La biografía de Winston Churchill, de Francois Kersaudy, que acaba de distribuirse en las librerías argentinas, presenta un pormenorizado itinerario del gran estadista británico, salpicado de retratos, anécdotas y una rigurosa documentación sobre "el gran artista de una gran historia", como juzgó el general Charles De Gaulle.

A lo largo de 552 páginas, el libro recién publicado por la editorial El Ateneo sigue la vida novelesca de Winston Leonard Spencer Churchill, desde su nacimiento en el palacio de Blenheim, en Oxfordshire, el 30 de noviembre de 1874 hasta su muerte, ocurrida en su casa de Hyde Park Gate, el 24 de enero de 1965. Entre las tres mil personalidades que asistieron al oficio religioso había seis soberanos, quince jefes de Estado y treinta primeros ministros, que habían llegado desde los cuatro rincones del mundo.

"Churchill, único guerrero entre los políticos, único político entre los guerreros, único político guerrero que también era periodista, se volvió célebre gracias a la campaña de Sudán, diputado gracias a la guerra de los Boers, figura nacional gracias a la Primera Guerra Mundial y héroe nacional gracias a la Segunda", describe certeramente el biógrafo en el libro. El volumen que incluye fotos y mapas se basa en las investigaciones realizadas por el autor en los archivos de ocho países, la consulta de unas cuatrocientas obras y las entrevistas a muchos actores y testigos que conocieron a Churchill. Especialista en historia diplomática y militar, Francois Kersaudy ha publicado, entre otros títulos, "De Gaulle y Churchill" y "Churchill contra Hitler". Esta biografía recibió el Gran Premio de Historia de la Sociedad de Gente de Letras de Francia.

Para Kersaudy, el éxito de Churchill se debe a los conflictos que le tocó atravesar ya que a su juicio "durante los intervalos de paz, en el mejor de los casos lo olvidaban y el peor no lo tenían en cuenta". "En las horas más sombrías, Churchill triunfó, por cierto, gracias a una combinación única de coraje, imaginación, resistencia, espíritu de lucha, carisma, convicción, capacidad de concen- tración, fascinación por la guerra y sentido intuitivo de las palabras adecuadas a la ocasión", puntualiza Kersaudy. Pero lejos de esbozar un retrato benévolo de Churchill, el biógrafo desarrolla en el libro la tesis de que también sus éxitos se explican "por una impresionante acumulación de irrealismo, impulsividad, falta de profesionalidad estratégica, narcisismo desmesurado, egocentrismo furioso, peligrosa ingenuidad, terquedad en el error, desprecio por las convenciones y un autoritarismo que llegaba al despotismo". (Agencia Télam)