Cayó nuevamente, mientras cometía un robo en La Haya, en Holanda. La pregunta que se hacen los investigadores y la Justicia de Bélgica es cuánto tiempo podrán retenerlo ahora en prisión.

Sucede que Nordine Ben Allal, de 27 años y condenado a 20 años de cárcel por atraco a mano armada e intento de asesinato de dos policías, es una especie de mago Houdini que logra una y otra vez escaparse de las prisiones a las que se lo envía.

En la última, ocurrida el domingo pasado, logró burlar a sus guardianes y "voló" en helicóptero fuera del penal de "alta seguridad" de Ittre, a unos 40 kilómetros de la capital de Bélgica.

El agravante de la burlesca situación, más digna de una película de los hermanos Marx que de un país como Bélgica, que alberga las instituciones de la Unión Europea, es que Ben Allal había logrado evadirse ya varias veces de ese centro de detención. Y aunque esta vez el helicóptero usado para la fuga acabó estrellándose en el patio del penal, el detenido logró igualmente escapar.

Según se reconstruyó después, el día de la fuga tres o cuatro cómplices de Ben Allal robaron un helicóptero y tomaron al piloto como rehén.

El plan consistía en rescatar al reo de la prisión de Ittre durante el paseo diario por el patio. Pero las cosas se complicaron. Cuando el helicóptero sobrevolaba el patio, otro interno intentó colgarse del patín. Eso hizo que la máquina se estrellara y que el preso perdiera una pierna.

Ante este inconveniente, uno de los cómplices de Ben Allal saltó del helicóptero y le entregó un arma. Ambos aprovecharon el revuelo de la evacuación del herido para huir. Para ello tomaron a dos guardias como rehenes.

Afuera los esperaba un coche con sirena. Antes de partir, liberaron a los guardias. El coche fue hallado después en un bosque, pero de sus ocupantes se perdió toda pista, hasta el jueves.

Finalmente, Ben Allal fue atrapado ese día junto a su cómplice mientras robaba en una tienda de motocicletas en la capital holandesa. Cuando ambos intentaron huir en una moto robada fueron detenidos por la policía. Ya en la comisaría, los policías constataron que habían apresado al delincuente más buscado de Bélgica.

La huida de Ben Allal provocó una seria discusión sobre el estado de las cárceles en Bélgica, que como tituló el periódico francófono "la Libre Belgique" cada vez se parecen más a un "queso de Gruyère", por su alarmante permeabilidad.

El dedo acusador se centra en la "antigüedad" y el estado "calamitoso" de numerosas prisiones belgas, cuyos sistemas de seguridad son totalmente obsoletos, según se denuncia desde el editorial del rotativo francófono.

Como en gran parte de los casos, se trata de una cuestión de dinero. Para mejorar la situación en cinco cárceles supuestamente de "alta seguridad" y dotarlas de sistemas de control de televisión por infrarrojos o radares especiales se estima que son necesarios cerca de 3 millones de euros (unos 5 millones de dólares), aunque ahora sin gobierno a la vista nadie parece querer tomar decisiones en ese sentido.

Para los expertos sólo hay dos explicaciones: o Ben Allal es un nuevo Harry Houdini (1874-1926), en alusión al maestro estadounidense del ilusionismo, famoso por sus trucos de escapismo que rozaban lo imposible, o las cárceles belgas son las peor mantenidas de la Unión Europea. La balanza suele inclinarse, no obstante, por esta segunda posibilidad. (DPA/AFP)