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Domingo 30 de Julio de 2006
 
 
 
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  FIDEL, EVO Y CHAVEZ
  Un trío muy mentado
Los presidentes de Cuba, Bolivia y Venezuela se ganaron el centro de la escena pública en la reciente Cumbre de Córdoba. Entre demagogias y ligerezas de Fidel y Hugo Chávez, que no fueron pocas, y discursos de neto corte excluyente, el mandatario boliviano emerge con un perfil muy humano.
 
 

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Los tres estuvieron en la Cumbre de Córdoba.
En días más, Fidel cumplirá 80. Los que tiene, los luce con voluntad y clásicos deterioros. Lento de movimientos. Manos muy blancas. Delgadas. Cruzadas por venas muy gruesas. Manos con manchas propias de tanto tiempo acumulado. Su mirada suele perderse en puntos que quizá ni él pueda definir. Mirada administrada por ojos inmensamente abiertos.
 Desorbitados.
Nada cambió en su discurso. Tedioso. Machacador de los mismos temas de siempre. Largo rato contra los EE. UU. Luego, Fidel se convierte en médico y maestro. Horas hablando de los éxitos de su dictadura en el campo de la salud y la educación. Discurso ajeno a toda exploración por el campo de los derechos y libertades que su régimen tiene cancelados desde tiempos que orillan lo bíblico.
Y si alguien le pregunta sobre esos temas, reacciona intempestivamente. Lo hace desde argumentos que procuran desjerarquizar el interrogante acreditándole aviesas intenciones. El que pregunta es descalificado.
–¿Quién te paga?... ¿La CIA? –es la vulgaridad con la que responde Fidel.
Anclado en medicina y educación, reduce la plenitud del ser humano a tener cubiertas esas necesidades. Nada dice de carencias de otras.
Fidel sabe que su parca le ronda en el área chica. Y que le puede llegar a tropel. El sabe de tropeles. Así cabalgó la historia. Tiene la elegancia de no disimular ese trámite pendiente y final. Ironiza sobre su finitud, defensa última ante lo inevitable. Y según le jueguen los humores de su memoria, cuantifica la cantidad de atentados que en su contra se planearon. Entonces un día son 400. En otros, 500. Y en la reciente Cumbre de Córdoba se clavó en 600.
–Pero acá estoy...
Hacia el interior de su dictadura hace ya tiempo que Fidel dio orden de hablar de ese día en que él deje el poder. O que ya no esté. El 26 de diciembre del 2005 fue el día elegido para que, en el marco de la Asamblea Constituyente, el canciller Felipe Pérez Roque advirtiera:
–Un día Fidel no estará...
Poco informada, la vieja guardia de la dictadura se irritó. ¡De dónde tanto atrevimiento para hablar de un día sin el comandante!....
–¡Fidel, tu vivirás 100 años más! –chilló en Córdoba el hombre al que el cubano considera su alumno: Hugo Chávez.
Verborrágico. Mecanicista en el análisis de la política. Simplista a la hora de hablar de soluciones. Discurso intimista.
–¡Tú, Felisa!... –y la ministra de Economía argentina sonríe por compromiso
–¡Y vos, Michelle!... –y la presidenta de Chile lo mira sobriamente, casi como deseando que el tiempo apure sus paso.
Complejo creerle a Chávez. Tanto como mezclar cartas con los hombres de la víbora de Plaza Miserere.
–Obsesivo pero no un psicópata... No es un intelectual pero sabe engañar maravillosamente a la gente. En realidad se ha aprendido una o dos páginas de todo tipo de libros y hace como si conociera a los autores profundamente. Ha pedido todo sentido de la proporción y de las normas que regulan las relaciones entre sus semejantes. Presenta deformaciones narcisistas –sentencia a la revista alemana “Die Zeit” Edmundo Chirinos, psiquiatra. “Consejero de Chávez en situaciones psíquicas críticas”, se define.
Cuentan que entre las páginas que Chávez ha leído están las más flamantes reflexiones de una gastada marxista: Marta Harnecker. Y que de ahí extrajo una sugerencia: es reaccionario concebir la política como el arte de lo posible. Conclusión: hay que violentar esa definición.
Verbo excluyente el de Chávez. Se vincula con la política siempre enemigo mediante. Estados Unidos, claro. Y ahí vale todo. Desde la amenaza terminante, “aplastar al imperio”, a predecir su defunción en cuestión de tiempo.
Siempre amenazante, Chávez. Antagonismo direccionado. El mal está sólo en un lado. El bien –él– lo enfrenta.
Chávez, más populismo demagógico que nueva política
Y siguiendo a Fidel y Chávez en Córdoba estuvo Evo Morales, boliviano y presidente.
Estilo cálido. Sorpresa por el lugar en que lo puso su lucha y la historia. Habla desde la desdicha de una Bolivia cuyo signo más elocuente es la desdicha como cuerpo social.
Evo, hijo de un indigenismo que busca legítima reparación. Hombre que genera afecto. Aun en las diferencias.

   
CARLOS TORRENGO
debates@rionegro.com.ar
   
 
 
 
Diario Río Negro.
Provincias de Río Negro y Neuquén, Patagonia, Argentina. Es una publicación de Editorial Rio Negro SA.
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