En Neuquén, "Carlos Alonso Ilustrador" es la primera de dos exposiciones programadas del artista. El año próximo habrá una retrospectiva de su obra pictórica, sobre la base de la colección de Jacobo Fiterman, presidente y mentor de la Fundación Alon, también propietaria de las ilustraciones actualmente en exhibición.

Oscar Smoljan, secretario de Cultura municipal y director del MNBA Neuquén, subrayó la importancia de la muestra, que une "a un gran artista con la mejor literatura universal". Así, sus ilustraciones parecen reescrituras de las obras. Además de "El matadero" -que se analiza por separado- resulta importante el trabajo con Pablo Neruda: desde el erotismo omnipresente en su poesía hasta la desolación de las "residencias", las ilustraciones que hizo Alonso para el editor Torres Agüero parecen tocar al espectador desde el cuadrilátero colgado en el muro.

Con Dante ocurre algo diferente: si el florentino puso en el infierno y en el paraíso a los contemporáneos que execraba y amaba respectivamente, Alonso lee políticamente las dos esferas que señalan la salvación o la condena eternas. De ese modo, Vietnam, el asesinato de Martin Luther King y otras injusticias contemporáneas están en sus ilustraciones.

Los delirios de Alonso Quijano merecen líneas apenas. Prolongaciones de un gesto, dolores que ni se expresan. El dolor de la realidad, la angustia ante la imposible verosimilitud de la existencia están ahí, en los ojos de Quijano, en las contorsiones de Sancho.

Son en total 120 ilustraciones. Parte de la mejor literatura expresada en forma plástica con recursos que hoy son habituales pero que Alonso inició. Descubrirlos es un ejercicio de contemporaneidad. (G. B.)