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Domingo 02 de Septiembre de 2007
 
 
 
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  VIAJES
  Singapur, la puerta más occidental para ingresar en Asia
Su economía en auge le brindó un impensado honor: es el país con mayor proporción de millonarios en el mundo. Pero la ciudad-Estado es mucho más: combina modernos rascacielos occidentales con arquitectura tradicional y alberga una de las poblaciones más diversas e interculturales de toda la región.
 
 

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el último relevamiento de las consultoras Merrill Lynch y Capgemini sobre personas acaudaladas arrojó un dato que sorprendió a muchos fuera de Asia: Singapur es el Estado con mayor proporción de millonarios del mundo respecto de su población.
El estudio, que abarcó 71 países, arrojó que Singapur registró en el último año un total de 66.660 millonarios, 11.660 más (el 21,2%) que en 2005-2006.
La pequeña ciudad-Estado, de tan sólo 4,5 millones de habitantes, presentó también y por tercer año consecutivo el mayor índice de crecimiento mundial de este sector de la población, que en Singapur representa el 1,5% del total, o tres de cada 200 personas, según datos de la consultoras Merrill Lynch y Capgemini, que han analizado 71 países. El estudio califica de “millonarios” a todas aquellas personas que tienen un patrimonio superior a un millón de dólares, sin contar el domicilio, aunque sí admiten inversiones inmobiliarias.
 “Singapur es como un pequeño barquito de 4,5 millones de personas que flota tranquilamente cuando la economía global va bien. No sólo se ha acelerado el crecimiento económico de la nación sino también el de los ahorros”, comentó al periódico “The New Straits Times” Mark Matthews, director regional de Merrill Lynch Asia.
Singapur es una de las pocas ciudades-Estados reconocidas como tales en el mundo. Ubicado en el sudeste de Asia, en el extremo de la península malaya, se puede contar como un éxito del colonialismo inglés. El país hoy tiene uno de los estándares de vida más altos del mundo y una economía que reboza salud.
 Está ubicado 18 entre los países más ricos del mundo y cuarto en Asia en términos de cuán cara es la vida dentro de sus fronteras. Su arquitectura habla de su fortaleza. La ciudad se ha transformado en un intrincado conglomerado de rascacielos posmodernos que parecen competir en belleza. Cada detalle es implementado con esmero, buen gusto y, claramente, con holgados recursos.
Diversidad es la palabra clave para entender Singapur. Diversidad de razas (los malayos originales hoy se complementan con nuevos malayos, chinos, indios y tamiles), diversidad de idiomas (sólo los idiomas oficiales son cinco: inglés, mandarín, chino, malayo y tamil, pero hay otros), diversidad de religiones (budismo, islamismo, cristianismo, hinduismo y otras), diversidad de vestimentas, de comidas, de industrias. Esta diversidad se palpa en sus calles, en los rostros de su gente y en sus costumbres.
Como marco, una ciudad exquisitamente construida y cuidadosamente mantenida con fuertes tonos occidentales pero salpicada de Oriente, con espacios verdes a través de toda su geografía que atestiguan de su clima tropical y limpieza absoluta en sus calles.
Debido a que el inglés es el lenguaje oficial administrativo, es hablado en todos lados, haciendo de Singapur un destino “cómodo” para los occidentales que pueden tener una muestra de Asia, sin verse forzados a transitar las dificultades de comunicación con los lenguajes de Oriente. Todos estos elementos hacen que Singapur se haya transformado en un pilar de turismo. Con hotelería famosa por su calidad, se puede considerar un paraíso para las compras. Todas las calles centrales son una sucesión de shoppings con una oferta tan variada como sobrecogedora en su abundancia, cubriendo desde productos “tradicionales” de las culturas locales (joyería en jade, perlas, sedas, vestimentas típicas, porcelana) hasta los más característicos de Occidente, pasando por las industrias locales de electrónica y relojería, entre otras.

AREAS DE LA CIUDAD

Cualquier punto de la ciudad ofrece posibilidades, pero hay sectores diferenciados y característicos.
China Town es el sector chino. Originalmente un barrio reservado sólo para la etnia de ese país, se ha transformado en un lugar mucho más mezclado que mantiene sin embargo esta fuerte influencia. Tiendas, farmacias, librerías y supermercados con productos típicamente chinos, presentados tal como lo harían en su país. Las casas son de dos plantas pintadas en colores vibrantes con adornos típicos de la arquitectura china. Hay pagodas, pero también mezquitas y templos indios. Los puestos de frutas y verduras abundan y los shoppings a cielo abierto o bajo techo, también.
Little India es mucho más modesta, tanto en dimensiones como en su arquitectura. Luce más bien como un suburbio pobre. Sin embargo también tiene un vital comercio con productos característicos, así como una profusión de templos.
Arab Street está muy cerca del barrio indio. Se pueden visitar sus cuatro cuadras principales, totalmente dedicadas a textiles. Uno al lado del otro se suceden comercios de frente angosto y muchos metros de fondo con maniquíes envueltos en las más bellas telas en su frente y anaqueles cubiertos de alternativas en su interior. Además locales de alfombras, batiks, y prendas ya terminadas, almohadones, tapices, etc. En algunos casos son atendidos por indios, en otros chinos, tamiles, árabes y turcos. Un paseo por esta calle no es sólo un exploración del mundo de las telas de Oriente (organzas, sedas de la China, sedas de la India, chifón, todas de una belleza incomparable) sino también una experiencia cultural.
Orchard Road es una amplia calle que es el paraíso del shopping tal como lo conocemos nosotros. Edificios ultramodernos, espaciosos, confortables, llenos de detalles de lujo y productos a precios bajísimos. Además hay locales callejeros y gente... mucha gente.

OTROS LUGARES DE INTERES

Si no le interesan las compras ni las experiencias multiculturales, puede disfru-tar de una caminata fabulosa por la explanada: el desarrollo costero contra el mar de la ciudad, que cuenta con numerosos restaurantes, confiterías, teatros, cines y otros lugares de esparcimiento. Es un lugar precioso para caminar o relajarse.
La explanada se conecta en varios puntos con los paseos a la vera del río Singapur, que se pueden seguir por varios kilómetros de generosos y muy cuidados jardines y parques.
La ciudad tiene también varios museos (histórico, de arte, de las civilizaciones asiáticas, de filatelia, etc.), todos ellos en grandiosos edificios de la época colonial con modernos tours diseñados para ofrecer al visitante una experiencia a su medida. Si prefiere aire libre, se pueden visitar los jardines botánicos. En este bellamente diseñado parque se puede caminar por horas, visitando el muy atractivo jardín de las orquídeas como pieza central, pero también el jardín de los ginger, de las bromelias y la selva tropical.

LA COMIDA

Además de su vigorosa actividad, llama la atención la proliferación de locales de comida. En promedio, casi uno por cuadra (¡tantos como quioscos en Argentina!). Cada uno tiene muchos negocios acondicionados, parecidos a los patios de comida nuestros pero más grandes. El 100% es comida oriental variada y riquísima, cocinada a la vista, servida en el momento y a un precio que es una fracción de lo que se paga en restaurantes (de 3 a 12 dólares).
 A pesar de haber tantos puntos de venta de comida, están siempre llenos. “Los singapurenses no cocinan”, me explica Nuan de Indonesia. “Comer afuera es tan barato que nosotros no cocinamos”. Una costumbre que asegura un público nutrido en todos estos locales que funcionan 24 horas al día.
Cuando hay momentos de menor movimiento, se observa sobre las mismas mesas a los puesteros acondicionando los ingredientes (trozando verdura, cortando en finas rodajas el pescado, separando las hojas del cilantro, etc.). Estos puesteros parecen no parar un minuto en un día ajetreado, que dura la mayoría de las veces 12 horas.
 Singapur es un destino seguro en el que tener una primera muestra de Asia. No hay casi delincuencia y se puede comunicar aun si usted sólo habla un inglés quebrado. Sin duda no es del todo Asia. Singapur es una versión filtrada, tamizada y lista para ser consumida por el público occidental. Aun así, salpicada de distintos sabores de Oriente, permite ser disfrutada a lo grande.

De la pesca artesanal al mundo

Originalmente una pequeña ciudad de pescadores malayos, Singapur fue ocupada en sucesivos períodos por portugueses, holandeses y finalmente, en1818, por la Compañía de Indias Orientales Británica como bastión táctico para asegurar la ruta de especias del Oriente.
La ocupación británica marca el inicio de la “modernización” de la región, que se evidencia en la mejora de su economía y el crecimiento de su población. Durante la Segunda Guerra Mundial fue invadida por Japón, volviendo a formar parte de la corona británica luego de la rendición de este país en 1945. Singapur se independiza de Inglaterra en 1959 y se une a Malasia por un corto tiempo en 1962.
Se transforma en la República de Singapur el 9 de agosto de 1965, hoy conocido como el “Día de Singapur”, que se celebra con importantísimas festividades que incluyen grandes espectáculos en su estadio, demostraciones de aviones y fuegos artificiales.
Singapur se declara república con democracia participativa. Tiene un parlamento unicameral y un primer ministro.
Sin embargo su primer gobernante, Lee Kuan Yew, ya en el poder cuando se produce la separación de Gran Bretaña, permanece en el gobierno hasta 1990, lo que muestra una tradición de autoritarismo político. Yew impuso duras leyes, entre ellas censura de los medios o sanciones extremas como cárcel por tirar basura en la calle.
Al mismo tiempo, tomó decisiones que bajaron la tasa de desempleo y aumentaron el estándar de vida de la población. Hizo uso consciente de su posición estratégica como puerto intermedio del sur de Asia, comenzando un rápido desarrollo que no ha cesado basado en la manufactura. Con industrias pilares como el mercado marítimo y la petroquímica (la refinería más grande de Asia está en su territorio), otras naciones hubieran estado satisfechas. Singapur apostó al desarrollo de la electrónica con resultados explosivamente positivos.
Hoy es la cuarta Bolsa de Asia, lo que la convierte en uno de los llamados “tigres asiáticos”. Su posición central en lo marítimo se ha extendido al aire. Tiene un hermoso aeropuerto de grandes dimensiones con todos los servicios, lo que le permite funcionar como aeropuerto hub (de tránsito) para Asia y Oceanía y desde el cual ha desarrollado su industria turística. Esta actitud de constante búsqueda de oportunidades de negocios parece ser el legado del gobierno de Lee Kuan Yew y caracteriza a todo el país y a cada puesto en cada empresa: “El beneficio económico es lo que marca las actividades para todos”, dice Tim White, profesor australiano con 12 años de residencia en Singapur.
El otro elemento fundamental en la economía de este país es su transparencia. Ha sido establecido como el país menos corrupto de Asia y entre los 5 menos corruptos del mundo por Transparencia Internacional.
A pesar de su estilo occidental, hay áreas grises, en especial en política. Por ejemplo, no hay libertad de expresión bajo el pretexto de que en un país tan multicultural es muy fácil ofender a otros. Hay pena de muerte para ofensas como homicidio o tráfico de drogas, lo que lo lleva a ostentar el poco halagador record de estar entre los primeros países del mundo en ejecución de personas.

El ahorro, la base del auge

Cuando la mayoría de los economistas analiza el auge de los “tigres asiáticos”, entre ellos Singapur, destaca sus reformas de liberalización económica y apertura al exterior, olvidando muchas veces lo que parece ser la clave del éxito: su capacidad de ahorro, tanto individual como orientada desde el Estado.
El economista indio Chakravarthi Raghavan señala que “el éxito de los países asiáticos en su rápida industrialización ha sido la marcada intervención de los gobiernos, promoviendo la acumulación general de capital, especialmente a través del ahorro”.
Singapur es ejemplo de esto. Con el auge de su industria (electrónica y del petróleo, fundamentalmente) se produjo un fuerte crecimiento de la economía.
Las autoridades se vieron en la disyuntiva de si transferir o no esta recientemente adquirida riqueza a todos los ciudadanos a través de sus sueldos. La fortaleza estructural del país, que hizo posible este crecimiento, se fundaba, precisamente, en sus bajos sueldos. A pesar de los riesgos, se decidió subir los salarios de todos los trabajadores en todas las industrias. Como resultado, no sólo su economía sigue creciendo –han tenido que incorporar e incrementar su IVA para ayudar a frenar el consumo– sino que Singapur disfruta de uno de los mayores estándares de vida del mundo.
La mayoría de los trabajadores ganan entre 1.000 y 2.000 dólares singapurenses (1 dólar local equivale a 2 pesos argentinos). En general todo el mundo compra su casa (departamentos en grandes rascacielos) con convenios a 30 años, invirtiendo un monto que oscila alrededor de los 500 dólares por mes por un departamento estándar.
El gobierno quiere que sus ciudadanos compren sus casas. El gasto en vivienda es el único gasto que puede salir del ahorro forzado de los trabajadores (algo así como una AFJP que el Estado maneja).
El Estado no quiere que sus ciudadanos tengan vehículos. Una ciudad chica con una población tan grande y con buen estándar de vida no podría encontrar soluciones para los problemas de tránsito que ya existen. La solución fue desincentivar la venta de vehículos a través de impuestos que pueden llegar al 100% de su valor.
Pero no todo es oro. Los puestos más bajos en la escala social son para personal extranjero que no recibe los beneficios de los locales, no sólo porque tienen sueldos más bajos (unos 30 dólares por día) sino porque carecen de otros beneficios. El personal doméstico también es extranjero, mayormente filipino. El sueldo es de unos 350 dólares por mes, con denuncias de abusos por parte de sus empleadores. (A.M.)

   
andrea marcilla
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