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Domingo 20 de Mayo de 2007
 
 
 
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  El “canto” que salva ballenas
Una ballena jorobada y su cría perdieron el rumbo frente a California. Para evitar que mueran, las guían con grabaciones de otros cetáceos.
 
 

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Con una peligrosa odisea en aguas dulces, dos ballenas jorobadas están causando revuelo por nadar a la deriva a más de 140 kilómetros de la costa de San Francisco.
Porque confundieron su camino y desde el Océano Pacífico giraron en la dirección equivocada tras pasar bajo el puente Golden Gate, las ballenas –una hembra de 14 metros y su cría, de seis– llegaron perdidas hasta el río Sacramento, cerca de la capital del estado de California, Sacramento. Los mamíferos emprendieron el falso rumbo en dirección noreste el pasado fin de semana.
Este miércoles, la guardia costera, biólogos y numerosos curiosos las avistaron en un canal para barcos cerca de Sacramento. Cada vez que dejaban ver parte de su cuerpo fuera del agua y cuando se volvían a sumergir, eran seguidas con prismáticos desde la orilla y con cámaras de televisión desde un helicóptero.
“Las ballenas son impresionantes”, comentó el californiano Jerry Glasco en el diario “Los Angeles Times”. “Ya las había observado en Hawai y desde barcos, pero nunca a 120 kilómetros de la costa”. Sin embargo, los biólogos del Centro de Mamíferos Marinos de San Francisco están preocupados. Los animales se metieron en un callejón sin salida y tenazmente siguieron toda la semana con su rumbo equivocado.
Los protectores de animales tenían previsto probar suerte con el “método Humphrey”. Hace 22 años, la ballena jorobada “Humphrey” tomó también un rumbo equivocado y mantuvo en vilo a sus socorristas.
Tras 25 días encontró el camino de regreso al Océano Pacífico, aunque no totalmente sola: fue guiada hacia la libertad por reproducciones grabadas de sonidos de ballenas. “Desde el frente, reproducimos sonidos agradables para atraerlas, y desde atrás, sonidos negativos, para que no naden en la dirección equivocada”, contó la bióloga marina Frances Gulland sobre su plan. “Humphrey” regresó al océano cuando unos altavoces submarinos a un lado reprodujeron sonidos de orcas, enemigas suyas, y al otro, los cantos amigables de ballenas de su tipo.
El tiempo corre, advierten los biólogos. En su odisea, la hembra –de 40 toneladas– y su cría ya han resultado heridas. Probablemente, en la bahía de San Francisco las hélices de unos barcos provocaron cortes profundos en sus espaldas.
Además, temen los socorristas, los mamíferos, acostumbrados a vivir en aguas saladas frías, muy probablemente no encuentren alimento suficiente en las aguas dulces templadas.
Las ballenas jorobadas se alimentan sobre todo de animales pequeños como cangrejos o peces pequeños como sardinas o anchoas, que en el mar se encuentran en densos cardúmenes. Los investigadores intentan descubrir por qué las dos ballenas se equivocaron de rumbo. Normalmente, sus rutas forman un triángulo entre Alaska, Hawai y México, con excursiones a California. Se calcula que hay unas 2.000 ballenas jorobadas en el Pacífico Norte.
“Humphrey” se perdió en dos ocasiones en la bahía de San Francisco. Cinco años después de su primer viaje a las aguas dulces, regresó en 1990 y se quedó encallada dos días en un banco de arena. Durante el tiempo que permaneció sobre la arena, sus cuidadores le colocaron toallas húmedas para mantener su temperatura corporal baja. Lograron liberarla con un remolque.
Ahora, en California, se espera que la escapada de estas otras dos ballenas jorobadas también tenga un final feliz.

 

   
BARBARA MUNKER
DPA
   
 
 
 
Diario Río Negro.
Provincias de Río Negro y Neuquén, Patagonia, Argentina. Es una publicación de Editorial Rio Negro SA.
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