En las últimas dos décadas, de tanto en tanto alguien anuncia la muerte de algo... cuando no es el fin de la historia es de las ideologías y, ahora, de la ciencia, pasando por otras muertes u otros finales, claro... la novela, la ciencia, la filosofía. ¿Desde dónde decretar tanta muerte y tantas desapariciones que luego se comprueba que no son?
-Desde la estupidez. No me voy a meter con determinadas "muertes", pero lo concreto es que hay mucho charlatán dando vueltas y queriendo trascender anunciando muertes varias. En el fondo, creo que lo que buscan es la muerte de la curiosidad.
-¿Qué es la curiosidad?
-El buscar causas, explicaciones. Es el interés por saber qué somos y dónde somos.
-Bertrand Russell decía que hace a la reproducción de vida.
-Y, desde su aparición, desde su primer día, por así llamarlo, el principio de curiosidad se fundó desde la vida; hace a la vida.
-Hoy se sabe que Stalin, por tomar un caso, le tenía terror a la curiosidad, al preguntarse, al inquirir.
-Bueno, es propio de las dictaduras arrinconar el principio de curiosidad. Las dictaduras son o se fundamentan en el dogmatismo. Son la certidumbre, no la duda que siempre alienta el principio de interrogarnos. Nada nuevo en todo esto. Por eso creo que los que andan divulgando la muerte de la ciencia creen que el principio de curiosidad puede dejar de existir. ¡Es insólito! Además, la curiosidad hace a una inquietud de la razón, hace a la racionalidad; hace, concretamente, a preguntas que siempre tienen que ver con nosotros, porque cuando centramos nuestra curiosidad en lo que nos rodea, en lo que nos llama la atención, estamos hablando de nosotros... ¿cómo anularnos nosotros mismos? Sería dejar de existir. No puedo entender o, en todo caso, puedo hacerlo asumiendo la charlatanería que la promueve, cómo se puede estar divulgando, como lo hace John Horgan, que ya no tenemos más interrogantes que hacernos... ¡realmente!
-¿Será por miedo que se expande este tipo de convencimientos?
-En tanto son convencimientos que carecen de argumentación sólida, generalmente no me ocupo de saber qué es lo que los motiva. No sé... ¿miedo? Pero ¿a qué?
-Y, a que la vida vaya por espacios o arrime a lugares no sé... no manejables. Las religiones, al menos la Católica y al menos desde sus jerarquías, está plagada de miedos, temores, incerti
dumbre... no sé. En las religiones hay mucho de rústico a la hora de ver la vida y cómo ésta se expresa.
-No reo que sea "rústico" el término.
-Me refiero a rústico en sentido de lo rudimentario o...
-En todo caso, creo que hay mucho de primitivismo en ellas, desde sus convencimientos siempre terminan defendiendo lo existente tal cual está lo existente... el statu quo. Las religiones son culturas, formaciones de convencimientos que mire por donde se las mire son inmovilizadoras y, también en términos muy definidos y probados desde la misma historia, factores de control social. Pero este juicio no implica una objeción a quien abraza una religión; soy respetuoso del pensamiento de cada uno y lo que realmente me interesa de la gente son sus conductas objetivas. Las religiones nos son impuestas, no llegan a uno desde un proceso de razonamiento muy acentuado de cada uno...
-¿Usted habla del peso de la tradición?
-Exacto. Suele ser... es muy decisivo. Pero en esto, le insisto, vale la libertad: hay que defender el derecho a ser libre, a optar, a definirse siempre desde la libertad. La gran lucha de la humanidad sigue siendo la libertad; la libertad retroalimenta la vida, respetarnos en el marco de nuestras creencias, nuestros convencimientos. La lucha a favor de la libertad no está muerta. Es de todos, creyentes y no creyentes.
-¿Sigue convencido de que la filosofía está enferma?
-Sí, pero no muerta. El filósofo se ha confundido con otras ciencias.
-Usted ha dicho, ha escrito, que uno de los problemas de la filosofía en este presente es que el filósofo se dedica con exagerada voluntad a problemas pequeños o, en todo caso, problemas intrascendentes.
-Con esa afirmación lo que procuro es que el filósofo recupere el espacio de reflexión sobre aquellos temas que tienen una trascendencia muy superior a la que logran lo que llamo "miniproblemas", porque también hay que aclararlo: no hay muerte del pensamiento. La filosofía hace a cosas que hacen a conductas, a alentarnos para la vida.
-Todo lo contrario al existencialismo...
-Todo, sí, todo.
-Incluso a Jean Paul Sartre.
-Incluso, mucho charlatán dando vueltas alrededor o en la filosofía.
-Es duro cuando dice que los argentinos nos prendemos muy rápido de los charlatanes...
-Pero es la realidad.
CARLOS TORRENGO
carlostorrengo@hotmail.com