-¿Qué pasa con los matrimonios en el poder?
-Escuchamos cientos de calificativos negativos, misóginos u ofensivos hacia la presidenta Cristina Fernández; uno de los más frecuentes es que ella no gobierna sino que lo hace su marido. Esto me llevó a pensar en que los "matrimonios de poder" (tan típicos del peronismo) no han sido objeto de análisis.
-¿Estamos ante una nueva categoría de análisis?
-No creo. Los matrimonios en el poder podrían constituirse en un objeto de análisis; sin embargo, no creo que sea posible alcanzar conclusiones generales acerca de este fenómeno debido a las especificidades históricas, políticas y personales de cada caso.
-¿Qué opinión le merece la experiencia peronista en lo que a la participación femenina en el poder se refiere?
-El Partido Justicialista ha sido pionero en incorporar mujeres a la actividad política a través de la Rama Femenina y por la actuación de Eva Perón y su lucha por los derechos de las mujeres. Con posterioridad, la llegada a la Presidencia de la Nación de una mujer -María Estela Martínez, "Isabelita"- se tradujo no solamente en la ausencia de todo vínculo de representación o compromiso con el colectivo femenino sino también en su incapacidad para el ejercicio del poder. La presidenta Cristina Fernández todavía no ha dado muestras de su compromiso de género más que a través de unos pocos fragmentos de sus discursos.
-Hizo algunas afirmaciones "desalentadoras" con respecto a que no es posible afirmar que las mujeres cambien algo en términos del poder por el solo hecho de ser mujeres. Al mismo tiempo, afirma que el avance que se ha dado a nivel parlamentario por el tema del cupo efectivamente ha modificado las agendas parlamentarias con temáticas "femeninas". ¿No es contradictorio esto?
-No hice afirmaciones desalentadoras; al contrario: intenté destruir mitos que no ayudan a las mujeres. Sostuve que las mujeres, sólo por su naturaleza femenina, no constituyen un factor de cambio en la dinámica de la política. Muchos discursos les han asignado a las mujeres la tarea de construir una política más virtuosa; sin embargo, son muchos los ejemplos de mujeres en cargos que contradicen estas afirmaciones. Es importante abandonar esas teorías esencialistas. Esto no se contradice con el hecho de que las mujeres parlamentarias hayan llevado a las agendas parlamentaria y pública proyectos de legislación orientados a problemáticas femeninas. Esta consecuencia es sumamente importante pero no se traduce en un cambio en la forma de hacer política.