Coincidimos con Enrique Mases y Lisandro Gallucci, compiladores del libro “Historia de los trabajadores en la Patagonia”, recién editado, que el pasado del mundo obrero argentino fue durante largo tiempo pensado desde y para los principales centros urbanos del país. Y también en que ello no se debió a una academia “buenosairescéntrica” o a la arbitrariedad de los ensayistas e investigadores. La razón de fondo es que, en aquellos lugares, la clase trabajadora argentina construyó su protagonismo político y social generando sin desearlo una suerte de historia “marginal” para los restantes espacios nacionales, entre ellos el patagónico.
A pesar de esa “marginalidad” hace tiempo que se cuenta con antecedentes para pensar en una historia social de los trabajadores patagónicos. Sin duda, el texto de José María Borrero, “La Patagonia Trágica”, fue un pionero en su tipo.
También es en la agitada década de 1970, y de acuerdo a una postura militante exigente en su voluntad por despertar la sensibilidad y atención del público masivo, que nace la obra de Osvaldo Bayer. Con ella se daba cuenta de los trabajadores rurales de la Patagonia austral, objeto de una despiadada represión llevada a cabo por fuerzas del ejército nacional, en alianza con los terratenientes locales. Eventos trágicos de principios de los años 20.
Hubo que esperar algo más de dos décadas para que regresaran al campo de la investigación estudios sobre los trabajadores del sur del país, gracias al impulso de distintos grupos de historiadores influenciados por la renovación en la historiografía argentina de la democracia.
Como sostienen Mases y Gallucci, “la profesionalización de la labor historiográfica –sustentada por las distintas universidades patagónicas– jugó un papel crucial en el surgimiento de una nueva generación de investigadores que transformaron la relación que cada sociedad regional mantenía con su propio pasado, distanciándose de las evocaciones nostálgicas de los historiadores locales y avanzando hacia una visión crítica del pasado patagónico a partir de una agenda científica precisa”.
En este tiempo reciente los estudios se volcaron a conocer lo sucedido con las grandes concentraciones obreras estatales y privadas, relacionadas con la explotación petrolífera y con otros emprendimientos a cargo del Estado, como las obras hidráulicas o las explotaciones de la minería del carbón. Otra de las temáticas de los historiadores patagónicos ha sido la de las organizaciones y las luchas colectivas de los trabajadores de la región.
De allí que se haya profundizado en las grandes huelgas de los trabajadores rurales de Santa Cruz retratadas por Borrero y Bayer, de los petroleros comodorenses en los años treinta, las de la comunidad petrolera de Cutral Co en la década de 1950 o la de los trabajadores de la represa del Chocón en 1969. Los conflictos sociales de las últimas décadas también han merecido atención, como ha sucedido en el caso de las puebladas de Cutral Co en los años 1996 y 1997. Por último, uno de los grandes temas a los que se ha dedicado la historiografía social de los trabajadores patagónicos ha sido explorar los vínculos de sus colectivos con el mundo de la política, ocupándose muchos de ellos de la génesis del fenómeno peronista de las tierras sureñas. Sin duda esta “Historia de los trabajadores en la Patagonia” se propuso reunir en un primer volumen todos estos avances temáticos.
EL LIBRO Y SUS AUTORES
Dividido en cinco partes, se inicia con un trabajo de Enrique Mases y Norma García, quienes reflexionan sobre los desafíos que enfrentan la historiografía de los trabajadores ante las transformaciones que desencadenó la globalización neoliberal. A juicio de los autores, “la importancia que ha cobrado el fenómeno de la exclusión social en las sociedades contemporáneas obliga a pensar en nuevos modos de aproximarse a tales grupos sociales”. Por ello, el desafío de avanzar en la construcción de una perspectiva “desde afuera” y no “desde abajo”, como había ocurrido dos décadas atrás.
La primera sección del libro se ocupa del mundo de los trabajadores y sus organizaciones en la historia patagónica. El artículo de Jorge Etchenique y Vanina Hauser (investigadores de la Universidad Nacional de La Pampa) aborda la conflictividad social en La Pampa rural de las primeras décadas del siglo XX. Seguidamente Daniel Cabral Márquez de la Universidad de la Patagonia San Juan Bosco refiere la construcción de las identidades en comunidades mineras de la región del golfo San Jorge y de la cuenca de Río Turbio. El investigador Gabriel Carrizo analiza la huelga que en 1968 llevaron adelante los petroleros de Comodoro Rivadavia. María Rosa Cicciari, de la UBA, toma el caso de la comunidad petrolera de Caleta Olivia y las estrategias desarrolladas por los antiguos trabajadores de YPF luego de la privatización de la firma. Glenda Miralles, de la UNC, aborda las organizaciones de los trabajadores de la fruta en el Alto Valle durante la segunda mitad del siglo XX.
La segunda parte del libro aborda la relación entre trabajadores y política. Lisandro Gallucci explora en su estudio distintas estrategias que los miembros subalternos de la comunidad del Neuquén aldeano ponían en práctica cuando veían vulnerados sus derechos políticos.
Desde una perspectiva más clásica, centrada en las organizaciones sindicales y sus dirigencias, el estudio de Aixa Bona y Juan Vilaboa (Universidad de la Patagonia Austral) se interroga acerca de las características que asumió el primer peronismo en el caso del territorio nacional de Santa Cruz. Daniel Caminotti (GEHiSo) aborda las estrategias que los sectores populares elaboran a través de su participación electoral para la localidad neuquina de Picún Leufú.
LA DIMENSION SIMBOLICA
La tercera parte del libro explora la dimensión simbólica de la historia de los trabajadores. Ernesto Bohoslavsky y Alberto Harambour (Universidad Nacional de General Sarmiento) desarrollan una mirada comparativa sobre las respuestas que las clases dominantes y los Estados nacionales dieron a los movimientos obreros en la Patagonia chilena y argentina en el conflictivo quinquenio de 1917-1922.
Edda Crespo (San Juan Bosco), en cambio, se aproxima al imaginario de los propios trabajadores y los préstamos que éstos tomaban de una cultura libresca y que les servían para construir sus representaciones con la fundación en 1922 del Club Atlético Ariel, por iniciativa de jóvenes trabajadores de los yacimientos petrolíferos de Comodoro Rivadavia.
En la cuarta sección del libro hay dos capítulos que refieren a la problemática del disciplinamiento y el control social de la población subalterna de los territorios sureños.
El primero de los estudios es el de Andrea Lluch y Valeria Flores de la UNLPa, quienes analizan cómo se desenvolvió aquel proceso en los primeros años del territorio nacional de Pampa Central.
El artículo de Fernando Casullo ofrece un detallado estado de la cuestión acerca de los estudios sobre mecanismos de control social desarrollados recientemente, enfocando su mirada en los diferentes abordajes de los que fue objeto la criminología positivista en Argentina.
La quinta y última parte de esta compilación está dedicada al estudio de las migraciones en el espacio patagónico, tanto de aquellas provenientes del exterior como de las producidas en el interior del territorio nacional.
El primero de los artículos es el de Joaquín Perren (UNC) quien ofrece allí una mirada sobre la heterogénea composición de los grupos migratorios que llegaron a la ciudad de Neuquén durante la década de 1980 y las modificaciones que el fenómeno produjo en la sociedad local. Seguidamente la cuestión de las identidades de los migrantes es abordada con mayor detalle en el trabajo de Verónica Trpin sobre la población chilena en la región del Alto Valle de Río Negro.
LOS COMPILADORES
Enrique Mases. Doctor en Historia por la UBA, director del Grupo de Estudios de Historias Social e investigador del Departamento de Historia de la UNC. Docente en Historia Social Moderna y Contemporánea, cuenta con una abundante producción en revistas nacionales e internacionales. Entre sus libros se destaca “El destino final de los indios sometidos en el sur del territorio”. También fue compilador de varios textos sobre historia del mundo del trabajo en Neuquén, acerca del peronismo en la Norpatagonia, entre otros.
Lisandro Gallucci. Profesor en Historia por la UNC. Docente en el área de Historia Social y Becario de Investigación. Actualmente desarrolla estudios de posgrado.
Historiadores en deuda
“Los muy buenos y numerosos estudios disponibles acerca de la clase obrera en las principales ciudades no bastan por sí solos para contener la diversidad de situaciones en las que encontramos a los trabajadores en las distintas regiones del país.
“Si, como creemos, la construcción de una historia sobre la formación de la clase trabajadora argentina depende en buena medida de recoger esa complejidad, es a todas luces necesario un mayor desarrollo de los estudios sobre los trabajadores en diferentes espacios regionales. Pese a que en años recientes algunas obras han mostrado preocupación por atender a los modos en que ciertos procesos nacionales se desarrollaron en distintos lugares del interior del país, todavía es largo el camino que queda por recorrer en la construcción de una interpretación más comprehensiva sobre las experiencias de los trabajadores en la historia argentina .
“Pese a la importancia de estos avances, son todavía insuficientes los conocimientos en lo que respecta a los vínculos de los trabajadores con el campo de la política patagónica. En particular, hace falta estudiar con mayor profundidad la política en la primera mitad del siglo XX, período durante el cual se van conformando algunas de las características que tendrán los sistemas políticos de la región, al menos en las décadas siguientes a la provincialización de los territorios patagónicos.
“Asimismo, resta conocer bastante acerca de la relación de los trabajadores y sus organizaciones gremiales con los partidos políticos de la oposición, con los cuales han entablado –aunque no en todos los casos– lazos de apoyo en coyunturas de conflicto.
“No menos importante resulta, por otro lado, atender a las nuevas formas de vinculación entre los sectores populares y los partidos políticos, donde puede observarse que en el marco de la crisis de la década de 1990, las relaciones clientelares han tendido a ocupar un papel destacado”.
(Extraído de la introducción de “Historia de los trabajadores en la Patagonia”, compilado por Enrique Mases y Lisandro Gallucci)