Bajo el radiante sol polar de Ilulissat y con los glaciares derritiéndose cada vez más rápido ante sus ojos, los ministros del Exterior de cinco países del Ártico se pusieron rápidamente de acuerdo en una línea en común: no debe producirse un combate al estilo "salvaje oeste" con las reivindicaciones territoriales en el Polo Norte. "Nos pondremos de acuerdo para que el llamado combate por el Polo Norte, que ahora está en boca de todos, se solucione con la dirección de la ONU", dijo el ministro del Exterior danés, el anfitrión, Per Stig Moller, en la inauguración del encuentro.
Moller también prevé una convivencia pacífica de su país con Estados Unidos, Rusia, Canadá y Noruega en el enorme Océano Glacial Ártico hasta el momento de las decisiones de las Naciones Unidas. "Hasta que se esclarezca a quién pertenece, tenemos una responsabilidad común para esta región y compromisos comunes, por ejemplo, cuando se producen accidentes de barcos", sostuvo.
Sus palabras sonaron tranquilizadoras tras los ruidos de sables que se oyeron desde el 2007, durante los cuales los cinco estados pusieron su mano más o menos demostrativamente sobre los territorios controvertidos. Se trata sobre todo de los enormes recursos naturales de la zona y sobre quién los explotará alguna vez en el futuro. También el ministro del Exterior ruso, Serguei Lavrov, llegó a Groenlandia con la pipa de la paz en la mano, al menos verbalmente.
El izado de la tricolor rusa en el fondo del mar cuatro kilómetros debajo del Polo Norte, que recibió la atención mediática internacional, fue hecho principalmente para los medios, dijo.
También Moscú se atendrá a lo que diga la ONU sobre la base de la Convención de Derecho Marítimo, que hasta el 2014 deberá dirimir diversas reivindicaciones territoriales de, hasta ahora, cuatro estados. Todavía no está claro cuándo y cómo presentará Estados Unidos sus propias reivindicaciones territoriales.
El ministro del Exterior de Noruega, Jonas Gahr Store, se pronunció en Ilulissat a favor de un esclarecimiento "civilizado y ordenado" de los reclamos de diverso tipo sobre el Ártico. "Está claro que todos trazan ahora sus posiciones, pero ninguno de los cinco quiere que eso ocurra sin sistema de regulación".
Pero mientras sobre todo los escandinavos destacan una y otra vez que la Convención de Derecho Marítimo de la ONU de 1982 alcanza totalmente como sistema de regulación, los defensores del medio ambiente se mantienen escépticos. El portavoz de WWF (World Wide Fund For Nature) para el Ártico, Neil Hamilton, dijo: "Es bueno que los estados hayan colocado el problema del Ártico bien arriba en su orden del día. Pero debemos tener mucho cuidado de que de todas maneras no transformen este territorio en el transcurso de muy poco tiempo en una gigantesca obra en construcción". En el primer plano no puede estar el aprovechamiento económico de la región polar, con sus ricos recursos naturales y sus crecientes posibilidades de tráfico marítimo, sino el evitar los daños climáticos, dijo Hamilton y añadió: "En ese sentido, no importa a quién le pertenece qué, sino cómo se solucionan de forma conjunta los problemas más graves". Uno de los puntos controvertidos entre Canadá y Estados Unidos es el Pasaje del Noroeste, por el que se podrá pasar en un futuro cercano debido al derretimiento de los glaciares. Ninguno de los dos países estuvo representado en Ilulissat: Condoleezza Rice canceló su participación y el canadiense Maxime Bernier renunció el día anterior al viaje.
THOMAS BORCHERT