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Domingo 31 de Diciembre de 2006
 
 
 
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  Informe: La Trata de personas en Argentina
  Explotación sexual, laboral y
Es la segunda actividad lucrativa ilegal del mundo. Según un informe de la OIM, Argentina es país de origen, tránsito y destino de personas. Río Negro y Neuquén aparecen como destinos de esclavos sexuales y laborales.
 
 

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Una adolescente de 15 años relata ante una cámara cómo, mediante un engaño, partió de su Chaco natal hacia la capital argentina. Ella, madre de una niña de un año e hija de una familia pobre y numerosa, resolvió salir de su hogar para trabajar como empleada doméstica. Cuando llegó a destino, las personas que le habían prometido el empleo, le quitaron su documento y la obligaron a prostituirse. Luego de un tiempo de encierro, violaciones y golpizas, la adolescente, a quien sometían diciendo que si revelaba su situación perdería a su hijita y a sus padres, pudo escapar de ese infierno. Una noche, mientras era trasladada de un pueblo a otro, el hombre que conducía el auto (el mismo que la “trataba”) sufrió un accidente y murió en el acto; ella, ilesa, pudo escapar.
La joven mujer que relata el episodio frente a la cámara es una actriz de un spot que hizo la sede local de la Organización Internacional de Migraciones (OIM), pero el caso es real. La chica que protagonizó el hecho, tras el accidente, llegó a un pueblo y pidió ayuda. Luego fue asistida psicológica y materialmente por un programa que brinda la OIM y devuelta a su hogar.
El video fue presentado en el Primer Congreso de Periodistas de Género realizado en Argentina en noviembre. Allí Mercedes Assorati, coordinadora local del Proyecto de Fortalecimiento Institucional en la Lucha contra la Trata de Personas de la OIM, dio un panorama de la situación de este delito en Argentina.
El mapa de la trata de personas, cuenta la especialista, tiene a este territorio como uno de sus países de origen, tránsito y destino; y la Argentina, cadena de la trata internacional, posee –además– un grave problema de trata al interior de sus fronteras. Esta es una de las conclusiones generales a las que arribó una investigación exploratoria que realizó la OIM durante el 2006 a solicitud de Argentina, Chile y Uruguay. La investigación, que se dará a conocer en los días próximos, tuvo por objeto proporcionar un cuadro actual de situación de las personas sometidas a trata en los países mencionados.
“Los resultados van a sorprender a muchas personas y a varias provincias”, adelanta Assorati, quien relató que el estudio tuvo como punto de partida varias causas judiciales de distintas provincias, entre ellas, una de Río Negro.
¿A qué nos referimos cuando decimos “trata”? Hay consenso internacional en pos de definir este delito. Y quienes trabajan en la OIM están abocados a concienciar sobre su alcance y la necesidad de diferenciarlo de otras problemtáticas, aun cuando se confunden: “Tráfico no es trata –explica Assorati (ver recuadro)–. Para nosotros este delito implica acciones, medios y fines: en la trata se captura, se recluta, se secuestra, se traslada, se engaña a una persona, aprovechando su situación de vulnerabilidad con fines de explotación sexual, laboral o para extracción de órganos. El tráfico es un delito distinto, se refiere simplemente a aquel que ingresa ilegalmente a un país con ayuda de un tercero y paga para hacerlo. Tampoco es correcto decir ‘trata de blancas’, como suele hacerlo la prensa para referirse a una situación de explotación sexual. Trata de blancas es un término racista y en desuso, pues se usó a principios del siglo XX para dar cuenta de mujeres europeas que eran explotadas sexualmente aquí”, señala.
La trata incluye explotación sexual (70% de los casos), trabajos o servicios forzados, servidumbre por deudas, la explotación para pornografía u otro tipo de comercio sexual y la extracción de órganos humanos, delito del que aún no se conocen cifras en nuestro país.

LA TRATA INTERNA

 Destaca un informe de avance elaborado por la OIM que “la Argentina presenta un considerable nivel de trata interna, es decir víctimas trasladadas de una provincia a otra. Sin embargo, aunque en menor medida, Argentina “importa” mujeres, hombres y niños de Paraguay, Bolivia, República Dominicana y Perú y “exporta” mujeres hacia Chile, México, Estados Unidos y Europa. Según un informe de la OIM sobre trata en Paraguay (2005), el 52% de las víctimas paraguayas tienen como destino la Argentina. Un porcentaje similar de víctimas de República Dominicana son tratadas hacia Argentina y, en estos casos, la finalidad es la explotación sexual.
También existen casos de trata de explotación laboral para talleres textiles en la ciudad y provincia de Buenos Aires y hacia trabajos agrícolas en el norte y centro del país. Vale recordar que, en provincias con producción frutícola como Río Negro, hace años se denuncian casos de explotación laboral durante los períodos de cosecha y especialmente de mano de obra proveniente de Tucumán y alguna otra provincia del norte.
Durante 2006, la ciudad de Buenos Aires realizó 1.500 inspecciones a talleres textiles, clausurando unos 500, en los que se violaban todas las normas laborales. En estos talleres generalmente trabajan y viven entre 25 y 80 personas promedio, la mayoría de nacionalidad boliviana, en condiciones infrahumanas. También se registran casos de trata para explotación laboral en pesquerías en el sur del país.

RIO NEGRO Y NEUQUEN EN LA MIRA

Assorati afirmó que en este país la ruta que sigue la trata tiene dirección norte-sur. Se reclutan personas desde las provincias más pobres hacia localidades cercanas a puertos y dedicadas a actividades petroleras. “Todas actividades –afirma– en las que existe gran concentración de hombres”. Río Negro y Neuquén, por tanto, están incluidas en estas últimas dos variantes, fundamentalmente en lo que refiere a trata de personas con fines sexuales.
Este diario publicó, en 2005, que en la provincia de Río Negro 19 jóvenes extranjeras eran obligadas a prostituirse en Choele Choel. La mayoría eran jóvenes paraguayas y brasileras, las cuales ingresaron al país con promesas de trabajo como servicio doméstico. Estas mujeres vivían en condiciones lamentables y varias de ellas tenían enfermedades venéreas. Los tratantes retenían sus documentos y las amenazaban de muerte. Una de ellas pudo escapar, hablar por teléfono con su familia y denunciar su situación.
Este caso fue incluido en el monitoreo de la OIM sobre trata de personas en esta provincia. Los casos relevados permitieron detectar que las víctimas fueron (y son) reclutadas por redes dentro de la Argentina con falsas promesas laborales y trasladadas de una provincia a otra.
La explotación sexual suele concentrarse en los grandes centros urbanos y, según la investigación, “se han reportado casos de explotación en la ciudad y provincia de Buenos Aires; en las provincias de Córdoba, Santa Fe, Entre Ríos, en la costa atlántica (lugares turísticos) y en el sur del país, en Chubut y en Río Negro”.
Las edades de las víctimas de trata con fines sexuales oscilan entre 12 y 35 años y se reclutan mediante el engaño o el secuestro, sin importar condición social y nivel educativo. Un alto porcentaje de ellas ha contraído enfermedades de transmisión sexual, como SIDA, algunas fueron obligadas a abortar cuando se produjeron embarazos y se han reportado casos de venta de bebés de personas tratadas. La mitad de las víctimas de trata son mujeres, niñas y adolescentes y, en todos los casos de explotación sexual, sufren cuadros de desnutrición severos y mueren alrededor de los 35 años como consecuencia de las condiciones de vida a las que son sometidas.
En casi todos los casos relevados, a las víctimas se les retiene el documento o se les da un documento falso (especialmente a niñas menores para cambiar su edad para ser explotadas sexualmente) y se las extorsiona mediante amenazas y violencia.
Hay redes fuertes en esta actividad ilegal y el crimen organizado está involucrado en el negocio, por lo que se intenta dar protección a las víctimas que han podido salir de su situación de esclavitud, muchas de las cuales, luego de liberarse, siguen siendo amenazadas de muerte.
El representante regional de la OIM para el Cono Sur, Eugenio Ambrossi, explica que para que haya trata tiene que haber engaño y violencia y que es un delito complejo del que se disponen pocos datos. La información de la que se nutre OIM anualmente proviene del Departamento de Estado Norteamericano, el cual procesa información suministrada por gobiernos y organizaciones de todos los países. A nivel global, se presume que existen más de 12 millones de personas que practican trabajo forzoso y que las ganancias generadas por la explotación de mujeres, hombres y niños sería de unos 32 millones de dólares (13.000 dólares por cada persona tratada).
La trata de seres humanos representa la negación de los derechos humanos esenciales, por lo tanto es considerado como un delito de lesa humanidad.
 La crisis social y económica que sufrió la Argentina, como consecuencia de las políticas neoliberales implementadas durante la década del 90, aumentó la trata de personas en este país durante los últimos 5 años. Recalca el informe: “Una población por debajo del límite de pobreza es una presa fácil para las redes de tratantes. Si bien durante 2005 y lo que va del 2006 han habido avances significativos en la lucha contra la trata de personas en Argentina, no hay por el momento un acabado conocimiento del funcionamiento de la trata ni está tipificada la conducta en la legislación penal (ver recuadro). Este es un obstáculo significativo para que puedan llegar los caos de trata a la Justicia en tanto tales. Las causas se refieren a delitos conexos tales como privación ilegítima de la libertad, facilitación de la prostitución, etc.”.
 La Argentina –resume Assorati– ha hecho avances para conocer este delito y ayudar a las víctimas (tarea que realiza sólo la OIM), pero institucional y legislativamente hablando, en lo que refiere a trata de personas en este país y a políticas públicas al respecto, está todo por hacerse.

Por qué ‘trata’

“Por ‘trata de personas’ se entiende –según el Protocolo de Palermo– la captación, el transporte, el traslado, la acogida o la recepción de personas, recurriendo a la amenaza o el uso de la fuerza u otras formas de coacción, al rapto, al fraude, al engaño, al abuso de poder o de una situación de vulnerabilidad o a la concesión o recepción de pagos o beneficios para obtener el consentimiento de una persona que tenga autoridad sobre otra, con fines de explotación. Esa explotación incluirá, como mínimo, la explotación de la prostitución ajena u otras formas de explotación sexual, los trabajos o servicios forzados, la esclavitud o las prácticas análogas a la esclavitud, la servidumbre y la extracción de órganos”.

La OIM, una pionera

La Organización Internacional de Migraciones (OIM) es la agencia líder contra el delito de trata de personas. Trabaja con gobiernos, organismos internacionales y ongs, asistió en una década a 13 millones de migrantes. Asociado al fenómeno del movimiento de personas, la trata aparece hace más de 15 años. En el año 2000, la OIM aprobó la Convención Internacional sobre el Crimen Organizado Trasnacional, que tiene un protocolo específico sobre la trata de personas: el Protocolo de Palermo, ratificado por la Argentina en 2002. La OIM tiene una oficina regional en Buenos Aires que pilotea varios proyectos, entre ellos el estudio presentado por  “Debates”.

Dos proyectos de ley

Pese a la existencia de datos contundentes sobre la trata, el nivel de judicialización es muy bajo. Y en Argentina, los casos que llegan a la Justicia quedan, mayormente, impunes, debido a la inexistencia de una legislación que permita una persecución penal integral. Existen hoy dos proyectos de tipificación del delito de trata. El primero, es el elaborado por la Procuración General de la Nación ( también hay un proyecto que crea un Programa Nacional de Prevención de la Trata). Y el segundo, es una iniciativa de la senadoras Perceval y Kirchner. Ambos se inspiran en el Protocolo de Palermo pero han sido cuestionados por la OIM, por deficiencias.

   
SUSANA YAPPERT
sy@patagonia.com
   
 
 
 
Diario Río Negro.
Provincias de Río Negro y Neuquén, Patagonia, Argentina. Es una publicación de Editorial Rio Negro SA.
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