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Domingo 03 de Diciembre de 2006
 
 
 
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  CHILE
  Un modelo de desarrollo cincelado en cobre y también desigualdad
El sistema educativo chileno finaliza un año muy duro debido a la disparidad de oportunidades que expresa en el marco de un contradictorio proceso de desarrollo económico.
 
 

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Chile es cada día más rico, en gran medida porque el cobre triplicó su valor en los últimos tres años. Pero sigue sin encontrar el camino para reducir la brecha abismal en la distribución de la riqueza, que hace que un niño pobre se eduque con 55 dólares al mes y uno rico con 370.
Latinoamérica es la región con mayor desigualdad del mundo, donde el 10% de los más ricos se reparte entre el 40 y 47% de la riqueza mientras el 20 % más pobre recibe entre el 2 y 4, según el Banco Mundial. “Chile está en la media de América Latina en lo que a mala distribución de ingresos se refiere. Por cada peso que tienen los pobres, los ricos tienen 15”, dijo a la AP el economista Ricardo Ffrench-Davis, asesor de Cepal y del oficialista Partido Demócrata Cristiano.
 En los últimos 15 años Chile ha exhibido sólidos avances sociales y económicos. Cumplió anticipadamente las Metas del Milenio de reducir a la mitad la pobreza extrema y el hambre para 2015; firmó Tratados de Libre Comercio con 46 países y acuerdos complementarios con ocho, que le abrieron las puertas al 86% del PIB mundial. Redujo la pobreza desde un 44,5% durante el régimen del general Augusto Pinochet, que concluyó en 1990, a un 18,8% en 2003.
Pero ni los avances en democracia ni las importantes partidas del presupuesto destinadas al gasto social han logrado vencer la iniquidad, que se refleja con fuerza en la educación. Ffrench-Davis dijo que la mayor iniquidad se registró durante la dictadura de Pinochet y que “no es fácil mejorar la distribución del ingreso porque depende de la estructura productiva, del mercado laboral”.
La ministra de Planificación, Clarisa Hardy, cuya cartera tiene a cargo importantes programas asistenciales, graficó la iniquidad señalando que el 10% más rico recibe ingresos 34 veces más altos que el 10% más pobre. La diferencia se reduce a 13 veces al incorporar los subsidios monetarios y la transferencia estatal en Salud y Educación. “Esa diferencia es injusta. Los sueldos debían ser por lo que uno trabaja. Es un problema de explotación de los más pobres”, dijo a la AP Carlos Fuenzalida, de 33 años, un dibujante técnico titulado que prefiere trabajar en un taller de hojalatería porque gana más.
 “En algunas partes me ofrecían el sueldo mínimo” de 135.000 pesos (250 dólares) mensuales. Ahora gana 350.000 pesos, 648 dólares. La presidenta Michelle Bachelet destinó un 68% de los 35.000 millones de dólares del presupuesto de 2007 para los más necesitados y entregó las mayores partidas a Salud, Vivienda y Educación, áreas que crecerán un 13%, un 12,4% y un 10,6%, respectivamente. El gasto en Educación representa un 7,4% del PIB, superior al 5,9% promedio que destinan una treintena de países desarrollados.
Según el Proyecto Mundial de Indicadores de Educación, WEI, Argentina invierte un 5,9% y Paraguay un 7,2%.
En los próximos años Chile podrá ampliar sus programas sociales utilizando parte de los 10.000 millones de dólares de excedentes del cobre, que pasó de 80 centavos en 2003 a más de tres dólares este año. El Estado entrega 30.000 pesos mensuales (55 dólares) por alumno a las escuelas municipales y particulares subvencionadas –que concentran el 92% de los estudiantes– mientras cada estudiante rico –el 8%– cuenta con 200.000 al mes y más (370 dólares).
La subvención se entrega según la asistencia de los estudiantes, sin un mecanismo que mida la calidad de la enseñanza, y el dinero se destina a la manutención de las escuelas, pago a los profesores y funcionarios, compra de materiales educativos y otros gastos.
Un informe de la UNESCO, señala que casi todos los países de la región destinan entre el 70 y el 90% del gasto público en Educación a pago de personal.
La desigualdad de la educación fue un detonante de la “revolución de los pingüinos”, en alusión al uniforme oscuro y camisa blanca de los estudiantes secundarios que en mayo y junio paralizaron la enseñanza por demandas que iban desde la gratuidad en el transporte público hasta la derogación de la ley que rige la educación y que firmó Pinochet un mes antes de dejar el poder.
La ley entregó la responsabilidad de la educación a las municipalidades, algunas ricas, otras medianas y demasiadas muy pobres, y consagró la libertad de enseñanza por sobre el derecho a la educación, permitiendo la aparición de los empresarios del sistema educacional y las distintas calidades de enseñanza. El 50% de los más de tres millones de escolares asiste a 6.138 colegios municipales; un 42% va a colegios privados subvencionados, y el 8% a las 930 escuelas privadas, según una investigación de Mario Marcel, ex director de Presupuesto.
“No es aceptable dar una educación para pobres y otra para los hijos de los sectores acomodados”, dijo la ministra de Educación Yasna Provoste. Rodrigo Cornejo, investigador del Observatorio de Políticas Educativas, opina que la ley “fomenta y rigidiza” las desigualdades. Pese a las críticas al sistema educacional, Ffrench-Davis opina que Chile registra avances.
“Aunque sea mala, el hecho de que pueda ir a la escuela, algo aprende, da una oportunidad”, señaló.
El promedio de años de educación es de doce y hace una década y media era nueve años. La educación primaria y secundaria son obligatorias.

 

   
EVA VERGARA
AP
   
 
 
 
Diario Río Negro.
Provincias de Río Negro y Neuquén, Patagonia, Argentina. Es una publicación de Editorial Rio Negro SA.
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