Como no podía ser de otra manera, los comicios presidenciales norteamericanos despiertan en esta orilla del Plata las mismas inquietudes.
Cada cuatro años, pues, cuando los candidatos de las dos grandes banderías políticas estadounidenses entran en la recta final de la campaña, nos preguntamos de qué manera evolucionarán las relaciones bilaterales en caso de triunfar los demócratas o, en su defecto, de hacerlo los republicanos.
Este afán, de más está decirlo, no es patrimonio nuestro sino que, en mayor o menor medida, resulta común a las demás naciones del planeta.
Para el cientista político Vicente Massot, tratándose Estados Unidos de "la república imperial" -tal como la definió Raymond Aron con frase emblemática- y siendo la única superpotencia que emergió triunfante de la Guerra Fría, es lógico que todos intentemos descifrar el posible derrotero de unos vínculos venturosos a veces y tormentosos otras.
Autor de una saga de ensayos de singular rigurosidad sobre la historia argentina y los sistemas de pensamiento que modelaron el mundo contemporáneo -entre otros, "Un mundo en equilibrio. La Realpolitik en la Europa de Bismarck", "El poder de lo fáctico" y "Las ideas de esos hombres: de Moreno a Perón"-, Massot entiende que, debido a la poca atención que en general Obama y McCain le han prestado a lo que llamamos Latinoamérica, no resulta fácil reflexionar sobre cómo gravitará la elección americana en esta parte del planeta.
-Si los países al sur de Río Grande merecieran una consideración especial por parte de los candidatos habría más elementos de juicio de los cuales tomarnos para responder. Pero no es así, de modo tal que salvo en cuanto atañe a México, Colombia, Venezuela y Brasil, sólo queda lugar para las especulaciones -reflexiona Massot.
Desde la perspectiva de la inserción de Argentina en el concierto mundial, Massot entiende que es "un actor insignificante, ubicado en un subcontinente sin importancia estratégica. No somos aliados tácticos de Estados Unidos ni tampoco socios in
teresantes. Más aún: en los últimos años hemos preferido ensayar respecto de Washington una diplomacia que basculó entre la grosería -transparentada en la conferencia de jefes de Estado desarrollada en Mar del Plata- y el seguimiento automático de decisiones de Washington en cuestiones de seguridad".
Pero ¿y entonces?
-Y entonces no habrá diferencias substanciales, sea que se alce triunfador el progresista negro o que lo haga el conservador blanco, básicamente, por una razón: nadie quiere perder el tiempo con un país -Argentina, claro- que insiste en desconocer las reglas de juego internacionales -remata Massot.
Por su parte, Roberto Russell reconoce la nula gravitación de Argentina en el escenario internacional.
Doctor en Relaciones Internacionales por la John Hopkins University y director de la Maestría en Estudios Internacionales de la Universidad Torcuato Di Tella, desde "DEF" Russell es en el plano académico una de las voces más escuchadas del país en materia de política exterior.
En "DEF", revista especializada en temas de desarrollo, Russell desgrana sus puntos de vista en relación con qué influencia puede tener para Argentina que gane Obama o lo haga McCain. Veamos.
" En los temas centrales de la agenda de Estados Unidos para América Latina -que son migraciones, droga, libre comercio, seguridad pública y energética- Argentina tiene un papel muy marginal, lo que no es necesariamente malo. Para nosotros no va a haber una mayor diferencia (ganen los demócratas o triunfen los republicanos).
" Hay quienes dicen que McCain sería más favorable al libre comercio, pero el gobierno de Argentina, de todos modos, no quiere saber nada con un TLC con Estados Unidos, por lo tanto ése no es un tema de nuestra agenda bilateral.
" Quizá en derechos humanos podríamos tener una mayor afinidad con un gobierno demócrata, aunque la historia personal de McCain (ex prisionero de guerra en Vietnam ) hará que éste preste una especial atención al tema.
" Todos los informes que circulan en el país del Norte hacen referencia a que hoy América Latina es más importante que nunca para Washington, pero se refieren particularmente a México, Colombia, Centroamérica y el Caribe, que son lugares de la región que están cada vez más integrados funcionalmente a Estados Unidos. Ése no es nuestro caso.
Las coincidencias sobre la irrelevancia de Argentina de cara a las elecciones en Estados Unidos se extienden a Sergio Berensztein, historiador y director de la consultora Poliarquía, quizá en este presente la de mayor excelencia a la hora del aná
lisis político.
Berensztein, al margen de ratificarse en línea con quienes sostienen que América Latina "no es una región importante para Estados Unidos", admite que para Washington los vínculos con este continente se reducen al manejo de la inmigración, el narcotráfico y la narcoguerrilla; "por eso el foco (de la Casa Blanca) está puesto en Colombia, México y el caso cubano".
En este escenario, "el papel de la política exterior argentina es muy deslucido. El país es visto como un defaulteador serial, tiene una pésima reputación y se lo considera muy poco serio a partir de la amistad inexplicable con Hugo Chávez".
Por su parte, Jorge Castro -presidente del Instituto de Planeamiento Estratégico- sostiene que Washington ha "delegado en Brasil el liderazgo" del Cono Sur.
"En este sentido, es posible que Obama mantenga y profundice el acuerdo Bush-Lula en materia de biocombustibles. Además se observa en él un redescubrimiento de la posición a favor del libre comercio y de dejar atrás consignas proteccionistas. En caso de que los demócratas triunfen en las elecciones de noviembre, es muy probable que el TLC con Colombia termine siendo aprobado por el Congreso", sostiene Castro.
En el documento publicado por la revista especializada "DEF" al que se hizo referencia, Roberto Russell coincide con Castro en que Brasil no es un problema para Estados Unidos. Destaca: "En todo caso, la futura hegemonía regional que puede llegar a preocupar a Washington, en caso de que se concrete, es la de China. Brasil y Estados Unidos tiene una relación rica y cada vez más compleja que combina dosis variadas de competencia y colaboración".
AGENCIA BUENOS AIRES