Número de Visitas  
TITULOS SECCIONES SUPLEMENTOS OPINION CLASIFICADOS SERVICIOS NUESTRO DIARIO PRODUCTOS
  podio
RURAL
DEBATES
GUIA OCIO
eH! HOGAR
Espectáculos
ECONOMICO
CULTURAL
ENERGIA
 
Domingo 15 de Octubre de 2006
 
 
 
>>EDiciones ANTERIORES
   
  AMENAZA NUCLEAR
  Brasil y un proyecto que acunó en la sombra
 
 

Click para ampliar

En su tramo final, la dictadura militar brasileña (1964-1985) planeó construir una bomba atómica, pero el proyecto se mantuvo en secreto hasta fines de los 80 para no perjudicar las relaciones con Argentina.
“La idea de la bomba atómica estuvo siempre en las sombras”, afirmó Nelson During, analista de defensa. “Difícilmente hubiera podido plasmarse porque había mucha vigilancia en lo que hace a transferencia de tecnología”, dijo. “Brasil siempre tuvo sueños de ser un país con protagonismo en materia espacial, nuclear, algo así como lo que es India”, subrayó. El proyecto fue mantenido en secreto hasta 1986, tras la restauración de la democracia, para no perjudicar las relaciones con Argentina, dijo el ex presidente José Sarney (1985-1990) en un libro lanzado en 2005.
Sarney, quien asumió en marzo de 1985, dijo que se enteró del proyecto un año después cuando el Consejo de Seguridad Nacional le informó de la existencia de un campo de pruebas en la sierra amazónica de Cachimbo, en el estado de Pará (norte).
“Tuve una reacción de sorpresa. Al mismo tiempo tuve la preocupación de que el hecho no se tornase público porque la noticia perjudicaría nuestra aproximación con Argentina”, declaró Sarney en el libro “Dossier Brasilia” del periodista Genetton Moraes.
En agosto de 1986, la prensa brasileña informó que en la sierra de Cachimbo se estaban realizando excavaciones para ensayos nucleares y, en aquel entonces, Sarney rechazó esa información. “Por esta mesa nunca pasó un documento de ese tipo”, dijo. “Como presidente, celador de los intereses nacionales, no podía revelar que había un proyecto incipiente de artefactos nucleares”, argumentó.
El ex presidente indicó que en 1986 Brasil y Argentina, durante décadas rivales políticos en la región, buscaban una aproximación y señaló que la existencia de ese campo de pruebas hubiera revelado que Brasilia estaba en una carrera nuclear. “Los argentinos también participaban, pero tanto ellos como Brasil lo negaban”, dijo sugiriendo que Buenos Aires también tenía planes similares. El ex mandatario dijo que, pese a que mantuvo el tema en secreto, ordenó lacrar el campo de pruebas de Sierra do Cachimbo.
En 1991 los presidentes Carlos Menem, de Argentina, y Fernando Collor, de Brasil, firmaron un acuerdo para uso pacífico de la energía nuclear. Según Sarney, al negociar ese acuerdo Brasil llegó a la conclusión de que Argentina le llevaba 10 años de ventaja en materia de investigación nuclear.
El científico nuclear José Luiz Santana dijo que Brasil estuvo a un paso de construir la bomba atómica. En una entrevista realizada el año pasado, Santana señaló que se enteró de ello en abril de 1990 cuando asumió la presidencia de la Comisión Nacional de Energía Nuclear. Según Santana, un país que no quiso revelar suministró el uranio enriquecido y la bomba tenía una potencia del doble de las lanzadas sobre Japón en 1945.
During indicó que el programa nuclear brasileño tomó impulso a mediados de los 70 cuando el gobierno militar firmó un acuerdo con Alemania para la construcción 8 usinas atómicas y 3 de enriquecimiento de uranio, que finalmente no fue totalmente desarrollado, Actualmente Brasil tiene en funcionamiento dos centrales nucleares. El país dispone una de las mayores reservas de uranio del mundo y en 2004 la Agencia Internacional para la Energía Atómica lo autorizó a enriquecer ese mineral, para utilizarlo como combustible de las centrales. (Agencia France Press)

Un sueño de Galtieri que Malvinas destrozó

DANIEL MEROLLA
AFP

La última dictadura argentina (1976-1983), la más sanguinaria de la historia del país, se había lanzado a la carrera para fabricar una bomba atómica, pero la derrota en la Guerra de Malvinas la forzó a enterrar el proyecto y a batirse en retirada convocando a elecciones democráticas.
El plan del artefacto bélico nuclear estaba enmarcado en el contexto de la Guerra Fría y de una puja armamentista que se libraba con Brasil, mientras los comandantes militares aspiraban a perpetuarse en el poder.
Los dictadores y sus ideólogos civiles se cavaron la propia fosa al intentar en 1982 una aventura militarista en las Islas Malvinas. “Argentina está en condiciones tecnológicas de construir una bomba, pero no lo hará”, había declarado oficialmente un año antes de la guerra el almirante Carlos Castro Madero, jefe de la Comisión de Energía Atómica.
Pero en secreto los militares trabajaban a tiempo completo con el objetivo de terminar el ciclo de materiales y combustibles para construir un arma de destrucción masiva.

Argentina fue el primer país de Latinoamérica en desarrollar un plan nuclear, durante la primera presidencia de Juan Perón, a finales de los 40, incluso con la ayuda de técnicos alemanes que habían huido de la Segunda Guerra Mundial. El programa atómico nunca se detuvo, hasta contar con dos centrales en funcionamiento y una tercera en construcción, a la vez que exporta productos nucleares, incluso reactores de pequeño porte pero muy competitivos. El Invap vendió un reactor a Australia, otro por licitación a Egipto y estuvo a punto de construir uno a Irán a comienzos de los años 90. La operación estuvo frenada por EE.UU. por temor al uso que pudiera darle Teherán y con el argumento de que Argentina había firmado el Tratado de No Proliferación Nuclear durante el gobierno de Raúl Alfonsín. Por lo tanto fue únicamente durante la dictadura cuando se planeó fabricar una bomba, en los tiempos del comandante Leopoldo Galtieri, cuyo ascenso había sido alentado por EE.UU. considerándolo “un general majestuoso”.
Galtieri fue quien ordenó a un grupo de ingenieros y físicos militares diseñar, entre 1980 y 1982, un laboratorio para producir plutonio metálico y un reflector neutrónico, necesarios para hacer una bomba atómica.
Al frente del proyecto fue designado el teniente coronel Ricardo Rapacioli, un doctor en Física egresado del Centro Atómico Bariloche y con estudios sobre metalurgia en Estados Unidos, Francia, Bélgica e India.
El documento que confirmó la existencia del plan fue un currículum militar reservado de Rapacioli, obtenido mediante un recurso de acceso a la información pública, trámite posible en Argentina desde 2003 tras un decreto del presidente Néstor Kirchner. El currículum informa que, bajo el título “Capacitación de aplicación militar”, Rapacioli hizo tareas “en lo nuclear, referidos a explosión nuclear” y precisa que diseñó el mencionado laboratorio de plutonio metálico. El documento menciona el proyecto de aprovechar un laboratorio de procesos radioquímicos, creado para reprocesar combustibles gastados de plantas nucleoeléctricas, e “instalar, en su fase final, un laboratorio para obtener plutonio metálico, estudiarlo y obtener piezas a partir del mismo”.
La rendición de los invasores de Malvinas el 14 de junio de 1982 le dio un golpe de gracia a la dictadura y a su ilusión de la bomba.

 

   
   
 
 
 
Diario Río Negro.
Provincias de Río Negro y Neuquén, Patagonia, Argentina. Es una publicación de Editorial Rio Negro SA.
Todos los derechos reservados Copyright 2006