No se ahorra nada, ¿no?

-Es que la pregunta es muy amplia.

-En relación con el gobierno nacional y con la situación del país, el suyo es el discurso más...

-Tengo un estilo directo. Mis amigos dicen que abrumo, que salgo al cruce de todas, que compro todas, pero bueno... yo soy así y además quiero a mi provincia, a mi país, y quiero que estén mejor y mejor y...

-Espere, espere. Vayamos por partes. Hace cinco años, siendo usted intendente de esa otra capital del país que es Córdoba, me dijo que estaba asombrado de todo lo que diariamente le deparaba el ejercicio del poder.

-Sí, sí, una caja de Pandora.

-Pasado ese tiempo, ¿cómo define hoy aquel descubrimiento?

-Mire, la política, tal cual la ha interpretado históricamente la dirigencia política, perdió autonomía en relación con la gente, con la sociedad. Hoy la gente se moviliza sobre la política, va derecho a la política en procura de soluciones... la gente protagoniza, sale a la calle, protesta, va derechito a la dirigencia política y la mira a los ojos diciéndole que cumpla. Por eso digo que la política ha perdido autonomía.

-No me parece el término más adecuado para lo que está explicando. Es consustancial a la política que esté en la esfera de la gente; en alguna medida, es la gente. Por otra parte, política y dirigencia son dos planos.

-Es posible. Quizá desde lo técnico no sea el término apropiado, pero lo que quiero decir es que los políticos, la dirigencia concretamente, ya no se pueden mover como si la gente no existiera, no reclamara, no fuera la materia de la política y...

-¿Entonces no cambió la política sino la gente?

-Y, la gente defiende sus derechos, su vida; la gente no protesta contra la democracia: quiere que la democracia le sirva. ¿Sabe qué? La gente es la que está mejorando la política, el funcionamiento del sistema político. Lo hace cada vez que reclama, que se planta ante los dirigentes. La sociedad es cada vez más plural, no quiere atarse a dogmatismos, antagonismos que nos hunden y nos hunden...

-Es plural, pero una porción inmensa de esa gente votó al kirchnerismo, que según le escuché decir días atrás, dio por tierra con el plura

lismo o al menos ése sería el plan kirchnerista...

-La gente está comenzando a darse cuenta de lo que significa el kirchnerismo como manifestación de poder, que no es otra cosa que un poder autoritario que intenta liquidar lo que es natural de la democracia, lo que le da vida: la pluralidad. Y lo hace con una frivolidad terrible.

-¿Frivolidad en qué sentido ?

-¿Qué le parece como se mueve el gobierno ante esta crisis insólita a que nos llevó con el campo, que ya no es una crisis de relación con el campo sino con la sociedad? Este poder político está muy enfermo.

-¿La sociedad está sana? ¿No cree que el poder suele expresar mucho de lo tendencial que tiene la sociedad?

-Reconozco que los argentinos somos bichos difíciles, se nos suelta el humor y nos vamos para cualquier lado, nos bandeamos con mucha facilidad. Se pueden dar muchas explicaciones de por qué somos así, pero lo concreto es que somos una sociedad compleja, difícil. Hay mucha frustración, ya el futuro no puede ser pensado con la seguridad con que lo pensábamos antes. El grueso de los que ya somos grandes venimos de hogares humildes, hogares de clase media baja; en fin, de una manera u otra el país nos dio la posibilidad de salir adelante. Hoy eso es más duro, cuesta mucho ser, llegar...

-Vayamos a lo de la frivolidad, que tiene que ver con todo esto.

- Lo que pasa es que cuando uno es poder político tiene obligaciones muy concretas, y una de ellas es no someter a la sociedad a tensiones que sólo conducen al desencuentro, pueden conducirla al debate pero no al desencuentro, a partirla... ¡esto es de una frivolidad terrible! ¡Es creer que así, porque sí, se puede manejar el poder y eso autoriza a hacer lo que uno quiera!

-Admitiendo ese desencuentro, ¿sólo el gobierno nacional lo está alentando?

-No, por supuesto que no. Ya sabemos, a río revuelto siempre puede aparecer un trasnochado de quiera a Videla. Pero el grueso, la gran mayoría de la gente de campo o, mejor dicho, toda, más los ciudadanos que respaldan su lucha, es gente como usted, como yo, gente que quiere que el país salga adelante sin matarnos entre nosotros. Y en el kirchnerismo también hay gente que piensa así, dirigentes de primer rango, pero callan por disciplina partidaria... disciplina partidaria mal entendida, porque ningún militante está obligado a clavar los tacos ante decisiones autoritarias que dañan al país. Y esto es lo que ha hecho el kirchnerismo: hablarle a una parte de la sociedad en contra de la otra parte, y así tensiona. Y eso es responsabilidad del poder, que tendría que dar el ejemplo en procurar acuerdos, en hablar serenamente... ¿sabe qué pienso?

-Algo sí, otras cosas no.

-Pienso en todo lo que se gana, en todo el capital político que gana un político, máxime cuando es gobierno, que reconoce que se equivocó con ésta o aquella decisión y vuelve atrás. Esa grandeza vale mucho.

-Pero usted plantea un tema de filosofía política...

-¡Sí, ya sé, la realidad es otra cosa! Pero no es la mezquindad la que hace a los buenos políticos, a los que trascienden por su pensamiento, su decisión de gobernar para todos... y aquí estamos ante mucha mezquindad. Más allá de que se estuviera o no de acuerdo con lo que venía haciendo, este gobierno tenía mucho poder. La presidenta recibió una situación con luces de alarma, pero plantada en mucho poder... ¡mire dónde estamos a siete meses de su asunción!

-¿Quién tiene en Córdoba el liderazgo de la oposición al kirchnerismo, Schiaretti, De la Sota o usted?

-No me interesa competir por ese liderazgo. Tampoco quiero ser un "anti" esto o aquello: soy opositor a este estilo prepotente y frívolo de ejercer el poder que tiene el kirchnerismo. Por otra parte, De la Sota y Schiaretti se beneficiaron del kirchnerismo a la hora del fraude que nos hicieron en la elección para gobernador de Córdoba, que la historia ya ha puesto en blanco sobre negro... los dos son opositores de cartulina, ésa es la oposición que hoy hacen al kirchnerismo, pero mantienen la misma cosmovisión de poder kirchnerista: autoritaria, antiplural, de la cual se beneficiaron ellos dos. Ahora chillan, pero vienen de ahí.

CARLOS TORRENGO

carlostorrengo@hotmail.com