Para el analista político Julio Aurelio, la evolución del conflicto del campo con el gobierno registra dos aspectos destacados: una "saturación en la opinión pública, que quiere que este problema se resuelva" y una indefinición: ningún sector cumple con la primera condición de un "combate", saber por qué y para qué se pelea.
En el oficialismo, Aurelio identifica que desde el 2003 Néstor Kirchner evita cualquier factor que pueda cuestionar su gobernabilidad, asegurando que "él no iba a ser De la Rúa". Evidentemente, señala el analista, "el fantasma está". El diseño armado por el ex presidente, basado en concentrar la administración en un pequeño grupo de personas, es un arma de doble filo: "es beneficioso para centralizar cuando las cosas andan bien, pero es igualmente perjudicial cuando vienen las épocas de vacas flacas", dice. Y destaca: "Hay construcción personal del poder, no institucional", como muestra la normalización del PJ.
Una consecuencia de la baja densidad institucional del presidencialismo argentino es que "ante cualquier situación de crisis" como la actual con el agro "el Ejecutivo queda muy expuesto". En este tema, Aurelio destaca que, aunque el gobierno señala permanentemente amenazas a su estabilidad, "no están claras la definición de la etapa, la distinción de los aliados y las modalidades de la batalla".
Señala que a esta altura del conflicto "el enfrentamiento puede espiralizarse y la lucha de intereses, convertirse en alternativa política al oficialismo", aunque agrega que la oposición, más allá del crecimiento de figuras moderadas como Hermes Binner, "no logró capitalizar" el tema.
Y apunta tres posibles salidas:
" "El mejor escenario es que el gobierno logre una negociación que termine con el conflicto. De esta manera podrá encarar su reposicionamiento apareciendo como el protagonista del acuerdo y evitando el desabastecimiento".
" "El peor escenario sería un retorno del campo a las medidas de fuerza, mostrando ineficacia del gobierno para resolver el problema".
" "Los ruralistas tienen un límite y es el desabastecimiento".
Concluye que "la gran mayoría de la población demanda una solución y asigna mayor responsabilidad en este logro al gobierno (por su jerarquía institucional)". (Redacción Central)