASA para su financiación. El programa Constelación prevé el desarrollo de innovaciones tecnológicas como radiotelescopios orbitales e infraestructura que servirían tanto para la exploración como para el apoyo de las decisiones relativas a los destinos elegidos para las misiones humanas. El sector comercial es fuertemente solicitado, dado que Constelación espera impulsar la innovación tecnológica en provecho de la economía norteamericana y de la seguridad del país.
Washington también abrió el proyecto a las agencias espaciales extranjeras, un signo de las limitaciones presupuestarias pero también una táctica para desalentar proyectos rivales. Constelación comprende en particular la cápsula Orion, que sucederá a los transbordadores para el 2015. El retiro de estas naves está previsto para el 2010, concluida la construcción de la ISS, cuya función es conducir experimentos en microgravedad necesarios para preparar vuelos espaciales humanos de largo plazo.
JEAN-LOUIS SANTINI
AFP