Como consecuencia de los más de tres meses que lleva acumulados el enfrentamiento entre el gobierno y el campo, gran parte de la sociedad se siente muy insegura respecto de cuál será su situación económica y evalúa que no es un buen momento para consumir. Y con esto, claramente pierde toda la Argentina, analizó Alejandro Catterberg, uno de los directores de la consultora privada Poliarquía, en una charla con "Debates".
"El problema político se puede transformar en un drama económico. Hay incertidumbre y empieza a predominar el pesimismo. La población demanda una solución urgente para seguir con su vida normal y quiere que vuelva la sensación de crecimiento que había hasta que comenzó conflicto -afirmó el licenciado en Economía-. La gente percibe que estamos desaprovechando una oportunidad muy buena debido a la crisis de alimentos que hay en todo el mundo", destacó.
Dadas las circunstancias, es el gobierno el que más tiene por perder. La reprobación de la sociedad es evidente, según una encuesta de Poliarquía que indica que la imagen de la presidenta decayó un 6% en junio, con lo cual sólo el 20% la ve de manera positiva y acumula una baja del 36% durante el primer semestre del año.
Esta misma medición indica que en la Patagonia la aprobación a Cristina es del 37%. "Hubo otros presidentes con imagen tan baja como ella y gobernaron durante muchos años. Está fresco el recuerdo más reciente de De la Rúa, pero Menem durante casi tres años gobernó con una imagen igual o peor que la que tiene ahora Cristina", señaló Catterberg a la vez que observó que "la preocupación del gobierno debería ser recuperar la imagen antes de las elecciones del año que viene para no llegar en una situación tan desfavorable como ésta en la que está ahora".
Retrocediendo al inicio del conflicto, cuando hace poco más de tres meses se decidió implementar un nuevo esquema de retenciones, el analista señaló que el gobierno se vio sorprendido al generar una reacción que no estaba en sus cálculos. "Luego fue cambiando de estrategia, que en términos generales fue dar por terminado el tema con cierto nivel de correcciones, tratando de que la opinión pública percibiera el campo con atributos negativos, algo que no logró", señaló Catterberg, para quien la estrategia de desgastar al campo y de que, a su vez, la gente piense mal de los ruralistas "no va a resolver el problema porque los actores tienen una base de aceptación diferente: el gobierno necesita la legitimación de la sociedad, mientras que los ruralistas la obtienen del sector que representan".
CONFRONTACIÓN, CONCILIACIÓN Y AGENDA
Durante la última semana, Cristina alternó la conciliación y la confrontación directa. Por un lado envió al Congreso el proyecto de retenciones, lo que Catterberg observó como "un hecho muy positivo y una posible forma de destrabar la situación", pero al día siguiente realizó un acto en Plaza de Mayo "para defender la democracia de un intento de golpe que estarían armando los del campo, una idea que la mayoría de la población no toma porque no considera que haya un intento de desestabilización".
Aquí puntualmente Catterberg consideró que el gobierno se equivoca. "La gente reclama que esto termine para seguir con su vida normal, deseando que vuelva la sensación de crecimiento que había en el país hasta hace tres meses", dice. Mientras el Congreso se toma su tiempo para debatir sobre las controvertidas retenciones móviles, el panorama puede empeorar, según Catterberg.
"Cuanto más se prolongue la solución, peor será para todos. El conflicto profundizó un cambio de expectativas que se había empezado a notar desde mediados del año pasado. Durante estos tres meses se deterioró mucho el humor social. Empieza predominar el pesimismo, la gente se torna más insegura, hay incertidumbre y evalúa que no es un buen momento para consumir. También se ve afectado el clima de negocios, ya sea para inversores locales como para actores internacionales".
El encuestador no cree que la gente conozca a fondo el tema de las retenciones ni tampoco que deba saberlo. "Lo que tiene que pasar a la agenda son los objetivos de la medida y no la discusión técnica, porque la gente no la comprende", señaló.
Al margen de la extensa lista de cuestiones negativas que acarrea el conflicto, Catterberg observa que hay algo positivo: se está generando una nueva agenda pública con temas serios.
"El 75% de la gente dice que sigue el tema con mucho interés y preocupación. Este conflicto está trayendo cuestiones de mucha seriedad que habían quedado de lado. Lo está haciendo de manera un poco dramática, pero por lo menos se empieza a discutir, la gente comienza a interiorizarse y a ver más programas políticos", dijo.
En este contexto el gobierno se ve forzado a hablar concretamente cuando se refiere, por caso, a la redistribución de la riqueza, algo que resulta "difícil de sostener cuando impulsa el tren bala, respecto del cual el 75% de la población se manifestó en contra".
Catterberg indicó que también se darán otras discusiones que "de una forma u otra van a alentar y poner transparencia o claridad sobre muchos temas que están pendientes en la Argentina". ¿Cuáles? "Hay sectores que no tienen la misma carga impositiva que el campo. Por ejemplo, la esfera media-alta paga una tarifa de gas subsidiada mientras que para los niveles bajos la garrafa tiene costo muy alto", señaló el analista.
EN CIFRAS
" 20%: es la imagen positiva de Cristina.
" Un 6% descendió la imagen presidencial entre mayo y junio.
" Del 36% es la baja acumulada durante el primer semestre.
" La imagen es mejor en aquellos con instrucción primaria y que viven en la Patagonia, el Gran Buenos Aires y el Noroeste.
" La popularidad presidencial se deteriora en sectores con instrucción secundaria y que viven en Capital, la región pampeana y el Noroeste, las zonas más afectadas por el conflicto con el agro.
JUAN IGNACIO PEREYRA
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