Una vez más fue el undécimo día del mes: tras los atentados en Nueva York, en la isla tunecina de Yerba, en Madrid y el pasado abril en Argelia, los terroristas volvieron a elegir el día 11 para atentar.
Es imposible saber con exactitud qué oscuro valor simbólico puede tener la coincidencia, pero lo cierto es que este nuevo atentado en Argelia deja abiertas numerosas preguntas: ¿Quién está detrás del ataque? ¿Cuáles son sus verdaderos objetivos? ¿Hasta qué punto están vinculados estos terroristas con la red de Al Qaeda? Según los expertos, las raíces del terrorismo en Argelia se remontan al tiempo de la independencia de Francia.
El país hizo entonces un giro deliberado hacia el mundo árabe y musulmán, lo que atrajo numerosos imanes extranjeros, entre ellos varios sauditas, a enseñar árabe en el país. Cuando en las elecciones de 1991 se perfiló un triunfo de los islamistas, el Ejército interrumpió los comicios y desató una guerra civil que, según el gobierno argelino, se cobró la vida de 150.000 personas.
El último grupo terrorista que sobrevivió a los ’90 fue el Salafista para la Predicación y el Combate (GSPC), que en el 2003 secuestró a un grupo de turistas europeos en el Sahara.
El año pasado, sin embargo, parecía quedar definitivamente vencido cuando el presidente del país, Abdelaziz Buteflika, ofreció a islamistas arrepentidos la libertad condicional. Unos 2.600 reclusos quedaron en la calle, entre ellos 500 imanes.
Cerca de 300 combatientes del GSPC entregaron las armas y el Ejército se dedicó a perseguir los remanentes de violencia en localidades de retirada de los terroristas, como la región montañosa de Kabylei.
¿Decadencia?
La denominación de Al Qaeda en el Magreb Islámico parece un intento de superar la decadente importancia del movimiento gracias a un acercamiento a Osama ben Laden, líder de la red.
Su “segundo”, Ayman al Zawahiri, subrayó con motivo del quinto aniversario de los atentados del 11 de setiembre en Nueva York que consideraba a los terroristas argelinos como sus propios combatientes en el norte de África.
A semejanza del iraquí Al Qaeda en la Mesopotamia, el grupo toma su denominación de la región, no del Estado fundado por potencias coloniales en ella.
Los recientes ataques en Argel revelan una estrategia que persigue causar el mayor daño posible: sólo una organización endemoniadamente bien sincronizada es capaz de perpetrar varios atentados simultáneos –contra instituciones internacionales y seculares–, causar numerosas víctimas civiles, difundir un mensaje por internet y reiterar un símbolo numérico indescifrable. A diferencia de antes, cuando el GSPC apuntaba sobre todo contra las fuerzas de seguridad argelinas, sus sucesores no tienen reparo alguno en sembrar sus acciones de víctimas civiles.
LOS OBJETIVOS
El comunicado de internet menciona como verdaderos enemigos a “los cruzados y sus agentes, esclavos de Estados Unidos y de los hijos de Francia”.
La rápida y contundente condena proveniente de todo el mundo demuestra, por otra parte, que la comunidad internacional descarta que estos atentados sean fruto de terrorismo argelino doméstico.
En lo inmediato, parece que Al Qaeda en Magreb ya alcanzó uno de sus objetivos.
¿Un trampolín a Europa? En Argelia se han registrado numerosos atentados de grupos islámicos, pero la matanza del martes fue diferente. Nunca en años recientes un sitio occidental tan prominente –las oficinas de las Naciones Unidas– fue atacado con tan letal ferocidad.
Los expertos dicen que los dos poderosos atentados terroristas contra las oficinas de la ONU y contra un edificio del gobierno argelino reflejan la creciente lealtad de militantes islámicos locales hacia Osama ben Laden y su guerra contra Occidente.
Eso podría ser un anticipo de más derramamiento de sangre si la red terrorista que lanzó los ataques concreta su amenaza de extender su accionar a los vecinos Marruecos, Túnez y más allá. “Sin duda alguna ésta va a ser una de las mayores preocupaciones de Europa en los próximos años, pues se trata de un grupo veterano con personas bien adiestradas”, dijo Javier Jordan, director de Athena Intelligence, España.
La organización ha intentado nuevas tácticas desde que uno de sus líderes regresó de Afganistán en el 2004 tras participar en combates. Según Rolf Tophoven, director del Instituto de Investigaciones de Terrorismo y de Política de Seguridad, con sede en Essen, Alemania, los terroristas argelinos eligen ahora objetivos “blandos” antes que confrontar a los militares. “Argelia podría convertirse en un trampolín para Europa, especialmente a Francia y luego a Italia y Alemania”, dijo Tophoven. (AP)