El presidente de Bolivia, Evo Morales, quiere mantener la invitación a la Organización de Estados Americanos, con el acompañamiento de las Naciones Unidas y la Unión Europea, para que sean testigos y garantes del proceso de diálogo entre el gobierno y la oposición, afirmó el embajador de Bolivia ante la OEA, Reynaldo Cuadros.
En tanto el embajador de Bolivia durante el gobierno de Gonzalo Sánchez de Losada (2002-2003), Jaime Aparicio, también consideró urgente la mediación en Bolivia, pero estima que "la presión" de países moderados es indispensable para lograr cualquier acercamiento entra las partes.
"Realmente considero que no ha sido muy afortunado el papel de la OEA, porque desde un principio ha apoyado al gobierno y no se ha pronunciado en relación con los problemas de fondo, como es, por ejemplo, la inconsistencia del padrón electoral", dijo Aparicio. Estimó asimismo de gran valor el papel que han jugado en todo el proceso los gobiernos de Brasil y Chile, que lograron "limitar la posición de Venezuela".
Sin embargo, Peter Hakim, presidente del Interamerican Dialogue, un "think tank" en Washington, puntualizó: "Es muy decepcionante lo que le pasó a la OEA, cuando era la llamada a lidiar con la crisis boliviana. Unasur no cuenta con la infraestructura, ni con los mecanismos para dar respuestas adecuadas. Su intervención fue útil, pero efectista, no pasó de principios generales, no se pronunció sobre detalles". "A pesar de las divisiones que hay en el hemisferio, -agregó Hakim- los países de la región parecen no querer utilizar a la OEA. Estados Unidos como tal no tiene rol alguno en ese conflicto".
La OEA viene tratando de mediar en la crisis boliviana desde el principio. Inicialmente, fue designado el ex canciller argentino Dante Caputo para tratar de armar una mesa de negociaciones entre el gobierno boliviano y la oposición, pero no logró convencer a ninguna de las partes. (DPA)