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Domingo 24 de Septiembre de 2006
 
 
 
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  CLIENTELISMO POLITICO
  Una realidad más en la “leyenda negra” de las prácticas políticas
Un fenómeno que ocupa un sitio central en los imaginarios políticos del subcontinente desde los tiempos de la organización estatal del mismo.
 
 

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El clientelismo ocupa un lugar de suma importancia en las construcción d elos regímenes políticos del contienente. Desde temprano en el siglo XIX ha ocupado un sitio central en los imaginarios políticos del subcontinente. Fraude, manipulación y venalidad son algunas de las figuras más emblemáticas de lo que conforma una verdadera “leyenda negra” de las prácticas políticas en las sociedades latinoamericanas. Según aquella imagen, la historia política de América Latina no sería otra cosa que la violación de los ideales republicanos y democráticos mediante la manipulación y la cooptación políticas. En particular, el clientelismo ha sido considerado como una de las prácticas más nocivas en tal sentido, ya que habitualmente se entiende que remite a una lógica política en la que sujetos de sectores sociales subalternos “venden” sus derechos políticos a cambio de ciertos bienes y servicios distribuidos discrecionalmente por los poderosos, que así retienen el control de las instituciones políticas. El clientelismo parece constituir una marca duradera en América Latina.
Hoy los historiadores latinoamericanistas indagan en torno de las raíces históricas de aquella práctica política reñida con los valores del liberalismo. Para el francés François-Xavier Guerra, el clientelismo constituye un fenómeno que surge de la adopción de imaginarios políticos modernos basados en el valor de la igualdad política –un hombre, un voto– por sociedades que continúan siendo fuertemente tradicionales. En un sentido similar pero ligeramente diferente reflexiona Antonio Annino, para quien en la América Latina decimonónica aquellos imaginarios políticos tendieron a ratificar, bajo nuevos discursos, las jerarquías sociales tradicionales. Más allá de las diferencias de matices, para estos historiadores el clientelismo en el siglo XIX latinoamericano se explica por el triunfo incompleto de la modernidad política en tales sociedades.
En algunos casos, el debate sobre el clientelismo está en el centro de discusiones amplias sobre la construcción de los regímenes representativos en América Latina. Ocurrido, por ejemplo, en el caso de la historiografía sobre Brasil. Mientras que para autores como Richard Graham el clientelismo constituyó un fenómeno político que coadyuvó a la consolidación de un régimen representativo en el imperio brasilero –puesto que fue a partir de esas prácticas que los sectores dominantes regionales construyeron su poder político–, para José Murilo de Carvalho la generalización del fenómeno clientelar en la política brasilera impidió el desarrollo de una verdadera ciudadanía e inclusive propició una mayor fragmentación del poder político al fortalecer a figuras locales como los coroneis.
El clientelismo también puede ser visto desde una perspectiva diferente. En sus investigaciones sobre Bolivia, Marta Irurozqui ha defendido la idea de que las redes clientelares permitieron la participación de ciertos sectores sociales que carecían del derecho de sufragio, como ocurrió con la población indígena de aquel país hasta 1952. Para el caso del México decimonónico, Fernando Escalante Gonzalbo ha propuesto que el clientelismo constituyó una parte importante en la formación de un orden político republicano y en la difusión de los valores políticos del liberalismo, aun cuando muchos de éstos se vieran vulnerados en la práctica. Desde estos puntos de vista, entonces, el clientelismo no impidió la formación de una ciudadanía política sino que, por el contrario, parece haberla impulsado en varias dimensiones.
 Existen entre los especialistas ciertos consensos en torno al modo de entender el fenómeno del clientelismo en el siglo XIX latinoamericano. Diversas investigaciones han mostrado que la construcción de relaciones clientelares mantenía una lógica inclusiva, aun cuando la incorporación de grupos provenientes de sectores populares se realizaba procurando la subordinación de los mismos. En menos palabras, los historiadores del siglo XIX latinoamericano dicen que el clientelismo no puede comprenderse por lo que excluye sino por lo que incluye y cómo lo hace.
Hoy, la historia cuestiona las teorías sociales clásicas desde las que se entendía que el clientelismo era un fenómeno condenado a desaparecer por causa de la modernización de las economías y sociedades latinoamericanas. Hoy, buena parte de América Latina parece mostrar que esa modernización capitalista de la economía estuvo bien lejos de implicar la desaparición del clientelismo. Pero el clientelismo no puede ser nunca explicado remitiendo a rasgos culturales de las sociedades latinoamericanas. Al contrario, el único camino válido para una adecuada comprensión del clientelismo consiste en una aproximación histórica al desarrollo de esas redes informales de poder político.
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LISANDRO GALLUCCI Especial para “Río Negro”
Profesor de Historia en la UNC.

   
 
 
 
Diario Río Negro.
Provincias de Río Negro y Neuquén, Patagonia, Argentina. Es una publicación de Editorial Rio Negro SA.
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