La discusión sobre la reforma política ha quedado en el olvido. Nadie parece recordar febrero del 2002, cuando veintidós gobernadores, el jefe político de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y el entonces presidente Eduardo Duhalde firmaron un acuerdo federal para generar "un proceso de transformaciones sustanciales en el sistema político argentino".
Marcelo Escolar reconoce que el tiempo del presidente Kirchner dejó atrás aquel impulso reformista, sin perder de vista que el sistema político vivió una permanente reingeniería institucional reformas constitucionales y legislación electoral puesta en marcha desde los albores mismos de la nueva etapa democrática.
"La Argentina estuvo en permanente reforma política en el plano provincial y municipal, y hubo una gran reforma política con la modificación de la carta constitucional nacional. Diría que el país tuvo demasiada reforma política destinada a acotar las transformaciones que se iban produciendo en las zonas más modernas y conflictivas del país para limitar la competencia partidaria. Todas las reformas políticas provinciales tuvieron un sesgo conservador".