En los últimos años Berlín se ha convertido en uno de los destinos turísticos referidos de Europa. La cifra de visitantes crece como la espuma y para la mayoría de ellos el objetivo fundamental del viaje es ver de cerca el famoso muro, una misión que no siempre resulta fácil.
No en vano el muro "de contención antifascista", como lo denominó la República Democrática Alemana (RDA), o el "Muro de la Vergüenza" al que se empezó a referir pronto la opinión pública en el Berlín occidental, ha desaparecido sin dejar rastro en buena parte de la ciudad y sólo puede apreciarse en su forma original en determinados puntos.
Ahora una empresa ha reconocido la oportunidad y ha lanzado una guía multimedia que mediante un GPS conduce fácil y eficazmente al usuario a los principales lugares por los que pasaba originalmente aquel bloque de hormigón armado que dividió dramáticamente la ciudad desde agosto de 1961 hasta noviembre de 1989.
Es un pequeño aparato de pantalla táctil que muestra un mapa interactivo de Berlín. El turista, con un lápiz táctil en la mano y unos auriculares, va buscando solo y a su ritmo las huellas de aquella construcción que se extendía por 45 kilómetros para dividir Berlín en dos y por 155 kilómetros para separar Berlín occidental de la RDA. Sólo hace falta palpar la pantalla para que el instrumento detecte de forma automática y con una desviación de tan sólo dos metros el lugar donde se encuentra el usuario.
Para la directora de este proyecto, Rosemarie Wirthmüller, uno de los principales objetivos era ofrecer una mayor flexibilidad al visitante. Así, éste podría prescindir de las tradicionales guías y autobuses turísticos y lanzarse a la aventura por su cuenta.
Durante cinco horas, la "Guía del Muro", que marca 22 puntos de interés histórico, ofrece un recorrido personalizado por toda la ciudad y explica las condiciones de vida de aquellos a los que les tocó sufrir las consecuencias del muro, símbolo por antonomasia de la división de Alemania y de la Guerra Fría.
El turista que ha alquilado el aparato puede detenerse cuando lo desee, saltarse o repetir los fragmentos que quiera ver, leer o escuchar decidiendo si quiere descubrir la ciudad a pie, en bicicleta o transporte público.
Los puntos en los que las explicaciones son más generosas, por su fuerte carga histórica y porque aún se mantienen totalmente en pie, son los alrededores de la emblemática e histórica Puerta de Brandeburgo, la calle Niederkirchnerstrasse -junto a la famosa Plaza Potsdam-, el punto de control Checkpoint Charlie y la East Side Gallerie, el fragmento de muro de 1,5 kilómetros y decorado con murales artísticos que se levanta junto a la estación Ostbahnhof. Además, obligatoria en ese recorrido es la calle Bernauerstrae, no sólo porque ahí se ubican un imponente trozo de muro y el más importante centro de documentación sino por su valor histórico, pues en ese punto comenzó su edificación y demolición oficial.
Una gran originalidad del invento es que incluye documentos gráficos y sonoros, extraídos en su mayoría del Archivo Federal de Alemania y del de Berlín. Entre los más interesantes se encuentra sin duda el video del soldado Conrad Schumann, de 19 años, quien durante el levantamiento del muro en agosto de 1961 se atrevió a huir a la parte occidental saltando sobre las alambradas de la famosa Bernauerstrae.
De esa misma calle puede verse un video que muestra cómo mientras los edificios de viviendas se tapiaban para pasar a formar parte del muro, la gente, desesperada, se tiraba por las ventanas hacia la Berlín occidental.
También hay documentos sonoros de heroicas huidas a través de túneles o a nado por el río Spree, testimonios de víctimas de la Stasi (la policía secreta de la RDA), de vigilantes del muro o de muchas personas que lograron permisos de un día para visitar a sus parientes en la parte oriental.
La escena más emotiva es seguramente aquella en la que mientras se escucha el Himno de la Alegría se observa la festiva caída del Muro el 9 de noviembre de 1989, cuando la odiada edificación de 3,6 metros de altura, con su frontera protegida por una valla metálica y su cerca de púas, con las alrededor de 300 torres de vigilancia y los cables de alarma, pasaba poco a poco a la historia.
Como no podía ser menos, se puede escuchar el célebre discurso que pronunció el presidente de Estados Unidos John F. Kennedy el 26 de Junio de 1963 en la Berlín occidental. "Ich bin ein Berliner" (yo soy de Berlín), dijo entonces haciendo archifamosa aquella frase.
El Senado de Berlín dio luz verde a esta "Guía de Berlín" y concedió la licencia por siete años a la empresa estadounidense Antenna Audio, perteneciente a Discovery, que ha gastado 750.000 euros (1,12 millones de dólares) en sacar a la luz este invento.
De momento está disponible en inglés y en alemán, pero pronto estará en "todos los idiomas de los Aliados", es decir, francés, ruso y, más tarde, español y holandés. Hasta ahora se han fabricado 500 guías que según los organizadores están siendo alquiladas con regularidad, pero los responsables esperan aumentar rápidamente su número para cubrir la creciente demanda de Berlín, una ciudad que ya recibe más de siete millones de turistas cada año.
ROSA ARANDA
DPA