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Domingo 26 de Agosto de 2007
 
 
 
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  sistemas de evaluacion universitarios
  El reto de la calidad en la educación superior en Chile y Argentina
Un análisis de las instituciones y sistemas de acreditación en ambos países
detecta la necesidad de mayor cooperación e intercambio para avanzar hacia una armonización en la formación terciaria, tal como sucede en la UE.
 
 

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La sanción de la ley 24.522 de Educación Superior promulgada en 1995 estableció en la Argentina el marco regulatorio para la evaluación y aseguramiento de la calidad de las instituciones universitarias(1). Si bien es cierto que el tema de la calidad se había instalado en el debate educativo en el país a comienzos de la década del ’90 mediante la implementación de diferentes propuestas, la institucionalización de una agencia del Estado –la Comisión Nacional de Evaluación y Acreditación Universitaria (CONEAU), organismo descentralizado con autonomía funcional y autárquica presupuestaria bajo jurisdicción del Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología– otorga relevancia y convierte la evaluación del sistema universitario en el eje de una política de Estado.
En el marco de esta ley no se excluye la constitución de otras entidades privadas con fines de evaluación y acreditación, debiendo contar con dictamen favorable de la CONEAU para el posterior reconocimiento del Ministerio de Cultura y Educación.
En cumplimiento de sus funciones, la CONEAU debe evaluar la puesta en marcha de nuevas instituciones universitarias y coordinar los procesos de acreditación periódica de carreras de grado y posgrado. Independientemente de la especificidad de cada actividad, es menester observar dimensiones comunes en los procesos de aseguramiento de la calidad. A modo de síntesis mencionamos la filosofía, misión y visión institucional, plan de desarrollo, normas internas y reglamentos, carreras y programas académicos de grado y/o posgrado, estructuras de gobierno, actividades de investigación y extensión, infraestructura y equipamiento, recursos técnicos y financieros entre otros.

EL PROCESO DE EVALUACION
DE LA CALIDAD Y SUS ALCANCES

Existe una primera dimensión orientada al mejoramiento de las instituciones.
Para ello el organismo estatal tiene mandato legal para realizar las evaluaciones externas de la totalidad de las instituciones universitarias, estableciéndose una frecuencia, como mínimo de seis años. Este proceso se complementa con las autoevaluaciones que realizan los establecimientos y comprenden las funciones de docencia, investigación y extensión. En el caso de las instituciones universitarias nacionales también se evalúa el gobierno y la gestión institucional.
Una segunda dimensión se refiere a la acreditación. En este caso el eje central gravita en torno al control de calidad a partir de normas y estándares preestablecidos.
El artículo 46 de la ley N° 24521 de Educación Superior establece que la CONEAU tiene por función la acreditación periódica de las carreras de grado cuyos títulos corresponden a profesiones reguladas por el Estado así como las carreras de posgrado de especialización, maestrías o doctorados cualquiera sea el ámbito en que se desarrollen.
Finalmente la tercera dimensión se refiere a la evaluación de nuevos proyectos institucionales, nacionales, privados y provinciales. La agencia estatal en este aspecto dictamina sobre la viabilidad y consistencia técnica de los nuevos proyectos con miras a que el Ministerio de Cultura y Educación autorice la puesta en marcha de nuevas instituciones.
En forma simultánea a la globalización, se observa en nuestro país el fenómeno de la internacionalización de la Educación Superior.
Esta característica se manifiesta en la presencia de sedes académicas de universidades extranjeras para estudios de posgrado y el desarrollo de convenios de cooperación técnica entre instituciones universitarias locales y extranjeras. La agencia estatal no ha permanecido ajena a estas transformaciones y en este sentido viene desarrollando diferentes modalidades de cooperación tanto en el plano bilateral como en el regional. La participación en las actividades desarrolladas por la Red Internacional de Acreditadoras (Inqaahe) y el intercambio de pares evaluadores, consultores, técnicos y observadores extranjeros que participan en los procesos de acreditación son, entre otras acciones, un ejemplo de ello.

EL MODELO CHILENO

El proceso de aseguramiento de la calidad de la educación superior(2) en Chile es de reciente data. En noviembre del año 2006 se dicta la ley N° 20.129, que establece un Sistema Nacional de Aseguramiento de la Calidad de la Educación Superior. Este sistema no sólo tiene por objeto examinar la calidad de la educación superior para acreditar las instituciones o sus programas de pre y posgrado sino que, además, tiene funciones de información pública y de licenciamiento de nuevas instituciones de nivel superior. Veamos entonces las características de este proceso.
Tiene una triple dimensión, se aplica a las instituciones de educación superior, a sus carreras y programas de pregrado y a sus programas de posgrado de magíster, de doctor y de especialidades en el área de la salud y tiene por objeto certificar la calidad de las carreras y los programas ofrecidos por las instituciones autónomas de educación superior, en función de propósitos declarados por éstas y los estándares nacionales e internacionales de cada profesión o disciplina y en función del respectivo proyecto de desarrollo académico.
Este proceso contempla, como etapas: a) la autoevaluación interna, b) la evaluación externa y c) el pronunciamiento de la comisión.
 La acreditación institucional puede otorgarse hasta por siete años, según sea el grado de cumplimiento de los criterios generales de evaluación.
En cuanto a los ámbitos obligatorios a acreditar, ellos son la docencia de pregrado y la gestión institucional, pudiendo voluntariamente extenderla a otras áreas tales como la investigación, la docencia de posgrado y la vinculación con el medio.
La acreditación de carreras y programas de pregrado puede otorgarse también hasta por siete años, a cuyo efecto se emplean criterios generales de evaluación. Por ejemplo: misión, estructura curricular, recursos humanos; efectividad del proceso de enseñanza-aprendizaje; resultados del proceso de formación; estructura organizacional, administrativa y financiera; infraestructura, apoyo técnico y vinculación con el medio.
La acreditación de programas de posgrado, aplicable a los programas de magíster, de doctorado, de especialidades en el área de la salud y de otros niveles equivalentes que obedezcan a otra denominación, puede otorgarse hasta por diez años, según el grado de cumplimiento de los criterios de evaluación.
 La ley obliga asimismo a la Comisión Nacional de Acreditación a mantener un sistema de información pública que contenga las decisiones que adopte respecto a la acreditación de instituciones de educación superior y de autorización y supervisión de las agencias acreditadoras.
En cuanto al acceso de las instituciones de educación superior a fondos públicos, cada vez se vincula más al hecho de encontrarse acreditadas; así por ejemplo, la ley N° 20.027 otorga la garantía estatal a los créditos destinados a financiar total o parcialmente los estudios de educación superior que se realicen en instituciones acreditadas.

CONCLUSIONES
 
El establecimiento de los Sistemas Nacionales de Aseguramiento de la Calidad de la Educación Superior constituye sin duda un gran avance en ambos países. Sin embargo resulta difícil escapar a cualquier intento de situar los resultados locales con respecto a otros escenarios.
En este sentido es interesante detenerse en el análisis de otras experiencias internacionales como aquellas, por ejemplo, impulsadas en el marco del Espacio Europeo de Educación Superior tendientes a lograr procesos de armonización en la formación universitaria.
Cabe mencionar entonces sus lineamientos estratégicos centrados en la creación de un sistema comparable de titulaciones, un sistema de créditos común tendientes a promocionar la movilidad de los estudiantes, el establecimientos de ciclos principales y por último la promoción de la cooperación europea para garantizar la calidad en la Educación Superior, en particular lo referido al establecimiento de estándares y metodologías comparables y de aplicación a través de sus países miembros.
Este último punto, invita a reflexionar sobre el desafío insoslayable que significaría para nuestros países diseñar políticas de Estado en conjunto, capaces de promover sistemas de cooperación e intercambio en lo referido a la evaluación de la calidad.
Para finalizar destacamos que el desarrollo económico y social experimentado por nuestros países en la última década y su inserción en la comunidad internacional han generado una serie de impactos internos en las actividades productivas y educacionales. Para enfrentar con éxito la globalización de los mercados es necesario competir con los más altos estándares de productividad y calidad, niveles que sólo pueden lograrse con una base educativa actualizada y de la más alta calidad en la investigación científica y tecnológica de los procesos productivos y en la organización y gestión de los sistemas e instituciones.

(1) El sistema universitario argentino está constituido por 97 instituciones, de las cuales 36 son universidades nacionales, 5 institutos universitarios nacionales, 42 universidades privadas, 12 institutos universitarios privados, una universidad provincial, y otras modalidades (una) totalizando una matrícula de 1.285.625 estudiantes. De todas ellas, 1.539.742 (83,5%) son de gestión estatal y 254.117 (16,5%) de gestión privada. (2005). Datos extraídos de la página web del Ministerio de Educación y Cultura, disponible en http//www.me.gov.ar.
(2) En Chile, la educación superior está constituida por 60 universidades, 41 institutos profesionales y 50 centros de formación técnica, totalizando una matrícula de 615.421 alumnos en pregrado y 18.402 en posgrado.

 

(*) Licenciada en Administración de Empresas, posgrado de Especialización en Políticas Educativas. Universidad Torcuato Di Tella (UTDT). Consultora en Proyectos de Modernización del Estado y Consultora en Empresas Privadas. E-mail: debyschap@fibertel.com.ar
(**) Abogado, magíster en Derecho Público (Universidad de Chile), profesor de Teoría Política y de Derecho Internacional de los Derechos Humanos.

Las dimensiones del proceso

1. En los procesos de evaluación de la calidad de la Educación Superior existe una primera dimensión orientada al mejoramiento de las instituciones y una segunda referida a la acreditación. El mejoramiento incluye las evaluaciones externas y las autoevaluaciones de las instituciones universitarias y la acreditación se centraliza en el control de calidad de las carreras de grado y posgrado.
• Mejoramiento de las instituciones:
 -Evaluación externa
- Autoevaluaciones
• Acreditación:
- Carreras de grado y posgrado
2. Para enfrentar con éxito la globalización de los mercados es necesario competir con los más altos estándares de productividad y calidad, niveles que sólo pueden lograrse con una base educativa actualizada y de la más alta calidad en la investigación científica y tecnológica de los procesos productivos y en la organización y gestión de los sistemas e instituciones.

   
DEBORA SCHAPIRA (*) y
LIONEL GUZMAN SUAREZ (**)
   
 
 
 
Diario Río Negro.
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