| Distante de emociones y enojos. Plácidamente. Tan así que por momentos pareciera que se despide de la política. Casi como dando por sentado que su paso por Planalto fue más un servicio que prestó porque las circunstancias se dieron, que por vocación política. Así escribió Fernando Henrique Cardozo “A Arte da Política, A Historia que vivi”, o sea la memoria de su paso por la presidencia de Brasil. Dos cuestiones resultan llamativas tratándose de memorias de un político: Una: no hay en sus páginas reflexiones sobre el poder. Fernando Henrique Cardozo habla más desde un sistema de decisión que lideró que de ejercicio de poder. Decisiones que por momento parecen tan socializadas con el núcleo de mayor confianza de Cardozo, que el mismo emerge como desdibujado, casi voluntariamente corrido. Dos: a lo largo de todo el libro se despliegan reflexiones que jamás se detienen en temas esencialmente coyunturales. Cardozo se explica permanentemente desde pensamientos estratégicos, ajenos al dictado de cuestiones muy puntuales. A lo largo del libro, Argentina va y viene en el recuerdo del autor. En un tramo, Cardozo recuerda una “sorprendente conversación que tuve con el presidente Menem y los ministros Guido Di Tella, de Exterior, y Domingo Cavallo, de Economía”. Señala entonces que, de visita a Buenos Aires, se hablaba del Mercosur, cuando “de repente, Menem dice que le parece muy bueno que hayamos decidido que el Mercosur abarcara ‘apenas Argentina y Brasil’. Miré, por supuesto, a los embajadores que me acompañaban. Estábamos a poco tiempo del encuentro que iba a realizarse en Ouro Preto, para formar el Mercosur como unión aduanera, incluidos naturalmente Uruguay y Paraguay, y yo pensaba que Menem no había entendido bien los hechos. La sorpresa aumentó cuando Cavallo intervino para respaldar las declaraciones de Menem. Al regreso a la Embajada, Azambuja (embajador de Brasil ante Argentina) llamó por teléfono a Guido Di Tella manifestando nuestra perplejidad. Guido, antiguo amigo mío y de Brasil, me visitó aquella misma tarde en la Embajada, acompañado de algunos auxiliares. Se disculpó, renovó las expresiones de amistad con el Brasil y dijo que, al día siguiente, Cavallo iría a desayunar conmigo para esclarecer el equívoco. Así fue. Hasta último momento hubo dudas sobre el Mercosur”. |