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Domingo 08 de Julio de 2007
 
 
 
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  OLA DE TERRORISMO
  El gruñón escocés pasa su primera prueba de fuego
El primer ministro británico, Gordon Brown, recibió un presente bomba en sus primeras horas de gobierno. Su rápida reacción, el compartir las decisiones y el discreto aplomo con que actuó le han granjeado apoyo.
 
 

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El ex ministro de Finanzas se equivocó al contar. “Olvidan que sólo llevo cinco días” al frente del gobierno, dijo hoy Gordon Brown durante su primera sesión de control en la Cámara Baja. En realidad, son siete los días transcurridos desde que el pasado miércoles se mudara al número 10 de Downing Street. Y su primera semana no ha podido ser más convulsa.
El viernes de la semana pasada, un día después de presentar a su equipo, la metrópolis londinense se vio conmocionada por un intento de atentado con coches bomba y, el sábado, un automóvil en llamas intentó adentrarse en el aeropuerto de Glasgow. Cinco horas más tarde, el gobierno imponía la máxima alerta. El nuevo primer ministro se enfrentaba a un viejo peligro: el terrorismo. Poco a poco el país comienza a respirar y deja atrás los “días de peligro”, como señalaba el “Daily Telegraph”.
Los autores clave están detenidos y Londres decidió el jueves reducir la alerta al segundo nivel más alto. El embrollo en torno a la presunta red de médicos, estudiantes de medicina y una ayudante de laboratorio se ha resuelto de manera rápida pero no gracias al premier sino a la Policía y probablemente a los servicios secretos MI5, que ya tenían a algunos sospechosos en el punto de mira.
Al contrario que su predecesor Tony Blair, Brown no se ha dejado ver mucho por la opinión pública en los últimos días. Cuando el sábado compareció ante las cámaras para dar una breve explicación sobre la lucha antiterrorista parecía casi que lo hacía de mala gana.
Un aspecto destacado de su discurso fue que no anunció inmediatamente una modificación de las leyes sino que habló de lucha “por las cabezas y corazones” de los hombres. Otro punto muy significativo se produjo el martes, cuando anunció todavía bajo la amenaza terrorista una de las reformas más importantes del país a nivel político y constitucional, que supone –según los analistas– la ruptura definitiva con la era Blair: a partir de ahora no será sólo el primer ministro sino el Parlamento el que decidirá sobre la guerra y la paz.
Aunque el anuncio no está directamente relacionado con los frustrados atentados de Londres y Glasgow, sí arroja luz sobre el capítulo más oscuro del gobierno de Blair: la guerra de Irak, que se considera cada vez más como un motivo del odio de musulmanes radicales hacia Occidente.
Otra de las grandes diferencias es precisamente que estas “novedades sensacionales” no sean filtradas anteriormente a la opinión pública, lo que marca el nuevo estilo político anunciado por Brown.
Blair se había rodeado de una tropa de expertos en relaciones públicas o “spin doctors” que se encargaban de colocar a su antojo las noticias en los medios de comunicación. “Dar ese poder al Parlamento habría sido más o menos imposible para Tony Blair”, señala “The Times”. El diputado laborista Tony Wright calificó la medida de “Navidad constitucional” e incluso los conservadores quedaron impresionados.
 El premier recibió hasta la aprobación del diario sensacionalista “The Sun”, que destapó las intenciones de Brown de ondear más a menudo la bandera británica. No obstante, pese a todo el espíritu reformista mostrado por Brown, la letra pequeña deja preguntas abiertas. No hay nada establecido, sólo una hoja de ruta, y muchos puntos todavía deben someterse a debate. “Palabras vacías”, decía el “Daily Telegraph”.

Entre la aprobación y el fatalismo

 Los usuarios en las estaciones del metro y el ferrocarril del centro de Londres parecen imperturbables o fatalistas ante la alerta terrorista que impera actualmente.
En el inmenso hall de la estación Victoria, donde cada mañana desembarcan de los trenes suburbanos miles de personas, ya nadie se inquieta por los anuncios: “Señale usted todo paquete abandonado”, “El servicio está interrumpido en la línea tal a causa de un paquete sospechoso”. “Los londinenses están acostumbrados desde hace tiempo a superar las situaciones difíciles, por ejemplo las bombas del IRA, las explosiones del 2005. Se necesita mucho más para hacerlos perder pie”, asegura Stephen Clues, director de marketing de 54 años que se dirige a su trabajo.
 “Los pasajeros estaban un poco asustados el viernes al anunciarse los coches bomba encontrados en Londres, pero luego todo volvió a su lugar”, añade. “Antes de salir de casa estuve pensando en la situación, pero también me dije: no hay nada que hacer, de todas maneras en cualquier parte del mundo hay atentados. Entonces, bueno, hay que seguir como de costumbre”, asegura por su parte Wendy Winslet, abogada de 40 años. En la entrada de la estación un policía, vestido con una chaqueta amarilla fluorescente, agita los brazos para asegurar la fluidez del servicio de taxis: “Todo funciona normalmente”, asegura con una gran sonrisa. “Me imagino que los policías hacen lo que pueden, pero la amenaza sigue ahí. Yo no cambio de costumbres, no hay razón de estar estresados”, afirma un joven ejecutivo apresurado.
Y aunque el poco carismático Gordon Brown no ha pronunciado frases para la historia, anunciado nuevas leyes más duras ni hablado de la “guerra contra el terror’’, para muchos británicos, el nuevo enfoque, más discreto, es mejor para reconfortar a una nación nerviosa e impedir la explosión de las tensiones raciales. “Me alegro de que la agresividad de Blair ya no está en evidencia’’, dijo Duncan Walls, un abogado jubilado. El titular del Consejo Musulmán británico, Muhammad Abdul Bari, elogió a Brown y la secretaria de Interior, Jacqui Smith, por el “tono sereno y reconfortante de sus respuestas a los ataques recientes’’. Nick Clegg, vocero del opositor Partido Liberal Demócrata, se declaró complacido con el cambio con respecto a “la forma un tanto ansiosa en que Blair se precipitaba para tratar de ganar, francamente, puntos políticos sobre los hombros de estos sucesos’’.

   
ANNETTE REUTHER
DPA
   
 
 
 
Diario Río Negro.
Provincias de Río Negro y Neuquén, Patagonia, Argentina. Es una publicación de Editorial Rio Negro SA.
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