Todavía ninguno de sus barcos surcó las aguas de Sudamérica. Por ahora no se trata más que de un lindo escudo, un comandante designado y una estructura administrativa. Sin embargo, el anuncio de reactivación de la IV Flota estadounidense, con jurisdicción en aguas del Caribe, Centro y Sudamérica, ya causó inquietud en círculos diplomáticos de la región y disparó una serie de conjeturas, especulaciones y hasta rechazos de sectores políticos que ven la medida como una nueva injerencia inconsulta de Washington en temas locales.
El primer anuncio fue dado a través de un escueto comunicado del Pentágono el 25 de abril pasado. Allí se aludía a la reactivación de la flota, creada en principio en 1943 para hacer frente a la amenaza de los submarinos nazis en toda la región y disuelta poco después de finalizada la Segunda Guerra mundial, en 1950. Se agrega que la estructura militar dependerá del Comando Sur, cuyo centro es Miami; que su principal base de operaciones será Mayport, también en La Florida, y que la comandará el contraalmirante Joseph Kernan, hasta ahora jefe del Comando de Tácticas Especiales de Guerra Naval.
El sábado pasado, el jefe de Operaciones Navales de la Armada estadounidense, Gary Roughead, presidió una sencilla ceremonia en la que se dio inicio al nuevo esquema. La IV Flota "estará lista en todo momento para todo desafío y para afrontar las amenazas que se presenten, como el tráfico de drogas, el de personas y el de armas", señaló. En el mismo acto, el jefe del Comando Sur, James Stavridis, ratificó que, al menos en esta etapa, la estructura militar carecerá de capacidad ofensiva y se centrará también en labores humanitarias.
De este modo, salieron al cruce de varias versiones y especulaciones sobre esta movida militar. Distintos medios internacionales, basados en fuentes militares y diplomáticas estadounidenses, hablaron de "once barcos y un portaaviones" que podría ser "de tipo nuclear" .
Sin embargo, se indicó que la nave insignia de la flota será un buque hospital, probablemente el "USNS Comfort", ya utilizado en misiones humanitarias en América Central y África.
Afirmaron que la flota no tendrá el control operativo de barcos en su base de Mayport, ya que las embarcaciones seguirán en la órbita de la Segunda Flota, que se encuentra en Norfolk, Virginia. Los barcos estarán bajo la responsabilidad de la IV Flota sólo mientras dure su misión en la zona. "Sólo se crearán 30 nuevos puestos de trabajo en Mayport, que se sumarán a 120 personas que ya trabajan allí", dijo el Comando Sur. La Armada tiene actualmente entre 10 y 15 barcos en Latinoamérica, con entre 5.000 y 7.000 militares.
Sin embargo, hay dos datos adicionales aparecidos en una investigación del diario "Clarín" que inquietaron a los políticos sudamericanos y del Caribe:
" El comandante del grupo, Josep Kernan, es un experto en operaciones comando. Pertenece al SEAL, "un grupo de élite diseñado para las más duras operaciones especiales y preparado para las condiciones más adversas y exigentes, que interviene casi siempre aislado de sus mandos u otras unidades", señala el reporte de la periodista Telma Luzzani.
" Las declaraciones de James Stevenson, comandante de la Marina del Comando Sur, que habló de que sus naves "podrían llegar hasta el tremendo sistema de ríos de Sudamérica navegando en aguas más marrones que azules".
Apenas se difundió la noticia, se multiplicaron las declaraciones de repudio de los presidente regionales enfrentados con Estados Unidos. Desde Venezuela Hugo Chávez aseguró: "Claro que es una amenaza. Nos amenazan con la IV Flota. No les tenemos miedo". En Cuba, Fidel Castro aseguró en uno de sus editoriales que la flota sirve "para sembrar el terror y la muerte, pero no para combatir el terrorismo y las actividades ilícitas".
Sin embargo, menos previsibles fueron las molestias expresadas por países como Argentina y Brasil, que exigieron explicaciones a Washington por la medida "inconsulta".
En estos dos países apuntaron además a un aspecto estratégico: el control de los recursos naturales, en momentos en que el principal abastecedor petrolero de Estados Unidos, Venezuela, es un gobierno considerado "hostil" aliado de Irán y en Brasil se han hallado enormes reservas petroleras en su plataforma submarina. También se mencionan la actual crisis alimentaria y los recursos acuíferos y de biodiversidad, abundantes en esta parte del planeta y que son considerados claves para el futuro.
Khatchik der Ghougassian, especialista en temas de integración y seguridad latinoamericana de la Universidad de San Andrés, dijo a "Clarín": "No es casual que esta decisión aparezca cuando se inicia un cambio estructural de la economía mundial en el que las reservas de agua dulce, los alimentos y los recursos energéticos (abundantes en nuestra región) se posicionan como un valor estratégico importante".
Aunque no oficialmente, la iniciativa preocupó en especial al gobierno de Brasil que, si bien mantiene excelentes relaciones con Estados Unidos, intenta ejercer un rol de liderazgo regional. Este país anunció desde el 2007 descubrimientos sucesivos de reservas de petróleo en la Cuenca de Santos, en el litoral del estado de São Paulo, con recursos estimados de entre 33.000 y 70.000 millones de barriles de petróleo. "Ahora, de repente, cuando se habla de enormes reservas de petróleo en nuestras costas, ahora que algunos insisten en la internacionalización de la Amazonia, nos enteramos de que la IV Flota viene para acá", señaló recientemente el diputado Pedro Simón, del centrista PMDB, aliado del gobierno de Lula. Diputados del Partido de los Trabajadores pidieron "reforzar el equipamiento" de las FF. AA. para proteger las futuras plataformas.
En un intento por disipar estas sospechas, el subsecretario de Estado estadounidense, Tomas Shannon, explicó directamente a los gobiernos de estas latitudes -incluido el argentino- los alcances de esta iniciativa. "La IV Flota no tiene capacidad ofensiva. No tiene portaaviones ni grandes barcos. El más grande es un buque hospital", le expresó personalmente a la presidenta Cristina Fernández. "Le aseguré que la Armada no va a entrar en ningún río, zonas litorales ni aguas territoriales", destacó.
Mientras, tanto el analista local Rosendo Fraga como expertos consultados por la agencia AP destacaron que la medida es, sobre todo, un aviso al gobierno de Chávez.
Susan Kaufman Purcell, directora del Centro de Política Hemisférica de la Universidad de Miami, consideró que no se trata de una medida ofensiva sino más bien de una respuesta de Estados Unidos "al aumento de la interferencia de Chávez en América Latina" y al problema histórico del narcotráfico. "La razón principal son las acciones de Chávez para aumentar su capacidad naval -dijo Purcell-. Esto no le gusta a Estados Unidos". Para la experta, el restablecimiento de la flota busca "nivelar el balance del poder naval en la región". Además, "es una forma de asegurarles a sus amigos, como el presidente colombiano Álvaro Uribe, que no están solos en la región", señalan otros.
Bajo el mandato de Chávez, Venezuela aumentó considerablemente su arsenal militar: entre el 2005 y el 2007 gastó unos 4.000 millones de dólares en armas -entre ellas, 53 helicópteros militares, 100.000 fusiles Kalashnikov y 24 cazas SU-30 Sukhoi- y espera cerrar dentro de poco una compra de submarinos rusos, la que, según algunos analistas, sería la principal fuente de preocupación de los militares estadounidenses. No sólo Venezuela se rearma en la región, también Chile y Brasil han incrementado su presupuesto de Defensa. Y Colombia ha recibido ayuda por 5.000 millones de dólares de Estados Unidos gracias al Plan Colombia para combatir el narcotráfico, en armamento, logística y también en inteligencia, según quedó demostrado en las recientes operaciones contra la guerrilla de las FARC.
Para otros expertos en defensa, desde lo estrictamente militar existe una razón operativa fundamental: la pérdida de presencia militar estadounidense en Sudamérica. En los últimos años, cada vez menos países acceden a participar en maniobras militares conjuntas con EE.UU. o capacitan oficiales en sus academias.
Más allá de los recelos y especulaciones, el revuelo causado por la reactivación de la IV Flota revela hasta qué punto se ha extendido la percepción negativa de las políticas (o la falta de políticas) estadounidenses hacia la región, demostrando además que la superpotencia tiene serios problemas para comunicar sus reales objetivos en la región.
El acto de relanzamiento de la Flota, que aún no tiene navíos concretos asignados.
LEONARDO HERREROS
lherreros@rionegro.com.ar