El Consejo Legislativo de las Islas Malvinas se dispone a implementar este año una reforma constitucional que refuerza el principio de autodeterminación de los habitantes del archipiélago.
“La intención es cementar el principio de autodeterminación”, explicó a DyN el consejero Richard Cockwell, cuando se lo consultó sobre el objetivo de la reforma, en lo que se refiere al estatus de las islas. Todavía no hay un texto oficial de la Constitución porque aún se están debatiendo algunos aspectos, pero hay un amplio consenso entre todos los miembros del Consejo Legislativo en consolidar y ampliar todo lo posible el principio de autodeterminación.
Richard Davies es otro de los consejeros que impulsa la ampliación de las facultades de las autoridades locales. Para él, la reforma que introducirán “es una tercera vía entre las opciones extremas que serían plena integración con Gran Bretaña o plena independencia”.
En una charla informal, el gobernador de las islas, Alan Huckle, explicó que los isleños pueden avanzar hacia un esquema de mayor independencia si lo desean, aunque consideró que no es una opción en el corto plazo.
La Constitución de las islas fue sancionada el 3 de octubre de 1985 y es una de las consecuencias directas de la guerra de 1982. Fue enmendada dos veces, en 1997 y 1998. En el año 2000 Gran Bretaña promovió una revisión de las constituciones de todos los territorios de ultramar, por lo que los isleños empezaron a debatir otra vez el texto. Si bien originalmente estaba previsto terminar en el 2002, se extendió mucho más de lo esperado por el engorroso mecanismo que obliga a consultas permanentes con los habitantes y las autoridades de las islas.
Actualmente ya hay un borrador listo que será enviado a Londres para tener el visto bueno de la Corona. “Este año va a ser promulgada, sin ninguna duda”, afirman a coro los consejeros.
El principio de autodeterminación de los isleños es rechazado por la Argentina, que considera que los kelpers no constituyen un pueblo separado del británico y que su asentamiento en las islas es producto de una implantación promovida por la Corona a partir de 1833. La Argentina ha sostenido históricamente, en particular en el Comité de Descolonización de la ONU, que el principio a considerar es el de integridad territorial, porque según su visión las Malvinas se encuentran bajo ocupación británica.
“Eso es una falacia. Nosotros no fuimos implantados acá, vinimos porque quisimos”, señaló Davies, quien nació en Gran Bretaña, después vivió en Kenia varios años, regresó a las islas británicas y hace diez años se radicó en Malvinas. “Además –continúa– la Argentina no puede sostener esa posición cuando a principios del siglo XX una importante mayoría de su población era descendiente de europeos”.
Pero la reforma constitucional no representa solamente una señal para la Argentina sino también Gran Bretaña, ya que apunta a lograr mayor autonomía en sus decisiones. También apunta a lograr cierta participación en acuerdos internacionales, bajo el paraguas de Londres pero como un signatario separado.
Un gobernador, Alan Huckle, es el representante designado por la Corona británica para velar por una correcta administración en Malvinas. Hay un Consejo Legislativo, integrado por ocho consejeros elegidos por los isleños a través de una votación. Finalmente existe un Consejo Ejecutivo, que es un órgano mixto encargado de asesorar al gobernador. Lo componen tres miembros del Consejo Legislativo, dos ex miembros de este cuerpo, el jefe del Ejecutivo (actualmente Chris Simpkins, una suerte de jefe de Gabinete). También participa el comandante británico en las islas y el fiscal general.
Ultimamente el Consejo Legislativo ha ganado mucho terreno político, por la legitimidad que le otorga el voto y porque representa directamente los intereses de las islas. En tanto el gobernador, si bien sigue siendo la máxima autoridad, desempeña más un rol de facilitador. (J.L.-DyN)
Cruceros, el nuevo boom
La rutina de vida de los kelpers incluye una obligatoria revisión del parte meteorológico para saber qué les depara el caprichoso clima de las islas. Pero en los últimos años han incorporado una nueva costumbre: repasar el cronograma de los cruceros que visitan el archipiélago y que ha sido prolijamente distribuido en todas las casas.
La cuestión no es menor para una población de unos 2.500 habitantes que de pronto ve llegar embarcaciones con 3.100 pasajeros a bordo. Sin cruceros, Puerto Argentino luce como un pueblo del interior.
Con cruceros, se llena de gente y el vértigo se apodera de aquellos que trabajan en rubros como gastronomía, hotelería y guía turística. El fenómeno del turismo se ha triplicado desde 1999 y ya es la segunda fuente de ingresos de los isleños, después de la pesca. En general los cruceros que llegan al archipiélago son barcos que hacen un recorrido por el sur de la Argentina y de Chile, con varias escalas intermedias.
En la temporada 2005-2006 llegaron 70.000 personas a las costas de Malvinas en esas lujosas embarcaciones y para la actual temporada 2006-2007 se espera el arribo de 112 cruceros, con 105.000 pasajeros y tripulantes. El turismo en su conjunto ya aporta 5 millones de libras esterlinas a las arcas (unos 9 millones de dólares) y la previsión es que se va a duplicar para el año 2012. En general, las visitas a las islas sólo duran horas.
El impacto de los cruceros contrasta con el estancamiento en el turismo por vía aérea, debido a la restricción impuesta por el gobierno de Néstor Kirchner en el 2003 a los vuelos charter desde Argentina por no dejar operar a empresas nacionales. Desde entonces sólo opera Lan Chile, que vuela una vez por semana con escala en Río Gallegos.