Ellos vigilan, maltratan, a veces golpean y lanzan amenazas de muerte: son los "comandos del pudor", que desde hace semanas siembran el terror entre los ortodoxos sospechosos de infringir la estricta interpretación de la ley judía en Jerusalén.
M., una judía divorciada de 28 años, está aún afectada por el paso de uno de esos "comandos" por su estanco: "Me molieron a palos, me ataron y me amenazaron de muerte", cuenta la mujer, temblando. "¿Quiénes les impedirán matarme?" Explicación: M. habría tenido un comportamiento "indecente" según los ultraortodoxos: había frecuentado hombres y usaba pantalón, algo inaceptable para una mujer de este ambiente religioso, donde sólo se aceptan las faldas largas.
"Todavía no sé por qué recibí esta agresión. ¿Qué tiene que ver mi vida con la de esos tipos?", se rebela la joven, que hace tres años se divorció de un ultraortodoxo. M. teme ser víctima de una "venganza" por parte de su ex marido, que partió a Estados Unidos y le impide ver a sus tres hijos. Los dos agresores, presuntos miembros de estos "comandos", fueron arrestados hace dos semanas en Jerusalén. Otro individuo fue detenido por sospechas de que trató de incendiar una tienda de ropa.
Otros fueron blanco de esas patrullas constituidas en su mayoría por "mercenarios" -no necesariamente ortodoxos- al servicio de la comunidad religiosa. No pasa un día sin que la tienda Space -especialista en material informático en el bastión de los ultraortodoxos de Mea Shearim- sufra un ataque.
El crimen: vender lectores multimedia de MP4 que permiten ver películas, una actividad juzgada altamente subversiva por los ultraortodoxos, porque puede incitar a ver imágenes indecentes. "Hacen reinar el terror en el barrio", afirma David, vendedor en Space y sin embargo ortodoxo.
Frente a la vitrina, unos manifestantes distribuyen volantes que llaman a boicotear la tienda. "Quemaron nuestro almacén y nadie los detendrá", agrega el comerciante, que ya ha intercambiado tiros con los manifestantes. Según uno de los manifestantes, "esta tienda corrompe a la juventud del barrio. Nosotros lucharemos hasta que deje de vender esos aparatos impuros". "Los comandos del pudor siempre han existido con el amparo de los rabinos, a fin de luchar contra las costumbres disolutas de los barrios religiosos", dice Meny Schwartz, director de la radio ortodoxa Kol Haredi. "Desde hace unas semanas asistimos a desbordamientos, como ha sido el caso de esa joven mujer", agrega Schwartz, quien evoca una "radicalización" para impedir cualquier veleidad de apertura ortodoxa hacia la modernidad. Hay algunos "comandos" tolerados; otros, más violentos, suelen recurrir a la fuerza y se autodenominan "sicarios" -en referencia al grupo judío zelote que en el siglo I resistía al imperio romano- y provienen del Neturei Karta, un grupo ultrarreligioso y antisionista. El rabino Shmuel Averbach, una de las grandes figuras del mundo ultraortodoxo, vino recientemente al lugar para apoyar a las tiendas atacadas por los "sicarios", pero no ha obtenido ningún resultado convincente. "No tienen Dios ni amo; no obedecen a nadie", afirma Meny Schwartz. Como las numerosas víctimas, el rabino agrega que prefiere contar con la policía, que acaba de comprometerse a poner fin a la acción de los comandos.
Grupos de ultraortodoxos vigilan, maltratan y golpean en Jerusalén a quienes consideran que violan las normas morales. Las mujeres son las principales víctimas de estos fanáticos religiosos.
El terrorismo del pudor
AFP