La aparición de la antología de minificciones "Monoambientes", preparada por el escritor Rogelio Ramos Signes, recoge autores de diez provincias argentinas y corrobora el auge de este género desplegado en libros personales, revistas y encuentros internacionales.
La microtrama tuvo en el ámbito hispanoamericano grandes cultores como el escritor uruguayo Felisberto Hernández y el cubano Virgilio Piñera. De su importancia dan cuenta libros como "Cuentos breves y extraordinarios", a cargo de Jorge Luis Borges y Adolfo Bioy Casares, y "El libro de la Imaginación", del mexicano Edmundo Valadés.
Sobresalen en "Monoambientes" trabajos de los narradores Sylvina Buch y María Godoy (Tucumán), Ildiko Valeria Nassar y Patricia Calvelo (Jujuy), Roberto Jasaja (Misiones), Julio Estefan (Córdoba), Susana Mariño (Salta), Rosa Valdez (Santiago del Estero) y Raúl Lima (Entre Ríos), entre otros.
Si bien los microrrelatos abundan, según Ramos Signes "esta antología es la primera de escritores del Noroeste argentino que se distribuye en el ámbito nacional. La editó el sello Desde la Gente, pionera en el país en la difusión del género". Ramos Signes ratifica la difusión y el auge de esta modalidad "en las provincias y en todo el país. Es más, se trata de un fenómeno mundial, con características muy marcadas en España e Hispanoamérica. El año pasado se realizó en Neuquén el V Congreso Internacional de Minificción y el próximo será en Colombia o Venezuela".
Para el compilador el microrrelato es el género que mejor se adapta a los tiempos veloces -"de zapping y de aforismos"- de hoy, "aunque ya en los '70 la revista mexicana 'El Cuento' difundía y fomentaba este tipo de literatura tan particular. Edmundo Valdés y Juan Rulfo fueron dos de sus fogoneros".
Entre los muchos concursos literarios dedicados al género para el 2009 figuran El bazar, El coloquio de los perros, Márgenes, Lilipucianas, Cuentos del estrecho, Letraviva y La oveja negra.
En la mínima bolsa del microcuento caben el humor, el absurdo, el poema en prosa y el texto con aire de haiku. Narrador y poeta, el compilador sanjuanino está interesado en el género desde los '70, "cuando comenzaba a escribir. Me fascina el complot entre escritor y lector. Ese juego casi perverso donde el autor necesita de un lector informado para ahorrarse palabras innecesarias, mientras el lector sabe que a pesar del convenio, va a ser trampeado por el escritor en la última frase".
Algunos de los autores de "Monoambientes" escriben expresamente minificciones: "Es el caso de César A. Alurralde y David Lagmanovich, verdaderos estudiosos, o de Ivo Marrochi, con una gran producción. Los hay con trayectoria y los que comienzan; pienso en Julio Estefan y en Mónica Cazón". La mención de Lagmanovich lleva a una especificación: "No sólo es un estudioso del tema; es una figura internacional del género, un académico de peso con varios libros de microrrelatos publicados".
En "Monoambientes" aparecen citadas las antologías "Panorama del microrrelato del Noroeste argentino" (coordinada por Ana María Mopty y editada por la Universidad de Tucumán) y "Microrrelatos argentinos" (a cargo de Lagmanovich y Laura Pollastri, editada por la Universidad del Comahue). (Télam)