| Después de rechazar la idea durante días, los gobernantes israelíes dieron apoyo tácito a una propuesta de la ONU para reforzar su fuerza de paz internacional en el sur del Líbano y retrocedieron en su reclamo de desarme de Hizbollah como condición para un alto el fuego. Sin embargo, Israel aclara que no desistirá de su ofensiva hasta que la guerrilla sea neutralizada, sea por la diplomacia o por la fuerza. Desde luego, no es sencillo. Este fin de semana, la ofensiva militar se encontraba en un claro punto de inflexión: en vista de las numerosas víctimas civiles y de la huida masiva en el Líbano, en Israel son cada vez son más los que opinan que no queda mucho tiempo para continuar con los ataques aéreos contra Hizbollah. Y, pese a la implacable acción israelí, no parece que la milicia radical haya quedado muy debilitada. De hecho, el norte de Israel sigue bajo el fuego de sus misiles. Muchos israelíes están convencidos de que ahora resulta inevitable una ofensiva terrestre. Pero otros recuerdan la sangrienta guerra de 1982. Una ofensiva terrestre "costará la vida a decenas de soldados israelíes", señala un comentarista de "Maariv". "Pero dejará limpio el sur de Líbano" replican los "halcones". (DPA/AP) |