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Domingo 23 de Diciembre de 2007
 
 
 
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  El próximo match point podría ganarlo la mafia
Con la gran expansión del negocio gracias a internet, organizaciones que manejan apuestas legales e ilegales aumentaron su presión sobre deportes en todo el mundo para incidir en los resultados. Tenis, fútbol y hasta el críquet, bajo sospecha. El doping, otra forma de manipulación.
 
 

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Se retiran los mafiosos? Y si lo hacen, ¿pueden dedicarse a contar cómo hacer para evitar caer en manos de tipos como ellos?

Parece que sí. O al menos eso es lo que intenta hacer Michael Franzese, el tipo que trabajó durante 17 años para Colombo, una de las cinco familias mafiosas de Nueva York, ciudad a la que ya no puede volver sin correr el riesgo de ser acribillado. En 1995, luego de salir de prisión, donde purgó una condena de 10 años, Franzese creó una fundación llamada Breaking Out, desde donde desarrolla su nuevo trabajo pos-mafioso: asesor y consultor anti-mafia.

Desde que dejó la cárcel, Franzese ha sido contratado por la NBA, la Major League Baseball, la Liga Nacional de Fútbol Americano (NFL, en inglés) y la Asociación de Tenis Profesional (ATP), entre otras instituciones deportivas, para asesorar a deportistas, entrenadores y árbitros sobre cómo evitar caer en la mafia involucrada en casi todos los deportes profesionales. La cosa parece no estar funcionando del todo bien, ya que cada vez más las principales competencias deportivas mundiales se hunden en la sospecha de corrupción ligada a la mafia.

Internet y el mercado ilegal de apuestas amenazan la salud del deporte mundial como nunca antes en su historia. Tanto, que expertos en el tema consideran que, si no se toman medidas serias, disciplinas como el fútbol y el tenis podrían ver gravemente afectada su credibilidad. "Los manipuladores de partidos y el crimen organizado llegarán a Europa y destruirán su deporte de la misma manera que lo destruyeron en Asia", advirtió en una entrevista con la agencia DPA Declan Hill, un reconocido periodista canadiense que dedicó los últimos tres años de su vida a investigar el tema. El resultado de esa investigación, que se conocerá a principios del 2008 en forma de libro, es alarmante (ver recuadros).

Uno de los datos más importantes es que un deporte como el tenis, que en las últimas semanas tomó medidas para luchar contra la manipulación de partidos a través de las mafias de apostadores, está seriamente equivocado de rival: el problema no está en lo que se haga en "Betfair" o "Bwin", en el mercado legal de apuestas. El "enemigo" está en el mercado ilegal, en la mafia de apostadores con base en Asia. "He hablado con jugadores, apostadores profesionales, y ellos estiman que entre el 80 y el 90% de las apuestas deportivas se lleva a cabo en el mercado ilegal de Asia. Lo que vemos hasta ahora es sólo la punta del iceberg", explica Hill, que reside en Oxford, donde prepara una tesis doctoral sobre el tema.

Hill recuerda que durante su investigación conoció en Hong Kong a un chino que aseguró ser el responsable de la manipulación del fútbol en los últimos Juegos de Asia.

"Delante de mí recibió una llamada y apostó 20.000 dólares. 'En cinco minutos comienza un partido de la Bundesliga que está arreglado', me

dijo. Y dio el resultado, que fue exactamente el que se produjo. En Asia, un buen apostador registra y pronostica los goles y su momento, no simplemente la victoria".

El foco sigue puesto sólo en las casas legales de apuestas. Las ilegales no son tema para el tenis. "Son la policía y las instituciones judiciales las que deben ocuparse del mercado ilegal", reconoció Kris Dent, vicepresidente de la ATP, la institución que asesora el "arrepentido" Franzese. Hace unas semanas, cuando los rumores sobre tenistas supuestamente involucrados en partidos arreglados en conjunto con las mafias de las apuestas fueron algo más que rumores, la Federación Internacional de Tenis (ITF), la ATP y la WTA decidieron llevar a cabo una investigación independiente sobre el asunto.

El tenista argentino Martín Vasallo Argüello (74º en el ranking ATP) le dijo a este diario hace una semana, tras disputar el Abierto de General Roca, un torneo de exhibición, que estaba muy satisfecho con que la ATP decidiera investigar a fondo: "Es algo muy grave y que nos mancha a todos. Hace muy bien la ATP en ir a fondo con una investigación para saber si alguien está haciendo negocios sucios con nosotros".

Sus palabras importan: él mismo fue protagonista secundario e involuntario de, quizá, la sospecha más resonante de un partido arreglado. Fue el 2 de agosto pasado cuando, por los octavos de final del abierto de Sopot, Polonia, su rival y principal sospechoso, el top ten ruso Nicolai Davydenko, abandonó el partido cuando estaba 2-6, 6-3 y 2-1. Davydenko adujo una lesión en un pie, pero (casi) nadie le creyó. Es que al otro día se supo que la empresa Betfair -una compañía británica de apuestas por internet- recibió 7 millones de dólares en apuestas, la mayoría a favor de Vasallo Argüello, ¡mientras iba perdiendo! Betfair sospechó, anuló las apuestas y devolvió el dinero. Esta empresa firmó con la ATP un acuerdo en el 2003 para compartir información sobre la actividad irregular en las apuestas.

Y así como el fútbol y el tenis están amenazados, también lo está el críquet, cuyos jugadores son "semidioses" en países como India. "El ne

gocio de las apuestas en críquet en India es más grande que el del tráfico de drogas", asegura a DPA Murali Krishnan, periodista de Indio-Asian News Service.

Si bien hasta ahora son versiones, el daño está hecho. En adelante las sospechas estarán a la orden del día y cualquier circunstancia podría ser leída entre líneas.

Pero no se trata sólo del tenis y las apuestas. Casi todas las competiciones importantes del mundo están bajo sospecha o, directamente, condenadas por fraude comprobado, como ocurrió con la Serie A del fútbol italiano, cuando a mediados del 2006 decidió castigar a la Juventus con la quita de

los dos títulos conseguidos en las temporadas 2004/2005 y 2005/2006 y el descenso a la Serie B tras comprobarse su participación -y la de otros equipos- en el arreglo de partidos.

También está sucia la Fórmula 1, tras los sucesos de espionaje que involucraron a las escuderías McLaren, Ferrari y Renault durante la última temporada que se adjudicó la marca italiana.

En junio pasado el ahora ex árbitro estadounidense de básquet de la NBA, Tim Donahil, se declaró culpable de participar en el arreglo de partidos. Paradójicamente, era considerado uno de los mejores jueces, dato inquietante que termina por derrumbar la confianza en el deporte.

Pero el arreglo de partidos no es la única gran mancha que se está devorando el espíritu del juego; también lo es el doping, cuyo último escándalo involucró a la plusmarquista norteamericana Marion Jones, ganadora de cinco medallas -tres de oro y dos de bronce- en los Juegos de Atenas en el 2000. Las medallas le fueron retiradas hace unas semanas por decisión del Comité Olímpico Internacional, tras confesar que había consumido esteroides para aquellas competencias. No menos impactante fue la revelación del doping positivo por cocaína de la ahora ex tenista suiza Martina Hingis, ocurrido durante el último Wimbledon. Ni que hablar del ciclismo y la catarata de doping positivos, entre ellos los del múltiple ganador del Tour de Francia, Floyd Landis -aún en discusión judicial.

Un panorama para nada alentador, de cara a los próximos Juegos Olímpicos a disputarse el año que viene en Beijing. ¿Qué hacer entonces cuando los atletas celebren sonrientes con sus medallas colgadas? ¿Creerles o esperar el siguiente control antidoping?

 

 

JUAN MOCCIARO

jmocciaro@rionegro.com.ar

 

   
   
 
 
 
Diario Río Negro.
Provincias de Río Negro y Neuquén, Patagonia, Argentina. Es una publicación de Editorial Rio Negro SA.
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