La hija de Pablo Neruda y la primera esposa del poeta, María Antonia Hagenaar, que fueron escamoteadas en la historia afectiva del poeta -donde sobresalen los nombres de Delia del Carril y Matilde Urrutia-, configuran el núcleo del reciente libro de Bernardo Reyes, "El enigma de Malva Marina".
Ambas mujeres habitan los pasajes borrosos de la biografía del poeta chileno, donde los primeros planos son ocupados por los viajes a Oriente, la Guerra Civil Española, la militancia política y el desarrollo de una poesía exuberante y de honda raíz humana.
Publicado en Chile por RIL Editores, el libro está escrito por el sobrino nieto de Neruda, también poeta, que le ha dedicado varios títulos; entre ellos, "Retrato de familia" -adaptado por Televisión Nacional de Chile para una miniserie- y "Álbum de Temuco". Ahora, "El enigma de Malva Marina" está entre los planes del director Fernando Valenzuela. A los 23 años Neruda fue designado cónsul en Birmania. Tres años después -en 1930- contrajo matrimonio en Singapur con la holandesa Hagenaar, a quien llamaba "Maruca". La felicidad que trasuntan las cartas a la familia de Neruda se diluye pronto: viajan a Chile en 1932, cargando una pasión desvalida.
"Apenas llegado de Oriente, Neruda se reencuentra con Olga Margarita Burgos, a quien antes de irse a Buenos Aires le regala una copia del poema 'Walking around'. También se reúne con Albertina Azócar, la mítica musa de los '20 poemas de amor', lo que revela que su matrimonio estaba haciendo agua", cuenta Reyes.
A partir de allí "Maruca", atractiva, rubia, elegante y altísima, será para aquellos que la conocieron una mujer "distante", "melancólica". Esa mujer "impenetrable" acompaña a Neruda en 1933 a cumplir labores consulares en Buenos Aires, donde "Maruca" quedará embarazada de Malva Marina. Reyes, quien asegura que "la historia de esa niña fue omitida", agrega las razones que lo llevaron a escribirla: "Me resultaba imposible no hacerlo. Mi abuela Teresa Toledo, mi abuelo Rodolfo Reyes, mi padre Raúl Reyes y mi tía Laura Reyes recordaban con exactitud el momento en que Neruda y María Antonia llegaron a Temuco en 1932".
Neruda tendrá otro destino en 1934: España, donde nace Malva Marina con hidrocefalia. "Maruca" y Neruda permanecerán juntos dos años más; cuando deciden separarse ella viaja a Francia con la niña y él permanece en Barcelona, atravesada por el clima bélico del '36. Allí su amante, la argentina Delia del Carril, aparece como su nueva mujer.
"El enigma de Malva Marina" martilla contra la hipótesis de un padre abandónico: en años de la Guerra Civil Española y luego la segunda conflagración mundial, la niña vive con una familia sustituta en Holanda, donde el poeta la habría visitado, un dato completamente desconocido.
"En agosto y noviembre de 1939 está documentado que viaja a Holanda a ver a su esposa y a su hija; la propia María Antonia lo reafirma en sus cartas. Los viajes se dan en medio de la tarea de traer a los refugiados españoles".
El autor va a fondo en el tema al señalar que "a la historia oficial del poeta no le convenía mostrar este dolor que despedazaba al héroe. El portavoz de los sin voz se quedaba en silencio. Pero es justamente este silencio el que ayuda a entender a este gran hermano mayor de la poesía".
El poeta chileno se enterará del fallecimiento de Malva Marina en 1943 en México, el mismo año en que en ese país se declara disuelto el matrimonio con Hagenaar y Neruda se casa con Delia del Carril. La tumba de la niña aparecerá en el 2004.
"No se puede encontrar lo que no se anda buscando -señala Reyes-. Un estudioso sostuvo que la niña había fallecido durante un bombardeo nazi; es increíble que nadie se haya tomado el trabajo de verificar fechas".
Para Reyes, "Neruda no puede reducirse a este simplismo; representar un ideario revolucionario es cohabitar con la vida, la pasión". Sobre la ausencia de la niña en la obra del poeta, expresa: "Que yo sepa, a su padre, madre y hermana apenas les dedicó un poema y no hay que deducir que no tuvieron importancia en su vida".
Y añade: "El poema 'Enfermedades en mi casa' es de un dramatismo enorme, donde alude a su dolor de ver que en esta niña no crecen las sonrisas. Las memorias (se refiere a 'Confieso que he vivido'), para mi gusto fascinantes, son a ratos desmemorias". Concluye Reyes imaginando la relación entre padre e hija: "Tengo la imagen de cómo era Neruda de cariñoso con mi hermana menor. Hay una película donde sale caminando con ella, llenándola de mimos. Lo mismo hacía con otras pequeñitas. En este afecto por las niñas de su familia suplía la carencia de su hija".
(Télam)