La despedida se ha hecho interminable. Es que la lista de personas y organizaciones sociales que han conocido en estos casi 20 años en el Alto Valle -y mucho más en otras regiones del país- es demasiado extensa para abarcarla en unos pocos días. Aunque ellos repiten que "nadie es imprescindible", que "no es bueno enquistarse" en un puesto y que les "dejan el lugar a otros que seguirán la tarea", la mayoría de sus conocidos coincide en que la partida del padre Claudio Faivre Duboz y de la trabajadora social Nelly Evrard dejará un vacío difícil de llenar en la Pastoral Social de la Iglesia. Como pocos, ellos se han ocupado en estos duros años de los sectores más pobres y marginados de nuestra sociedad.
Pero llegó la hora de terminar su trabajo en la Argentina y tanto Claudio como Nelly, como los conoce todo el mundo en Roca, dejarán el país para continuar con su vida en Francia.
Ambos han marcado una línea de trabajo muy importante, donde se destacan los proyectos "Un techo para mi hermano", el Banco Popular de la Buena Fe y la Pastoral Carcelaria, entre otros. Pero la lista de iniciativas sociales que han liderado o acompañado desde la tarea con migrantes, indígenas, desocupados y presos, así como de actividades relacionadas con la defensa de los derechos humanos y sociales, es interminable.
Entre las tareas pendientes, el religioso destaca "la instauración del salario universal como un derecho de los niños independientemente de la situación laboral de los padres; el saqueo y la contaminación" que hoy se vive en distintas zonas del país.
El sacerdote marroquí (aunque tiene nacionalidad francesa) y la trabajadora social belga vinieron por separado a fines de los '60 y principios de los '70 a la Argentina para desempeñar sus profesiones y, tras casi cuatro décadas, han sentido "un impacto muy profundo" en sus vidas y consideran al país y a Roca como su segundo hogar.
"Yo dejo la Argentina, a la que considero como mi patria después de 39 años acá, donde pasé muchas dificultades pero también muchas alegrías", cuenta Nelly.
La trabajadora social vino al país muy joven, en 1969. "Empecé mi trabajo social en Lobos y luego pasé a Corrientes, exactamente en Santa Lucía. Allí pasé los años de dictadura militar, donde por nuestro trabajo social fui presa algunos días". ¿El motivo? "Nos ocupábamos de los pobres, hacíamos reuniones con empleadas domésticas por sus derechos laborales... y eso molestó a muchas personas". De Santa Lucía viajó a Choele Choel en 1985, donde conoció al padre Claudio, y desde el '90 está en la Pastoral Social de Roca.
Nacido hace 73 años en Marruecos, Claudio hizo sus estudios teológicos en Lyon, Francia. En 1972 llegó al país. "Vine por cinco años y me quedé 35. Le tuve que insistir a mi obispo de Marruecos para que me dejara quedarme, hasta que un día me dijo 'Quedate todo lo que quieras'", relata.
Desempeñó su tarea como sacerdote en Chaco, Formosa y Río Negro. Recién en 1989 se trasladó a Roca para desarrollar junto a Nelly un proyecto del entonces obispo Miguel Esteban Hesayne.
"Llegamos como responsables del programa 'Un techo para mi hermano', recuerda el párroco. "El proyecto inicialmente estaba en las iglesias. El obispo lanzó esta idea pero nadie se había metido. Nelly y yo comenzamos el trabajo en la parroquia donde estábamos en Choele y, cuando el obispo vio el trabajo, vino y me dijo: 'Che, ¿no querés ocuparte exclusivamente de 'Un techo...' en toda la provincia? Yo te descargo de todas las parroquias'", recuerda Claudio. Promesa cumplida a medias, ya que como sacerdote "he seguido en la capilla que es anexo de la parroquia de Fátima y cuando he podido he dado misa ahí", señala con una sonrisa.
La iniciativa se puso en marcha a nivel provincial en 1990, a cargo de la Pastoral Social y un grupo de personas que participaron en la construcción de las primeras viviendas. La idea central era construir casas para la gente que las necesitara y no tuviera la posibilidad de acceder a ellas, explica Claudio. En cada localidad en que se ha implementado "es la labor de los vecinos la que construye las casas, y una condición fundamental es que acepten trabajar en conjunto entre todas las familias", explica el sacerdote.
OTROS PROYECTOS
A este proyecto inicial siguieron otros impulsados desde la Pastoral Social en la que Claudio y Nelly trabajan. Las actividades están destinadas a los sectores de la sociedad menos favorecidos, relatan. No sólo "Un techo para mi hermano" fue un objetivo cumplido para Claudio y Nelly. Otros dos emprendimientos muy destacados fueron el Banco Popular de la Buena Fe y la Pastoral Carcelaria.
El primero -explica Nelly- está inspirado en la iniciativa del Banco de los Pobres desarrollada por el economista indio Muhammad Yunu, cuya idea central idea es "poder pensar que otra economía es posible y, sobre todo, una economía social". El objetivo es establecer un sistema de microcréditos para favorecer a las personas de los sectores más pobres y que puedan desarrollar sus ideas de modo de que logren insertarse en el mundo laboral, cuenta Nelly. Se les otorga un préstamo a quienes tengan un proyecto y la única garantía de que devolverán ese dinero es la palabra de cada uno; "se trata de recuperar los valores perdidos", afirma la trabajadora social.
Este proyecto actualmente está en manos de la asociación civil "Haciendo caminos". "Un techo para mi hermano" también obtuvo su personería jurídica y funciona bajo ese nombre, idénticos objetivos y el mismo grupo de gente.
Por otro lado, la Pastoral se involucró con fuerza en el tema de la cárcel y formó la Pastoral Carcelaria. El "trato horizontal con los internos, presionar para que se cumpla con la legislación vigente sobre la privación de la libertad y trabajar para que cambie la mentalidad respecto de aquel que sale de la cárcel" son los principales puntos sobre los que se basa la tarea, explica el sacerdote.
Tanto Claudio como Nelly consideran la Argentina como su segundo hogar. Tras 35 y 39 años respectivamente viviendo y trabajando con la gente, los dos vecinos de Roca sólo tienen palabras de agradecimiento para la gente del país.
Nelly se considera una roquense más y a la Argentina, como su tierra. "A mí América me transformó. Por eso me voy agradecida con toda la gente que puso su confianza en nosotros, a pesar de ser extranjeros", señala. Al hacer un balance, reflexiona: "Cuando llegué, en el '69, tenía la imagen de un país al que no le faltaba nada, que prácticamente se podía comparar con uno de Europa. Luego vi otra realidad y me involucré cada vez más en ese sector marginado por este sistema que excluye. Pero hoy, a diferencia del '69, empezó a crecer una fuerza de resistencia que no existía. Y tengo mucha fe en esa fuerza".
Para el sacerdote, en su tarea fueron vitales los cambios que se produjeron en la Iglesia en los '60. "Hubo un evento determinante, una revolución que fue a cambiar un poco el enfoque. Lo importante es el hombre, porque para Dios hay una sola cosa sagrada: el hombre. Esto para mí es el fundamento, la razón de ser para el cristianismo", señala. "Agradezco a la jerarquía que conocí el haber entendido eso. Uno hace una cosa con la conciencia de que está haciendo un trabajo bien cristiano", agrega. En este sentido, "hay mucha gente que no comparte la fe pero que comparte esta idea del hombre, con la cual podemos trabajar perfectamente", explica.
En la Argentina "aprendí mucho al ir a las casas: el cambio tiene que venir de la gente. Eso es lo que hemos aplicado en 'Un techo...' y el banco... uno ve los cambios formidables que suceden en la gente, cómo resucita, se pone de pie, siente que puede hacer algo, evolucionar en sus proyectos", agrega.
Ahora se retiran a Francia."Hemos concluido una etapa de nuestra vida. Tenemos 75 años pasados. Nos parece normal dejar lugar a otros, siendo que hemos trabajado con otros y que esos otros quedan", señala Claudio. "Yo además pienso que en un momento dado uno corre el riego de enquistarse; puede frenar el trabajo. Trabajo en el Banco Popular de la Buena Fe desde el '89. Esa experiencia uno la va transmitiendo, va formando un equipo, y llega un momento en que uno frena; hay demasiado respeto al que inició el proyecto. Hoy la gente ha formado una asociación y seguirá la tarea", agrega Nelly.
A pesar del cambio de lugar físico, afirman que los objetivos serán iguales: "Seguiremos con la misma tarea de tratar de encontrar alternativas a este sistema neoliberal, individualista y consumista en el que vivimos", concluye Claudio.
Vinieron al país hace más de 30 años desde Europa para trabajar con los sectores más pobres. Su paso por la Pastoral Social en el Alto Valle ha dejado huellas profundas.
NATALIA PÉREZ PERTINO
natyppertino@hotmail.com